Mantenerse en la simulación es lo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y luego se cuestionan porqué perdieron.

Para recuperarse de la debacle sufrida en el proceso electoral de este 2018, en que fue avasallada por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), los cuadros dirigentes de más alto nivel en Durango, celebraron dos reuniones con su dirigenta nacional, Claudia Ruiz Massieu, la primera en la ciudad de México y la segunda en el terruño.

De ambas reuniones surgieron cuatro acuerdos torales:

1. La designación de un delegado del CEN
2. La instalación de mesas de opinión sobre el posible cambio de la dirigencia estatal, sectores y organizaciones del partido
3. La Renovación de los integrantes del Consejo Político Estatal
4. El cumplimiento de los tres primeros, antes del inicio del proceso electoral 2019 que inicia este 1 de noviembre.

Hasta este día sólo se ha cumplido con el primer acuerdo, el PRI en Durango tiene como delegado nacional a Roberto Padilla Márquez, con el encargo de Ruiz Massieu de vigilar que los acuerdos se cumplimenten, de acuerdo a las líneas establecidas.

Sin embargo, a unas horas de concluir el plazo establecido, no se han instalado las mesas de opinión acordadas, de tal forma que Luis Enrique Benítez Ojeda, se mantiene al frente de la dirigencia estatal del PRI, al igual que las cabezas de los sectores y organizaciones.

Hay quienes opinan que seguramente la instalación de las “mesa de opinión” ya no son necesarias, si se toma en cuenta que durante la reunión sostenida con la Presidenta del PRI Nacional, hicieron uso de la palabra 43 militantes destacados, de ellos 41 en el sentido de relevar del cargo a Benítez Ojeda, por su misoginia y maltrato a la militancia, en tanto que sólo dos personajes hablaron en su favor.

Pero a pesar de ello, el tiempo fijado para el cambio ya trascurrió, y hay un silencio sepulcral en el tema.

¿Será por la cercanía del día de los fieles difuntos o porque su mecenas sigue aferrado al “poder”? que hoy es relativo en el primoroso.

Acostumbrados a corromperlo todo, hoy el PRI simula que está en un periodo de autocrítica y ejecutando acciones para restructurarse.

Y en esas acciones, le ayudan, y le ayudan bien al directivo estatal, su delegado Roberto Padilla Márquez y Jorge Márquez, Secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional.

Ambos, son agachones, como dijera Don Héctor González Martínez, arzobispo emérito de Durango.

Y es que sin la renovación de la dirigencia estatal, de los sectores y organizaciones del partido, ¿cómo se conforma un Consejo Político Estatal, libre de la influencia de los ex gobernadores de la generación podrida: Jorge Herrera Caldera e Ismael Hernández Deras?

Sin este cambio, el nuevo Consejo Político nace viciado, cuando el objetivo, era librarlo de los amigos y los incondicionales, para que fuera realmente plural y representativo de la fuerza de sus militantes.

Es cierto que se emitió una convocatoria, que indica que hoy 31 de octubre concluye la jornada electiva interna, y que a las 10 de la mañana, la Comisión que preside el proceso, hará la declaratoria de validez de la elección de los nuevos miembros, electos por los sectores y organizaciones del PRI en los 39 municipios.

No obstante, hasta este martes por la noche, nadie había sido convocado a esa reunión.

Los que hoy saben que son miembros del “nuevo” Consejo Político Estatal, fueron impuestos por el “dedillo sagrado” en sus sectores, y los únicos cambios que indican se registraron, son la salida de la esposa y los hijos de Jorge Herrera Caldera -el ex gobernador de los más de mil amparos, que evitan responda por el saqueo al pueblo de Durango-

Todos ellos fueron ya avalados por el Secretario de Operación Política del CEN del PRI, Jorge Márquez, quién únicamente cuestionó a los nuevos-viejos consejeros, sobre las causas de la derrota del tricolor.

Así, el Consejo Político Estatal 2018-2021 del PRI.

En el aire quedaron los acuerdos y los señalamientos en contra del secuestro del PRI Estatal y sus órganos, por parte de los exgobernadores Ismael Hernández Deras y Jorge Herrera Caldera, que motivó a la dirigente nacional a ordenar la renovación de los órganos de gobierno del PRI Estatal, a fin de que la mano de éstos quedara fuera.

Ya que de acuerdo con la militancia y cuadros dirigentes de alto perfil, ellos son parte importante, de la derrota vergonzosa del ancestral partido.

Y aun así, seguirán “gobernando” al tricolor con el nuevo-viejo Consejo Estatal. Solo dos ejemplos: En la CNOP con Daniela Soto y los consejeros que le corresponden al sector, se mantendrá cooptado por Herrera Caldera. Y en la CNC las huestes de Ismael Hernández Deras y la dirigencia estatal al “mando” de Luis Enrique Benítez Ojeda.

¿Qué la orden de la jefa máxima del partido, no vale?

¿Están sobre ella, dos gobernadores de la generación podrida?

¿Y sus emisarios los Máquez, de qué sirvieron en este falso proceso de renovación?

¿O se trata de un asunto de género?

Cualquiera que sea la respuesta, no abona a la restauración de un partido sumido en la corrupción y la derrota.

Lo único claro es que el PRI no entiende que no entiende…