Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un planeta orbitando la estrella de Barnard, el astro individual más cercano a nuestro Sol. Esta enana roja está a seis años luz de la Tierra, una distancia insignificante para las escalas del cosmos, pero inalcanzable para cualquier nave.

El nuevo exoplaneta es uno de los más pequeños y enigmáticos que se han hallado. Tiene un tercio de la masa de la Tierra, o la mitad que Venus. Está tan cerca de su estrella que un año —una vuelta completa a su astro— pasa en solo tres días terrestres. El hallazgo inaugura una nueva era en la que la humanidad comienza a ser capaz de descubrir mundos más pequeños que la Tierra más allá del Sistema Solar.

La estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauri, está a unos cuatro años luz y forma parte de un sistema triple donde también se han descubierto dos exoplanetas. La estrella de Barnard, la segunda más cercana, está en la constelación de Ofiuco y tiene una masa unas seis veces menor que el Sol, por lo que es invisible a simple vista.

La existencia de un planeta en Barnard ha sido materia de especulación durante más de seis décadas. Este astro lo descubrió el astrónomo estadounidense Edward Emerson Barnard, y siempre ha tenido cierta celebridad, pues es el más rápido del cielo. En 1963, el astrónomo y músico holandés Peter van de Kamp aseguró que había un coloso del tamaño de Júpiter orbitando este astro. Era una propuesta audaz, pues en aquel entonces no se había descubierto ni un solo exoplaneta. El caso fue refutado porque la señal del coloso era en realidad un defecto del telescopio de Van de Kamp. En 2018, otro equipo detectó en Barnard una “supertierra”, que sería el segundo exoplaneta más cercano descubierto hasta ese momento.

El equipo actual ha estado observando el astro durante cinco años con el Telescopio Muy Grande, situado bajo uno de los cielos más despejados del planeta, en el desierto de Atacama (Chile). Sus resultados, publicados hoy en la revista especializada Astronomy and Astrophysics, descartan que haya una supertierra, pero confirman la existencia de un planeta en miniatura al que han bautizado Barnard b.

Este nuevo mundo está tan cerca de su astro que la superficie está a unos 125 grados, lo que le deja fuera de la llamada zona habitable. “Aunque esta estrella es unos 2.500 grados más fría que nuestro Sol, hace demasiado calor para que pueda tener agua líquida; ni siquiera sabemos si tiene una atmósfera”, explica a este diario Jonay González Hernández, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y primer autor del estudio. El investigador destaca que el nuevo Barnard b es uno de los exoplanetas conocidos con menor densidad, y uno de los pocos que se han hallado con un tamaño menor que nuestro planeta. “Intuimos que es de composición rocosa, pero esta es una clase de planetas tan nuevos que no sabemos muy bien lo que pasa en ellos, por eso son tan interesantes”, añade.

El equipo también propone la existencia de otros tres exoplanetas en torno a la estrella de Barnard, aunque en este caso son solo candidatos pendientes de confirmación.

El descubrimiento ha sido posible gracias a una la nueva tecnología del instrumento Espresso del Observatorio Austral Europeo. El dispositivo mide la velocidad radial: la débil oscilación de una estrella ocasionada por la fuerza de gravedad de un planeta que orbita en torno a ella. El temblor que genera este nuevo planeta en su astro es de 10 centímetros por segundo, un rango inalcanzable para el resto de telescopios, y una hazaña tecnológica teniendo en cuenta que seis años luz son unos 60 billones de kilómetros.

El nuevo hallazgo provoca una insólita disputa territorial, pues implica la existencia de dos planetas con el mismo nombre. Ignasi Ribas fue el primer firmante del estudio publicado en la prestigiosa revista Nature en 2018 que descubrió una supertierra tres veces mayor que nuestro planeta en Barnard. En aquel caso también lo llamaron Barnard b. “La convención en ciencia es que cuando se ha reclamado un descubrimiento esa letra queda bloqueada, así que este debería ser en puridad Barnard c”, explica Ribas a este diario. “Es cierto que la señal del planeta que descubrimos es cada vez más dudosa, y que Espresso es el instrumento con mayor sensibilidad para descubrir planetas por velocidad radial, pero creo que son necesarias más observaciones antes de descartarlo definitivamente”, opina el astrónomo.

José Caballero, investigador del Centro de Astrobiología, cerca de Madrid, que no ha participado en el estudio, resalta su importancia. “Este es el planeta más pequeño y cercano que se ha detectado. Nos demuestra que cada vez que rascamos en una estrella, encontramos nuevos planetas”, destaca. Probablemente, este sea el primero de muchos minivenus o minimercurios que van a descubrirse “a la vuelta de la esquina”, añade.