Xóchitl Gálvez aceptó reunirse con Felipe Calderón en Madrid justamente cuando ha arreciado en México una intensa campaña propagandística al sucio estilo de la realizada en 2006 por empresarios y políticos contra Andrés Manuel López Obrador, a quien entonces calificaban un peligro para México.
La asociación Felipe-Gálvez (FeGal) ha tenido como ejecutante a Gerardo Maximiliano (Max) Cortázar Lara, quien acompañó a Calderón como coordinador de comunicación social, y responsable de las campañas de propaganda correspondientes, en la Secretaría de Energía, la campaña presidencial y, de 2006 a 2010, en Los Pinos. Ahora se ha encargado de revivir en términos mediáticos y propagandísticos la campaña de Gálvez, que iba perdida entre ocurrencias, improvisación y errores.
Max, es decir, la mano de Calderón, ha acelerado la confrontación en lo cotidiano pero, sobre todo, ha operado la evidente campaña supermillonaria (diseñada y decidida en ligas mayores) que busca debilitar la hasta ahora amplia delantera electoral de Sheinbaum, tratando de ligarla a ella y al Presidente de la República con el tema del narcotráfico, de la narcopolítica.
El tamaño de la apuesta que grandes inversionistas políticos han lanzado ha podido verse en el insólito sostenimiento de etiquetas contra AMLO y Sheinbaum en los cuatro primeros lugares de tendencias de X, antes Twitter, durante más de 11 días. Mario Delgado, presidente de Morena, aseguró, con base en una investigación de su equipo, que esos opositores se han gastado a la semana un millón de dólares en cuentas de bots provenientes de más de 50 países.
Ayer mismo, luego de que Delgado hizo tal denuncia pública, desaparecieron las etiquetas que habían sido predominantes durante largos días y que se habían sostenido por la acción concertada de bots y cuentas falsas pero, desde luego, también por ciudadanos que de manera genuina coinciden con esos planteamientos.
En ese contexto de envenenamiento del proceso electoral, ha resultado muy indicativa la reunión de Gálvez con Calderón durante una visita a Madrid de pocas horas, en la que, además, se consideraba un encuentro con la fundación de ultraderecha intervencionista que preside Mario Vargas Llosa.
Nótese que Xóchitl Gálvez ha utilizado el tiempo de organización denominado intercampañas no para el trabajo interno, que ha dejado en manos de las gananciosas cúpulas de PRI y PAN (el PRD es intrascendente), sino para viajar al extranjero y hacer algunas de sus principales definiciones políticas, no como posible triunfadora, sino como muy probable derrotada electoralmente: a Estados Unidos fue a solicitar que factores de poder académico, diplomático y político sean aliados intervencionistas ante esa probable derrota, y a España fue para reunirse con Felipe Calderón y hablar de inseguridad pública en México (¡con el socio de Genaro García Luna, culpabilizado y preso en Estados Unidos por haber puesto la Secretaría de Seguridad Pública al servicio de narcotraficantes!).
A fin de cuentas, el embate sincronizado de publicaciones extranjeras sobre presunta entrega de fondos criminales a la campaña de López Obrador en 2006 suministró una plataforma de arranque para la gira de Xóchitl y el alud de cuentas en X con etiquetas de narcopolítica. Es decir, para la guerra sucia que, junto a la violencia política, se han desatado a casi tres meses y medio de la definitoria sucesión presidencial.
Astillas
El ex gobernador panista Francisco García Cabeza de Vaca terminó retirando una fotografía con Xóchitl Gálvez que había subido a redes sociales con la mención de que Fue un gusto saludar y tener una reunión de trabajo con la próxima presidenta de México. Carlos Manuel Juárez, director de Elefante Blanco, preguntó en conferencia de prensa días atrás a Xóchitl sobre ese mensaje borrado y ella dijo que se debió a que no se había producido tal reunión de trabajo ( https://goo.su/I1f2Ak)… ¡hasta mañana!
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