Alcaldesa señala y la “expulsan”.

Julio Hernández López | Astillero

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El pasado 18, en una sala de juntas aledaña a su oficina principal, Mario Delgado informó a Griselda Martínez, presidenta municipal de Manzanillo, que quedaba fuera de Morena y de su aspiración de ser candidata a senadora.

Dos veces lo dijo, con Adán Augusto López Hernández como silencioso convidado, según declaró ese mismo día la propia alcaldesa Martínez en un programa de Internet (https://goo.su/R8WJ3gt) y lo confirmó ayer Luis Valdivia Ochoa, consejero de Morena en Colima, quien asegura haber sido testigo presencial de los hechos (https://goo.su/vhxzpWh). Pasas al terreno de ser nuestra adversaria, puntualizó el presidente nacional del partido guinda.

Sumamente enojado, según el relato de Valdivia (quien había estado 12 días en huelga de hambre fuera de las oficinas nacionales de Morena, en denuncia de maniobras antidemocráticas que atribuyen a la gobernadora morenista Indira Vizcaíno), Mario Delgado entraba y salía de la reunión, convocada de urgencia, hasta que soltó el motivo de su personal decisión expulsora: la publicación en Sin Embargo de una entrevista con el periodista Ricardo Ravelo, titulada “Colima: el narco y Morena” (https://goo.su/ABlt2P).

La alcaldesa detalló nombres, apellidos y cargos que contactan política y crimen organizado. Pero hay algo todavía más preocupante, dijo: que la gobernadora (Vizcaíno) ahora le esté acercando a Claudia Sheinbaum a personajes ligados al cártel de Sinaloa. Mucha de la gente que le mencioné han aparecido en eventos de campaña de la candidata.

Por lo pronto, Mario Delgado asumió funciones de juez interno y determinó que la alcaldesa Martínez (quien ha sufrido dos atentados atribuidos a miembros del crimen organizado) queda fuera de Morena (expulsión que, en dado caso, tendría que determinar el órgano interno apropiado, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia) y de la posibilidad de ser candidata al Senado.

La consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei, ejerció ayer las facultades de designación personal, no colegiada, de cargos administrativos a título provisional que dos semanas atrás le había autorizado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Recuérdese que tres de los cinco magistrados subsistentes depusieron al anterior presidente, para que quedara a partir de este año Mónica Soto, señalada de tener más coincidencia con la llamada 4T que el antecesor, Reyes Rodríguez Mondragón, identificado con el panismo y con la vertiente calderonista.

En términos jurídicos es procedente que la presidenta del INE, también señalada de tener concordancia con la 4T, haya hecho designaciones que sólo alcanzan el rango de encargadurías de despacho. Pero ello no abate sino, al contrario, podría exacerbar la contienda interna con un grupo de consejeros que le habían impedido o condicionado el procesamiento en definitiva de los nombramientos deseados.

A ese escenario de conflictividad interna ha de sumarse que la designación de Claudia Suárez para el cargo más delicado, el de la secretaría ejecutiva, que durante largos años operó Edmundo Jacobo Molina en combo con Lorenzo Córdova, tiene poca experiencia en el rubro específico de la operación política electoral.

Claudia Edith Suárez es especialista en compras gubernamentales. Su más reciente encargo fue en ese rubro, en el IMSS. De 2010 a 2016 fue subdirectora de Adquisiciones adscrita a la Dirección Ejecutiva de Administración en el tramo IFE-INE (dirección ejecutiva que con Taddei ejerció como encargada del despacho desde agosto pasado) y durante dos años fungió como coordinadora de Planeación Técnica en la Unidad Técnica de Servicios de Informática.

Y, mientras en la madrugada del miércoles han salido del Campo Militar número uno los ocho militares acusados de desaparición forzada de normalistas de Ayotzinapa para llevar su proceso penal en libertad condicional, ¡hasta mañana!

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