La ensayista Adriana Valdés es la primera mujer en dirigir la Academia Chilena de la Lengua en 133 años de historia. Foto: EFE

SANTIAGO DE CHILE.- La ensayista Adriana Valdés (1943) asumió la dirección de la Academia Chilena de la Lengua. Es la primera mujer en hacerse cargo de esta institución en sus 133 años de historia y afirmó que “los hablantes son los que mandan” en el uso de la lengua.

En entrevista, reconoció tener planes para que la Academia Chilena de la Lengua, que es una de las 23 instituciones que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), “se abra” y que por ello hay gente que la considera a ella “renovadora”, a pesar de no ser “nada joven”.

Hace muchos años que la lingüística no es policiaca. No trata de imponer una norma sino de recoger todos los usos y la riqueza del lenguaje, incluso de los estratos más populares”, explicó.

Valdés asumió ayer la dirección de la Academia por un mandato de tres años, no renovable por cuestión de edad, y sostuvo que decidió postularse “por la idea de que una mujer pudiera ser la directora”, además de tener “la experiencia y capacitación”.

Valdés se convertirá, asimismo, en la primera mujer en presidir el Instituto de Chile, organismo que agrupa a seis academias del mundo de las letras, la ciencia y el arte en Chile. “Me interesaba postularme, más que por mí, por las mujeres. Pensé que, con todo lo que ha sucedido este año, existe una necesidad de dar una imagen de apertura hacia lo que está pasando en la sociedad y mucho de lo que sucede tiene que ver con los movimientos de mujeres”, explicó.

Entre sus proyectos de “renovación”, Valdés tiene la intención de centrarse en las “nuevas” formas de comunicación. “Debemos empezar a abrirnos y tener ímpetu para participar en la vida nacional desde todas las plataformas”, explicó la académica, quien reconoció su intención de tener las “puertas abiertas de la institución” a través de la organización de eventos y de “explotar las redes sociales”, de las que se declaró usuaria.

En cuanto al uso del lenguaje juvenil, se mostró disconforme con la eterna “letanía” de que los jóvenes hablan mal.

Ellos “tienen maneras muy coloquiales de tratarse que son perfectamente normales y la Academia las acoge en el diccionario. Pero, entre paréntesis, especifica que son de uso popular o vulgar, aunque nadie lea esa parte”, concretó.

En este sentido, afirmó que “la lingüística tiene una actitud generosa” y destacó la existencia del Diccionario de Americanismos (2010) o el Diccionario del uso del español en Chile (2010).

Antes se pensaba que sólo la gente culta hablaba bien, pero hay estratos populares que hablan muy bien. Lo importante es que las personas entiendan que deben dominar varios registros del habla”, agregó.