El actor Michael Gambon, conocido por su papel protagonista en la serie The Singing Detective y como Albus Dumbledore en la adaptación cinematográfica de la saga de Harry Potter, ha fallecido hoy jueves a los 82 años por las consecuencias de una neumonía, como informó un comunicado de la agente Clair Dobbs, emitido en nombre de la familia del intérprete y recogido por The Guardian. Celebrado por público y crítica, tanto por sus roles en teatro como en la gran y pequeña pantalla, Gambon fue admirado además por varias generaciones de compañeros de profesión, como señala el mismo diario.
Apodado Gran Gambon, el intérprete trabajó sobre los escenarios en obras de autores tan relevantes como Harold Pinter, Samuel Beckett, Bertolt Brecht o Alan Ayckbourn. Este último le dirigió en Panorama desde el puente, de Arthur Miller, que le valió un premio Olivier —ganó dos más―. Él sostenía que se parecía a un responsable de grandes almacenes, aunque Ayckbourn lo definió como “una máquina maravillosa, sin límites, como un Lamborghini”. “Solo trabajo duro e intento mantener mi boca cerrada”, aseguró en una de sus escasas entrevistas, con The Observer, en 2004. El actor siempre fue protector con su vida privada. Se casó con Anne Miller y tuvieron un hijo, Fergus. Más tarde tuvo dos hijos con la escenógrafa Philippa Hart.
Nació en Dublín, en 1940, aunque se mudó pronto a Inglaterra con su familia. A Kent, en concreto, donde con 16 años empezó a trabajar de ingeniero. Precisamente esa profesión, por otro lado, le acercó al teatro aficionado, como constructor de escenarios. Tras levantarlos, empezó a subirse a ellos, hasta debutar como profesional con un papel menor en Otelo, con 22 años, en Dublín. Nunca había visto una obra de Shakespeare, según The Guardian, hasta que se encontró trabajando en una.
“Fue enormemente prolífico, con más de 150 apariciones entre televisión y cine, en una era en que incluso la mitad de esa cifra habría sido impresionante y poco habitual. Y eso para un hombre cuyo currículo en el teatro también fue prodigioso”, subraya la revista Variety. Entre sus personajes, también destacan dos reyes de Inglaterra (Eduardo VII en la película para televisión El príncipe perdido y Jorge V en la oscarizada El discruso del rey), Winston Churchill (en la televisiva El secreto de Churchill) o el presidente de EE UU Lyndon B. Johnson (en Camino a la guerra, con nominación al Emmy incluida). Y, a la vez, varios gánsteres o el directivo de una compañía de tabaco en El dilema, de Michael Mann. Es decir, papeles de lo más variados, otra prueba de su talento. Y todos ellos carismáticos, igual que el profesor Albus Dumbledore, tal vez su rol más conocido, símbolo de sabiduría y equilibrio para los millones de seguidores de Harry Potter, igual que para el propio joven mago. Gambon asumió el papel del director de Hogwarts desde la tercera película de la saga, Harry Potter y el Prisionero de Azkban, después de que Richard Harris, el intérprete en los dos primeros filmes, muriera en 2002.
La voz grave y profunda de Gambon le permitió trabajar también en numerosos proyectos. Fue el narrador de ¡Ave, César! de los hermanos Coen, el tío Pastuzo en las dos películas de Paddington, el infame Franklin Bean en El fantástico Mr. Fox de Wes Anderson, uno de los fantasmas de Cuento de Navidad o El Profeta en dos entregas del videojuego de rol The Elder Scrolls. Esta presencia del autor en diferentes áreas del entretenimiento le llevó merecidamente a ser ensalzado por su versatilidad. Sin embargo, en una entrevista con la BBC declaró su preferencia por interpretar “personajes villanos”. Interpretó al mafioso Eddie Temple en el thriller policial Layer Cake y a un jefe del crimen satánico en la aplaudida El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, de Peter Greenaway.
En 2015, según Variety, Gambon se retiró del teatro, ya que la pérdida de memoria hacía cada vez más difícil acordarse de las frases de sus personajes. Años antes, precisamente por olvidar su parte del guion, llegó a sufrir un ataque de pánico por el que tuvo que ser hospitalizado. En una ocasión declaró a la revista Sunday Times: “Es algo horrible de admitir, pero no puedo hacerlo. Me rompe el corazón”.
En la gran pantalla, su última aparición, que cerró más de cinco décadas de carrera, fue en un pequeño papel en la cinta de terror Cordelia (2019), del británico Adrian Shergold, que recibió críticas mixtas. El legado del incansable Gambon no solo fue distinguido con un Emmy, también con el galardón honorífico de los Premios del Cine Independiente Británico en 2012 y cuatro galardones de la Academia Británica de Cine. En España fue reconocido como mejor actor en el Festival de Sitges de 1989.