A la izquierda, activistas exigen un cese el fuego en Gaza, protestan contra el periódico The New York Times. Sobre estas líneas una movilización frente a oficinas de Google contra el respaldo a Israel.Foto tomadas de la red social X

Nueva York y Washington., Palestina está presente por todo Estados Unidos con activistas obstaculizando desde los camiones de distribución del New York Times esta madrugada hasta interrupciones constantes al presidente y legisladores en casi todo evento público acusándolos de complicidad con Israel, coreando Hey Joe// no te puedes esconder// te acusamos de genocidio y Hey hey// ho-ho// cuántos niños has matado hoy, así como mediante actos de protesta en las calles y ante las urnas. Es una ola de solidaridad y oposición a la guerra de Israel que tiene sitiados de manera pacífica, pero feroz a la cúpula política del país.

La evidencia más contundente de que estas acciones han logrado fracturar la narrativa oficial bipartidista de apoyo incondicional a Israel fue que ayer el líder demócrata del Senado, y el político judío de mayor rango en el país, Chuck Schumer, fiel defensor de Israel, se vio obligado a distanciarse públicamente del primer ministro Benjamin Netanyahu, e instó a los israelíes a cambiar su liderazgo con nuevas e-lecciones –aunque al mismo tiempo seguía promoviendo la aprobación de un nuevo paquete de asistencia militar a ese país–.

Las expresiones de protesta contra la política de Washington de apoyo incondicional a Tel Aviv en una guerra en que ya ha matado a más de 31 mil civiles en Gaza se está convirtiendo en un movimiento. Los defensores sociales en Estados Unidos que están llamando a que Biden reconsidere sus políticas sobre Israel-Palestina manejan un movimiento de protesta muy inteligente, con tácticas que construyen un ímpetu por su causa e incrementan la reflexión acerca de la insatisfacción con el manejo de este asunto por la Casa Blanca, escribió el analista Perry Bacon en The Washington Post.

Ahora, en casi todos los eventos públicos del presidente Biden su discurso es interrumpido por manifestantes demandando un cese el fuego, situación que incluso se registra en las transcripciones oficiales de la Casa Blanca.

En la ceremonia televisada de los premios Óscar el domingo pasado, Jonathan Glazer, director de la película Zona de Interés sobre el campo de concentración nazi en Auschwitz, generó una ovación cuando al recibir un Óscar declaró a nombre de los productores de lo que llamó una película que examina la deshumanización que “ahora mismo estamos aquí como hombres que refutan que su judaísmo y el Holocausto sea secuestrado por una ocupación que ha llevado a tanto conflicto para tanta gente inocente, sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o el ataque continuo en Gaza… ¿Cómo resistir?”.

Afecta la relección

Estas expresiones de protesta continúan en las casillas en las que, por ejemplo, más de 55 mil votantes en la votación la primaria demócrata en el estado de Washington esta semana seleccionaron no comprometido para enviar su mensaje de oposición al apoyo incondicional del gobierno de Biden por la guerra de Israel en Gaza.

Esto fue resultado de una campaña impulsada por el sindicato estatal de maestros y el de trabajadores de alimentos (UFCW), Voces Judías por la Paz y los Socialistas Democráticos de America (DSA) y se ha convertido en un esfuerzo que ya ha generado decenas de miles de sufragios de protesta en otros estados que realizaron primarias.

Nilu Jenks, un iraní-estadunidense y ex integrante del concilio de la ciudad de Seattle, escribió en un periódico local que “el movimiento de los delegados (a la convención nacional demócrata) ‘no comprometidos’ está ofreciéndole a Biden una oportunidad de escuchar directamente de los votantes para que entienda el trabajo que tiene que hacer para obtener su apoyo”. Agregó que sin un cambio en tono y política, Biden arriesga convertirse en un presidente de un sólo periodo porque no respondió a la demandas del pueblo estadunidense.

El jueves, altos funcionarios de la Casa Blanca se reunirán con líderes árabe-estadunidenses, así como con musulmanes y palestinos para explicar sus políticas, pero algunos de los representantes –tal como sucedió anteriormente– están rehusando participar por su ira ante la actual política de arrojar asistencia humanitaria desde aviones mientras se continua suministrando bombas estadunidenses a Israel para arrojarlas sobre Gaza. Uno de los que rechazó la invitación es Vivian Khalaf, presidenta del fondo humanitario para niños palestinos, el Palestina Children’s Relief Fund, quien comentó a CNN: bajo las condiciones actuales, por cada vida que salvamos al arrojar alimentos, al menos 10 más son asesinados por bombas que caen. Lo sé, porque lo estoy viviendo cada día por conducto de la organización que encabezo.

Sigue siendo notable –y alarmante para Israel y muchos de sus aliados en Washington– que las demandas por un cese el fuego son promovidas por una amplia gama de agrupaciones, incluyendo muchos judíos, sobre todo jóvenes, junto con sus compañeros árabe-estadunidenses, reverendos afroestadunidenses y otros. La noche en que el presidente ofreció su informe anual a la nación ante el Congreso, manifestantes en Washington demoraron su llegada al obstaculizar la calle que llevaba a su convoy al Capitolio.

En Chicago, Voces Judías por la Paz comenzó una vigilia de 24 horas, por otro lado estallaron protestas frente a una sede de la empresa Google acusando que lucra con sus negocios con el gobierno israelí, mientras en los últimos días los ingresos a las salas del aeropuerto de San Francisco fueron bloqueadas, entre otras acciones incesantes alrededor del país en demanda de un cese al fuego en Gaza.

La gran escritora Arundhati Roy, colaboradora de La Jornada, declaró recientemente desde India que “la generación joven en el mundo occidental, particularmente en Estados Unidos, han superado el lavado de cerebro y la propaganda y reconocido como tal el apartheid y genocidio (en Gaza). Los gobiernos de los países mas poderosos del mundo occidental han perdido su dignidad y cualquier respeto que podrían haber tenido. Pero los millones de manifestantes en las calles de Europa y Estados Unidos son la esperanza por el futuro del mundo”.