El 17 de mayo fue desarticulada una red del Cártel de Sinaloa asentada en España; entre los detenidos está un subinspector de la policía que declaró que otro de los integrantes de la red le confesó que cenó con el expresidente Enrique Peña Nieto y contactó al embajador Quirino Ordaz Coppel.

MADRID (Proceso).- Fue al rendir su declaración judicial por su presunta complicidad con una red del Cártel de Sinaloa asentada en España, que el agente de la Policía Nacional Diego Arias García declaró, el pasado 2 de junio, que José de Jesús Flores Ramo, Pepe, sobre el que “orbitaba” este clan mexicano, le reveló que en algún momento “cena con el expresidente de México (Enrique) Peña Nieto”, en España.

Y en algún otro momento Arias también relató que “se ha puesto en contacto con él (Pepe), el que va a venir de embajador de México a España”, en evidente alusión a Quirino Ordaz Coppel. Y al cuestionarle por el motivo de ese contacto, el presunto narco y responsable del blanqueo de capitales le explicó: “Para traer dinero a España”.

Dos días después de esta diligencia en la instrucción del caso, en la que el policía participó por videoconferencia desde su reclusión en el Centro Penitenciario de Logroño, el Cuerpo Nacional de Policía anunció en un comunicado que, junto con la Agencia Tributaria, habían desarticulado a esta “organización criminal internacional dedicada al tráfico de drogas vinculada con cárteles mexicanos”, que operaba en España desde 2020.

El comunicado se centra en los resultados de la operación policial, que implicó la movilización de 200 agentes, sin hacer referencia alguna a los políticos mexicanos mencionados en la declaración del subinspector de la Policía Nacional coludido.

El pasado 17 de mayo a las 07:00 horas se llevaron a cabo 13 registros en las viviendas, fincas y bodegas vinculadas al grupo, en Madrid y en la provincia de Guadalajara (Castilla La Mancha, limítrofe con la Comunidad de Madrid), además de inspecciones en domicilios de Madrid y Málaga. La mayoría de los 24 detenidos eran parte de una red familiar mexicana, algunos colaboradores españoles y un ciudadano chino, Mingfu Xu.

La policía incautó mil kilos de cogollos de mariguana y 37 kilos de cocaína, introducida desde Sudamérica; desmanteló dos laboratorios para el procesamiento y distribución de la cocaína, que regularmente los detenidos vendían a organizaciones de Holanda y Croacia; y decomisó una decena de armas, entre ellas tres subfusiles. Aseguró más de 100 mil euros en efectivo y joyas; bienes de lujo, como 17 vehículos de alta gama –algunos deportivos de más de 500 mil euros– y cuatro viviendas por valor de 7 millones de euros (alrededor de 134 millones de pesos).

A los investigados les fueron bloqueadas 20 cuentas bancarias. Mantenían un perfil empresarial como fachada para sus actividades de narcotráfico y blanqueo de capitales. Para ello crearon una red de sociedades que se extendía por España, Colombia, Suiza y Portugal, entramado para el que las autoridades judiciales españolas han solicitado hasta ahora una orden europea de investigación a Portugal y una comisión rogatoria (petición de ayuda judicial) a Suiza. Hasta el momento no se ha emitido comisión rogatoria a México, origen de la mayoría de los detenidos y de la fortuna que éstos introdujeron a España.

Proceso accedió a las declaraciones que por separado hicieron ante el juzgado el policía nacional cómplice (que también hacía labores de seguridad del grupo), y dos de los cabecillas de la organización, José de Jesús Flores Gutiérrez y su hijo José de Jesús Flores Ramo, Pepe, las cuales están plagadas de frases autoexculpatorias, de negación de toda responsabilidad y argumentaciones justificativas que se contraponen con los interrogatorios de los magistrados y de la fiscalía, basados en las evidencias del atestado policial, resultado a su vez de las vigilancias, seguimientos, investigación patrimonial e intervenciones de las comunicaciones de los involucrados, entre otras.

En las declaraciones ante el juzgado (ambas el 19 de mayo) ni el padre ni el hijo hacen referencia alguna a la cena con el expresidente Peña Nieto ni el supuesto contacto con el embajador Quirino Ordaz.

Una fuente del caso explicó al reportero que se nota en los dos mexicanos mayor manejo en sus respuestas, tratando de eludir su responsabilidad. Ambos ofrecen respuestas cortas, rotundas o monosílabos. Por ejemplo, niegan de forma tajante el uso de armas o el gusto por ellas; dicen no tener conocimiento de la droga asegurada, de las plantaciones de cannabis, de la toma de decisiones del entramado o del papel de otros miembros del clan.

El padre, Flores Gutiérrez, argumentó que padece una afección cardiaca para poder enfrentar el caso en libertad condicional, y Pepe también pidió la “comprensión de su señoría” para llevar la instrucción en libertad aduciendo que es un “hombre de casa”, “no me voy a mover de aquí” y “me ayudaría para poder aclarar las cosas y poder defenderme”.

Por el contrario, añade la misma fuente, resulta más forzada e inverosímil la justificación que el policía da sobre su implicación con esta red. Sin embargo, aporta más hechos relevantes, como el contacto que le dijeron haber tenido con los políticos mexicanos, la operación de al menos un vuelo con un gran cargamento de cocaína desde Sudamérica con destino a España y la identificación de un miembro de ETA escondido en Venezuela.

En las mencionadas comparecencias (del 19 de mayo, 2 de junio y 31 de agosto), ni la fiscal ni los abogados de las partes han preguntado o buscado ahondar más sobre las supuestas conexiones de Pepe con el exmandatario Peña Nieto y con el embajador. Los interrogatorios están centrados en los presuntos delitos cometidos en España y relacionados con la operación de la célula de Sinaloa en este país.

“No lo conozco”: Quirino Ordaz
Consultado por el corresponsal sobre este asunto, el embajador Quirino Ordaz envió por escrito, en papel membretado y con su firma, las respuestas en las que aclara que “no es real ese contacto” con Flores Ramo. “No lo conozco” y “no he tenido contacto alguno con esa persona”.

Sobre el padre, José de Jesús Flores Gutiérrez, el embajador también aseguró, “no lo conozco” y, añadió que, “no consta en mi agenda previa a mi llegada a Madrid, ni como embajador, algún contacto o comunicación con ninguna de esas dos personas”.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2401 de la revista Proceso