Un hombre y su hija caminan en medio de comercios callejeros en Manaus (Brasil), en una imagen de archivo. BRUNO KELLY

La economía latinoamericana crecerá un 2,3% este año, más del 1,9% estimado anteriormente, ha informado este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente informe sobre perspectivas globales. Esta es la segunda alza que recoge su pronóstico del Producto Interno Bruto (PIB) regional para este año, después de que lo elevara un 0,3% en julio. La mejora en la perspectiva se debe a un crecimiento más fuerte de lo esperado en Brasil y México, primera y segunda economías de la región, que crecerán, respectivamente, un 1% y un 0,6% más de lo anticipado.

El eje del informe, que se publica entre dos y tres veces cada año, son las divergencias globales. Los países ricos están creciendo más rápidamente y de manera más robusta que las economías en desarrollo, en parte porque pudieron gastar más en apoyos para sus poblaciones durante los confinamientos de la pandemia de la covid-19 en 2020, advierte el Fondo. Además, tuvieron mayor y más rápido acceso a las vacunas, por lo que su recuperación empezó antes.

“La actividad económica aún está lejos de su trayectoria anterior a la pandemia, especialmente en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, y existen divergencias cada vez mayores entre las regiones”, apuntan los especialistas de la multilateral en el reporte, de 182 páginas. “Varias fuerzas están frenando la recuperación. Algunas reflejan las consecuencias a largo plazo de la pandemia, la guerra en Ucrania y la creciente fragmentación geoeconómica. Otras son de naturaleza más cíclica, incluidos los efectos del endurecimiento de la política monetaria necesaria para reducir la inflación, el retiro del apoyo fiscal en medio de una deuda elevada y eventos climáticos extremos”, señala el texto. El reporte fue elaborado antes de que se desatara la guerra entre Israel y Gaza el fin de semana.

Se espera que América Latina y el Caribe experimente una disminución del crecimiento del 4,1% que tuvo en 2022 y crezca solo 2,3% tanto en 2023 como en 2024. La caída para 2023 refleja una “normalización” del crecimiento junto con el efecto de políticas monetarias más estrictas, un entorno externo más débil y precios más bajos de las materias primas. El consumo también se ha mantenido fuerte, respaldado por estímulos fiscales, asegura el FMI.

El fondo espera que este año se produzca una contracción del 0,5% en Chile y del 2,5% en Argentina. “No hemos cambiado nuestras previsiones [para Argentina] desde julio. Y eso implica una contracción este año del 2,5% seguida de un regreso al crecimiento del 2,8% en 2024. La bajada de este año se debe mucho a la sequía, que es la preocupación, de modo que el rebote es también por la normalización de la producción agrícola”, ha afirmado la directora adjunta del Departamento de Investigación del FMI, Petya Koeva Brooks.

“La revisión al alza hasta 2023 desde julio refleja un crecimiento mayor de lo esperado en Brasil, revisado al alza en un punto porcentual hasta el 3,1%, impulsado por una agricultura boyante y servicios resilientes en el primer semestre de 2023″. Y “también refleja un crecimiento mayor de lo esperado en México, revisado al alza en 0,6 puntos porcentuales hasta un 3,2%, con la demorada recuperación pospandemia afianzándose en la construcción y los servicios y los efectos indirectos de la resiliente demanda estadounidense”.

El FMI advierte de que la pandemia, la guerra en Ucrania y el empeoramiento de la crisis climática han contribuido a revertir las tendencias de reducción de la pobreza que se generó durante décadas. En el reporte, el Fondo citó datos del Banco Mundial que arrojan que en 2022 había entre 75 y 95 millones más de personas viviendo en la pobreza extrema en comparación con las estimaciones anteriores a la pandemia. “Los picos de los precios de los alimentos y las inseguridades conexas tras la invasión rusa de Ucrania, así como episodios de clima extremo, han acentuado estas dificultades”, recoge el reporte.

Además, la temperatura media mundial en julio de 2023 fue la más alta registrada en cualquier mes, en medio de inundaciones catastróficas, olas de calor e incendios forestales en muchas regiones. “En general, la prevalencia mundial de la desnutrición es significativamente mayor que antes de la pandemia”.