En un pasaje de la Villa Olímpica, con un gorro cubriendo su cabellera negra del frío de Santiago de Chile, el skater Augusto Akio hace malabares con tres pelotas pintadas con los colores de la bandera de Brasil.
A su lado, encima de una silla amarilla, reposa su tabla de skateboarding, la herramienta con la que el domingo conquistó, a los 22 años, la presea de plata en skate de parque en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
“Para mí esa medalla representa aprendizaje, experiencia y preparación”, dijo al término de la prueba que lo situó entre el estadunidense Taylor Nye (oro) y el puertorriqueño Steven Piñeiro (bronce).
Augusto Akio, skater de Brasil
De hablar parsimonioso, a veces filosófico, Augusto Akio era uno de los favoritos para vencer el título en el estreno de la disciplina en los Panamericanos, que dan puntos para el ranking olímpico con miras a los Juegos de París 2024, las segundas justas para este deporte tras Tokio 2020.
No tuvo una presentación completa en Chile, pese a que fue subcampeón del Mundial de Sarja, en Emiratos Árabes, en febrero pasado, y ocupa el segundo puesto en el ranking global de World Skate.
Pero consiguió la presea en sintonía con sus colegas brasileños, que le dieron el primer lugar al gigante latinoamericano en la tabla de medallería de skateboarding, con dos oros y tres platas, por delante de Estados Unidos (una dorada, tres bronces).
AUGUSTO AKIO: “FORMA DE EXPRESIÓN”
Las bolitas amarilla, azul y verde y la tabla de revés blanco, desgastada por los golpes en las rampas, se han convertido en compañeras de viaje de este deportista de origen asiático -lo apodan “Japinha”- nacido en la ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil.
Del monopatín, que le ha ayudado a mejorar sus capacidades para socializar, se volvió amigo cuando tenía siete años de edad, mientras que entabló amistad con el malabarismo recién en el 2020.
Para la época se lastimó la cadera y tuvo que alejarse de las pistas durante tres meses. Inquieto, empezó a lanzar objetos al aire, con la intención de atraparlos antes de que cayeran al suelo. Con el paso del tiempo, tiraba más cosas, a mayor altura y en distintas direcciones.
De esa forma se inmiscuyó en el mundo de los malabares, primero como autodidacta y después intercambiando conocimientos con otras personas, un trueque de información que también acostumbra hacer para perfeccionar sus movidas sobre la tabla de cuatro ruedas.
“Los malabares y el skate son una forma de expresión. Ambas cosas tienen mucho que ver entre sí. Como el hecho de querer repetir algo que planeaste varias veces. También me ayuda mucho con la concentración, disminuye la ansiedad”, dijo al portal Globo Esporte en 2022.
AUGUSTO AKIO, ¿RUMBO A PARÍS 2024?
Quien asiste a sus competiciones de skateboarding sabe que va a observar sus piruetas sobre la patineta. Pero para divertirse y entretener a los demás, Augusto Akio acostumbra hacer malabares antes o durante el evento, en pleno parque.
En sus redes sociales suele publicar videos de sus maromas, algunas ejecutadas incluso mientras rueda sobre el skateboard. Y, en Santiago, fue fiel a su tradición e hizo algunos movimientos durante la presentación de los atletas.
Augusto Akio, skater de Brasil
“Todos los campeonatos son duros, desafiantes, pero cada reto es una oportunidad de aprender, de encontrar tu límite y descubrir lo que necesitas hacer para ser mejor. Y ese es el espíritu del deporte en general”, afirmó tras colgarse el metal plateado.
Akio ha dicho que planea, una vez se retire del deporte de élite, viajar de ciudad en ciudad, con sus elementos de malabarismo en la mochila, para conocer nuevos lugares y culturas.
Aún falta tiempo para que esa aspiración se concrete. Por ahora se motiva con la chance de participar en los Olímpicos de París 2024, aunque afirma que lo importante es que Brasil, potencia mundial de ese deporte, esté bien representado.
“¿Qué pienso hacer (hasta los Juegos)? Seguir haciendo skate de verdad, salir con mis amigos, eso es muy importante porque si no fuera por ellos no habría llegado al nivel que estoy hoy. También pretendo estar muy atento, conectado, para poder llegar a esos momentos (de competencia) sin que la presión me gane”.
