Las recomendaciones de la Iglesia católica frente a la crisis de violencia que atraviesa México no provocaron las mismas reacciones en los tres candidatos a la presidencia. Claudia Sheinbaum, abanderada de Morena, dijo este lunes que por “un acto de honestidad y congruencia” tenía que firmar con reservas el Compromiso Nacional por la Paz, impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano y otras organizaciones civiles y religiosas. La exjefa de Gobierno de la capital reconoció que no estaba de acuerdo con todo el contenido del documento, que agrupa más de un centenar de propuestas contra la inseguridad, y compartió una adenda como condición para sellar el acuerdo. “No estoy de acuerdo con las referencias a una supuesta militarización o militarismo en el país”, señaló la aspirante oficialista. “No comparto la evaluación pesimista del momento actual”, agregó. Apenas minutos antes de su intervención, Xóchitl Gálvez, su principal rival, se había comprometido a incorporar los planteamientos del Episcopado en su plataforma de Gobierno. “Haré mías las propuestas”, dijo.
“Firmo el documento en el entendido que hay una visión conjunta de construcción de la paz. Sin embargo, hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido y a la firma del presente debe anexarse el documento denominado: Sigamos dialogando”. Esa fue la leyenda que Sheinbaum pidió que se agregara como condición para ratificar el compromiso impulsado por la iglesia. La respuesta de Sheinbaum incluye extensas referencias a Fratelli tutti, la encíclica del papa Francisco, con quien se reunió en febrero pasado en el Vaticano. La candidata oficialista, puntera en el grueso de las encuestas, aseguró que “la visión que se presenta en el documento no corresponde a la de la mayoría de las mexicanas y mexicanos”.
El documento presentado por el Diálogo Nacional por la Paz exhortaba a los tres candidatos a la presidencia a la “desmilitarización paulatina” del país, sobre todo en lo que toca al papel de las Fuerzas Armadas en las tareas de Seguridad Pública, y hacía un llamado a reducir la “polarización política y social”. “Nos convoca un tejido social erosionado y frágil, capaz de abandonar a sus adolescentes y a sus mujeres”, decían el sacerdote Jorge Atilano y la académica Ana Paula Hernández, director y coordinadora de la iniciativa, en el discurso que se ofreció por separado a cada aspirante y en el que se pedía “la retirada paulatina de los militares”. “Nos convoca un sistema de justicia lejano y burocrático en donde no hay confianza para denunciar ni capacidad para investigar los casos, en el que predominan la impunidad y la corrupción”, agregaban ambos tras la llegada de cada candidato. “Nos convoca un sistema de seguridad fragmentado incapaz de responder a las economías criminales que hoy controlan muchos territorios del país”.
“Agradecemos su sinceridad, qué bueno que podemos escucharnos”, dijo el obispo Ramón Castro, secretario del Episcopado Mexicano, en su respuesta a Sheinbaum. Personas con conocimiento del tema dijeron a EL PAÍS que el equipo de la candidata de Morena ya había advertido de que “la doctora tenía comentarios”, por lo que la sorpresa no fue tan grande ante el posicionamiento de la aspirante. Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, sostuvieron encuentros previos a sus intervenciones y habían acordado dar luz verde al documento. Siempre de acuerdo con esta versión, la exjefa de Gobierno fue la única que no se reunió previamente con los organizadores antes de subir al escenario, colocado en un auditorio del Centro Cultural Tlatelolco, en el norte de la capital. Desde antes del acto, su participación había levantado expectativas ante los roces entre la cúpula católica y el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador por el tema de la violencia.
“Tenemos más puntos en común que diferencias”, dijo Luis Gerardo Moro, el provincial de la Compañía de Jesús, que impulsó la iniciativa contra la violencia tras los asesinatos de dos sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora en Cerocahui, en junio de 2022. La reacción inmediata de los organizadores fue adoptar un tono conciliador y reiterar que las vías de diálogo entre la candidatura de Sheinbaum y la Iglesia seguían abiertas, así como una disposición mutua por “trabajar por México”.
La participación de Gálvez fue diametralmente distinta. La candidata postulada por el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática se comprometió a reunirse con los organizadores del Diálogo Nacional por la Paz en octubre próximo, cuando asumirá el poder quien gane las elecciones de junio próximo, para poner en marcha el paquete de recomendaciones que recibió. Las mayores coincidencias entre las propuestas que ha presentado la aspirante opositora y las de los especialistas convocados por la Iglesia van, precisamente, en la línea de desmilitarizar la seguridad pública del país y a acotar la presencia de las Fuerzas Armadas. “A los civiles lo que es de los civiles y a los militares lo que es de los militares”, señaló. “Mi propuesta más importante es la desmilitarización”, agregó.
Al igual que Sheinbaum, Gálvez hizo al menos tres referencias al Papa, con quien también se reunió en febrero, durante su discurso. Defendió también su propuesta de construir una cárcel de alta seguridad, una medida criticada por sus contrincantes, como “una renovación total del sistema penitenciario” y compartió que su hermana está presa desde hace 12 años, aún en espera de una sentencia. “Sé de lo que estoy hablando”, dijo al auditorio. Las participaciones de Gálvez y Sheinbaum estuvieron separadas por minutos de diferencia y sus comitivas coincidieron en el recinto. La candidata de Morena llegó acompañada de sus antiguos rivales, Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Marcerlo Ebrard, así como del dirigente partidista Mario Delgado.
La aspirante opositora se dejó ver con el líder panista Marko Cortés, el perredista Jesús Zambrano y miembros de su equipo de campaña -también antiguos rivales por la candidatura-, como Santiago Creel y Miguel de la Madrid. “Vamos juntos por un México sin miedo, por un México en paz”, dijo como un guiño a los organizadores y a sus simpatizantes, al adaptar su eslogan de campaña. Horas más tarde, Gálvez criticó a Sheinbaum y la acusó de “mentir sobre las cifras de violencia” en la Administración de López Obrador. “Lo que hiciste ante la Conferencia del Episcopado es una falta de respeto, pero sobre todo, es un acto de soberbia al no reconocer la inseguridad del país”, escribió en redes sociales.
Más temprano estuvo Álvarez Máynez, que prometió “asumir una posición de liderazgo frente a la tragedia y el horror” y sumarse al esfuerzo contra la militarización, el punto más polémico de la jornada. El candidato de Movimiento Ciudadano tampoco escatimó en críticas a sus rivales. “Las candidaturas que parten con ventaja en esta campaña han sido los responsables de perpetuar esa estrategia fallida”, comentó. “Hay que ponerle fin al prohibitivismo, no ha funcionado”, agregó.
La convocatoria de la Iglesia católica por la paz se vio envuelta en más polémica que la que se había pronosticado, en un acto que durante las horas previas había tenido tintes protocolarios y en el que no se habían hecho evidentes los desacuerdos. “Creo firmemente en la paz y sé que ustedes, también. Trabajemos juntos”, dijo Sheinbaum, en el cierre de su discurso. “Continuemos el diálogo”, sentenció, pese a que en un punto las diferencias en el diagnóstico del problema se hicieron evidentes. Está por verse la reacción de otros candidatos de Morena en el ámbito local, a quienes también se había previsto entregar el documento con las propuestas contra la inseguridad.