Messi festeja un tanto que le hizo al Sevilla. ALBERT GEA REUTERS

Hace tiempo que se sabe que a Gerard Piqué le haría ilusión ser el presidente del Barça cuando cuelgue las botas o un tiempo después. Al menos, dos años más tarde de su retiro porque es la fecha mínima que imponen los estatutos del Barça, toda vez que ningún socio puede presentar su candidatura si ha tenido un vínculo profesional con el club durante ese periodo. “Pero si se retira Messi también, tendré que esperar un poco…”, suelta a sus allegados, medio en serio medio en broma. Más que nada porque es lógico que una entidad entre en una pequeña depresión cuando se marcha la figura como le ocurre, sin ir más lejos, al Madrid tras el adiós de Cristiano. Circunstancia a la que, ahora que Messi ha sufrido una rotura del radio del brazo derecho, se ha rebelado la plantilla con triunfos ante el Sevilla, Madrid, Rayo, Inter, además de un empate, también ante el Inter.

Leo como amenaza. En 2005, Ronaldo Nazario estaba mermado físicamente pero decidió, con la aquiescencia del entonces técnico del Madrid, Luxemburgo, salir de inicio. “No estaba en las mejores condiciones para jugar, pero lo hice porque mi presencia podía intimidar a su defensa”, reconoció Ronaldo después, por más que su equipo cayera por 0 a 3 en el Bernabéu. Algo similar pretendió el Barça antes del encuentro ante el Inter en San Siro, pues el jugador tenía claro que no iba a arriesgar en un duelo tan intenso. “Veremos después del entrenamiento”, señalaba con picardía Valverde el día antes del partido. Y la reacción de Spalletti no se hizo esperar: “Mejor que no juegue. Puedes hablar todo lo que quieras… Pero cuando lo miras, puedes ver lo tranquilo y confiado que está al entrar al campo. Lo lleva escrito en sus ojos”.

El respeto de Spalletti no era exclusivo. “Me cambia todo si no juega Messi”, reconocía Míchel, el técnico del Rayo; “pero con su plantilla, son capaces de generarte otros problemas”. Lopetegui, ya destituido, advirtió antes del clásico: “Lo enfocamos pensando en nosotros y no en si está o no Messi”. Pero el Barça se ha salido airoso del mal trago. Aunque Quique Setién, entrenador del Betis, no cambia de parecer. “Debería esperar, no lo pondría en riesgo. Luego viene el parón y cualquier caída puede convertir eso en un problema serio”, dijo a Rac1.

Un trabajo en equipo. La lesión de Messi, en cualquier caso, también amedrentó al Barça. “Nos asustamos un poco”, reconoció Sergi Roberto el lunes. Pero todos remaron en la misma dirección. “La ausencia de Messi es una oportunidad para mostrarle que incluso cuando no está, el equipo puede trabajar bien”, señaló Rakitic tras el encuentro ante la Real. “Tenemos que afrontar su ausencia. Sin Messi, todos deberemos dar un paso al frente”, azuzó Valverde a su grupo. Y les ha salido bien porque, durante esta temporada y con Messi en el campo los 90 minutos, el Barça ha firmado siete victorias (70%), dos empates (20%) y una derrota (10%). Números que, aunque sea con dos partidos menos, el equipo ha mejorado sin contar con el 10; ha sellado cinco triunfos (71%) y dos empates (29%), por ningún tropiezo. “El equipo se ha mostrado muy maduro”, señalan desde las oficinas de la ciudad deportiva; “porque no es fácil jugar sin la referencia, sin el jugador que engrasa el fútbol del equipo”. Y otra voz autorizada añade: “Todos han respondido de maravilla al reto de jugar sin el mejor. El equipo, como ocurrió el año pasado cuando se marchó Neymar, ha logrado compactarse”. Aunque nadie duda en repetir el eco que suena desde la ciudad deportiva: “Con Leo somos mejores y jugamos mejor”.

Mejor presión, peor puntería. La ausencia de Messi, pieza capital para el ataque del Barça porque no hay balón que no pasa por sus pies, ha reforzado las ideas colectivas como la presión. Entre otras cosas porque el 10 corre poco en la fase defensiva, reservado para el ataque, al tiempo que Coutinho se pierde en alguna situación táctica como Dembélé se hace el perezoso cuando mira atrás. Del mismo modo, el equipo ha sido capaz de pisar el área rival con más frecuencia porque ha pasado de 16,9 chutes por encuentro con Messi sobre el césped a 17,8 sin él. Ante el Inter, el equipo completó el partido a domicilio con más remates (26) en la Champions desde el curso 2004-05. El problema es que la puntería es peor: con Leo sale a una media de ocho remates a puerta y se marca 2,8 goles por encuentros; y sin él, se queda en 7,2 y 2,4.

“Sin Leo, intentaremos mantener nuestro estilo”, reflexionó Valverde. Spalletti validó la idea: “El Barça ha jugado con su filosofía. Tiene una mentalidad de equipo que es independiente a Messi”. Pero todos tienen claro su deseo: “Que vuelva cuanto antes”. En teoría, ante el Betis.