El halterista mexicano Bredni Roque, durante Río 2016, con parches en el uniforme. J. FINNEY GETTY

El deporte en México no es un asunto de Estado. El hecho de querer ser potencia en ese ámbito no ha sido del interés de los presidentes mexicanos. La Administración de Enrique Peña Nieto se comprometió a “transformar a México en una potencia”. Ese propósito fue limitado por los recortes presupuestales, presidentes de federaciones deportivas acusados de desvío de recursos, uniformes defectuosos. Ante ello, una camada de deportistas que logran mucho, con poco.

Este martes, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se reunió con Thomas Bach, quien preside el Comité Olímpico Internacional (COI). Frente al estrado se comprometió a apoyar el deporte de alto rendimiento. “Tenemos que unirnos todos y elaborar de manera conjunta el plan para impulsar el deporte olímpico”, comentó.

En el sexenio del presidente Peña Nieto hubo dos máximos responsables: Jesús Mena, medallista en clavados en 1988, y Alfredo Castillo, criticado por su labor como comisionado del Gobierno federal para la paz en Michoacán durante 2014 y 2015. Castillo no tenía antecedentes en la administración del deporte. Su consigna fue transparentar la gestión de recursos públicos en las federaciones. Durante su labor se iniciaron investigaciones en contra de Antonio Lozano, al frente de la Federación de Atletismo, y a Effy Sánchez, quien presidía el tiro con arco.

Año con año el presupuesto del deporte cayó. El dinero asignado a la Conadepartió, en 2013, con 7.179 millones de pesos (381.000 millones de dólares). Los recortes presupuestales del Gobierno de Peña Nieto redujeron los apoyos a 2.108 millones (112.170 millones de dólares) de pesos para 2018. Tan solo de los Juegos Olímpicos de 2012, último año del presidente Felipe Calderón, a los de 2016 el dinero público para el deporte disminuyó en un 53.2%. Castillo ha admitido que sin dinero y el tipo de cambio del peso con respecto al dólar influyeron en el respaldo a los deportistas del país.

“Mientras menos apoyo económico hay, menos fogueo, menos competencias y menos oportunidad a otros atletas para que sobresalgan. Es una cuestión de organización y administración de recursos”, comenta a EL PAÍS Fernanda González, la nadadora mexicana con el título de máxima medallista en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, con 20 preseas.

Nuria Diosdado, una de las figuras del nado sincronizado en México, ahonda en los fallos administrativos. “Muchos deportistas, antes de un viaje, no saben si van o no van a ir. Algunos están esperando a que salga el recurso para una competencia. A veces se van por lo más económico o al final sale todo más caro porque se compra [el boleto de avión] de última hora”, considera.

En los seis años de gobierno de Peña Nieto, el deporte mexicano tuvo como escaparates los Juegos Olímpicos de 2016, los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2014 y 2018, los Juegos de Invierno de este año, además de los distintos campeonatos mundiales de cada disciplina. De acuerdo con la información del último informe de Gobierno, del 1 de enero de 2013 al 6 de agosto de este año hubo 1.339 atletas nacionales ubicados dentro de los 16 primeros lugares en eventos internacionales. Una cifra baja si se considera que en México viven más de 120 millones de habitantes.

Sin embargo, el Gobierno mexicano renunció a la organización del Mundial de Natación a realizarse en Guadalajara hace un año, el evento deportivo más importante a organizarse en el sexenio. La Federación Internacional de Natación (por sus siglas en francés, FINA) había designado la sede y, tras la decisión, el campeonato se realizó en Budapest. La Conade argumentó que la decisión, tomada en 2015, fue por los recortes presupuestarios y que no podrían albergar un campeonato que requería más de 100 millones de dólares.  Solo habían abonado un 10 % del coste total del evento.  Los equipos de natación mexicanos cerraron filas. Su última participación, en los Centroamericanos, fue brillante.

El éxito de un grupo de deportistas se explica desde las Fuerzas Armadas. El Ejército y la Marina de México han fichado a los mejores deportistas de distintas disciplinas: desde el boxeo hasta el remo. Una de ellas es Nuria Diosdado, quien está enrolada desde hace dos años. “Tenemos un cargo dependiendo de nuestros méritos deportivos. Recibimos un salario como cualquier soldado, pero por supuesto que no podemos llevar una vida militar, pero sí nos obligan a hacer lo más que se pueda”, cuenta. La secretaría de Defensa Nacional de México les brinda sus servicios médicos e instalaciones deportivas para entrenar.

La mayor referente es Guadalupe, Lupita, González, la campeona mundial en marcha, que es teniente de corbeta y deslumbró en los Juegos de Río con una inesperada medalla de plata. En la última competencia internacional, los Centroamericanos, acudieron 56 atletas del Ejército y 35 de la Marina.

En este año, en deportes de conjunto, destacó el baloncesto. El combinado nacional se calificó a un Mundial después de 40 años. “Han sido unos últimos seis años muy buenos. Como todo, el apoyo económico es muy importante, pero ahí es cuando entra la seriedad de las personas fuera de la cancha. Me encargo a jugar y creo que las cosas dentro de la cancha se están haciendo”, opina Jorge Gutiérrez, jugador del Gipuzkoa Basket y agrega “hay las herramientas para tener una Liga muy buena en el país, se puede tener más apoyo, pero hay lo que hay. En términos de baloncesto, México tiene el talento suficiente para competir mundialmente”. La Liga tiene 14 equipos a lo largo del país que ha empezado su auge para encontrar talentos. La felicidad ha sido efímera luego de que en las eliminatorias del Mundial de 2019, el equipo mexicano está al borde de quedar fuera.

Al deporte mexicano lo han rodeado escenas de bochorno. En 2013, el equipo de tiro con arco compró su uniforme en un supermercado y usaron cinta adhesiva para colocar sus nombres en la espalda. En los pasados Juegos Olímpicos el halterista Bredni Roque compitió con un uniforme con parches porque el que le habían otorgado no era de su talla. La nadadora Fernanda González, durante los Juegos Panamericanos de 2015, reprochó los trajes de baño que les habían otorgado porque “no cuestionaron la opinión de los atletas. El traje se convierte en nuestra piel, no podemos usar una marca que no nos acomode”, explica.

El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ha designado a la comisionada del deporte, Ana Guevara, la corredora que puso fin a su carrera deportiva por los problemas en su federación y en la Conade en 2008. Su nombramiento ha sido una grata noticia para la comunidad de deportistas. “Ilusiona que llegue Guevara porque será un parteaguas para nosotros. Ella lo vivió y lo sufrió. Ella estará a cargo de escuchar a los atletas”, agrega González. “Fue una acertada decisión”, resolvió el presidente electo López Obrador. En México, los deportistas miran con prosperidad la transición.