Del cambio climático y sus consecuencias se lleva hablando desde inicios de siglo. Entonces, icónicas imágenes de un oso polar sobre un minúsculo trozo de hielo rodeado del inmenso océano Ártico ayudaron a mostrar el alcance del drama que venía. Ahora la tragedia se ha trasladado al sur. El año pasado, cuatro colonias de pingüinos emperador de la Antártida no lograron sacar adelante a sus crías. Sus padres anidaron como siempre sobre superficies de agua helada, pero en el verano austral de 2022, el deshielo antártico se produjo antes de que los polluelos hubieran cambiado el plumón por las plumas hidrófobas que les hubieran permitido sumergirse en las gélidas aguas antárticas.

Las parejas adultas tuvieron que dejar la colonia y abandonar a sus hijos que o murieron ahogados o de hambre sobre minúsculos icebergs, como los de los osos polares del norte del planeta.

El emperador (Aptenodytes forsteri) es el pingüino de mayor tamaño y el animal de sangre caliente más grande que vive tan al sur. Descubierto por expedicionarios rusos el siglo pasado, vive y anida únicamente en la Antártida. No ha sido perseguido, cazado o pescado (salvo de forma fortuita) por los humanos. Tampoco su hábitat, el continente antártico, se ha visto seriamente alterado. Así que estaba considerada una especie icónica libre de amenazas y eso la ha convertido en centinela del cambio climático.

En esto influye un aspecto clave: su ciclo vital va acompasado con el ciclo del hielo. Las parejas de pingüinos arriba a las márgenes del continente entre finales de marzo y abril, cuando allí es otoño. Los huevos eclosionan en julio, cuando se produce la máxima extensión de este hielo. Y así sigue cuando los polluelos van creciendo con su plumón gris que los protege del frío. En condiciones normales y moldeado por la selección natural y el clima, las crías van perdiendo esta capa que los protege del frío ambiental en favor de plumas ricas en grasa y elevada impermeabilidad desde mediados de diciembre. Justo en esas semanas es cuando el hielo marino, que viene resquebrajándose desde octubre, desaparece a veces por completo. Esto facilita la transición de los polluelos de la vida terrestre a la marina. Pero en 2022, todo se precipitó.

Solo tres colonias, de las más de 60 que se han descubierto, anidan sobre hielo continental, es decir, tierra adentro. El resto lo hace sobre el llamado hielo fijo (land-fast ice, en la jerga de los glaciólogos anglófonos). No es hielo continental, pero tampoco es hielo marino, la parte que descansa sobre el agua del mar. Se trata de la porción helada que aún está en contacto con la plataforma continental sumergida. Investigadores de la Prospección Antártica Británica (BAS, por sus siglas en inglés), organización científica que lleva en el continente antártico desde 1962 de forma continuada, observaron un deshielo anómalo en la franja más occidental del continente antártico. En las costas del mar Bellingshausen (llamado así por el aristócrata que dirigía la expedición que vio por primera vez a los pingüinos emperador), ya no había hielo en noviembre, dejando solo agua debajo de las patas de unas aves que ni vuelan ni estaban preparadas para nadar.

“Hay pruebas de que en una de las colonias, los polluelos utilizaron un iceberg varado como una especie de bote salvavidas, pero los datos del satélite apuntan a que no sobrevivieron allí hasta el momento de emplumar”, cuenta Norman Ratcliffe, investigador de la BAS. Ratcliffe y sus colegas usaron los datos del satélite Sentinel2 para observar dos procesos en paralelo: la mengua del hielo y el cambio de plumaje. La extensión helada marcó un mínimo histórico a principios de diciembre de 2022. No hay pruebas directas, basadas en la observación de los científicos sobre el terreno sobre lo que pasó con los polluelos, pero, como dice Ratcliffe, “si el hielo marino se rompe debajo de la colonia antes de que los polluelos tengan plumas impermeables a principios de diciembre, caerán al agua y se ahogarán o se alejarán en témpanos perdiendo a sus padres”.

Los científicos analizaron las imágenes tomadas de esta zona de la Antártida durante todo el ciclo de cría de los pingüinos. En la parte central y occidental del mar Bellingshausen hay cinco colonias de emperador. Desde el cielo se ven como manchitas oscuras sobre la nieve, al marrón grisáceo de las crías se une el color pardo del guano, de sus excrementos. El deshielo marcó mínimos históricos en toda la península antártica en diciembre de 2022, pero ya en noviembre, el 100% del hielo marino del mar Bellingshausen había desaparecido.

Las consecuencias las detallan los científicos en una investigación recién publicada en la revista científica Communications Earth & Environment. De las cinco colonias que hay en la zona, tres fueron abandonadas a comienzos de diciembre y una cuarta, la de la ensenada Verdi, con unas 3.000 parejas, lo fue incluso antes, en noviembre, dos meses antes de que las crías mudaran el plumón. No hubo comprobaciones sobre el terreno. Las cinco colonias han sido descubiertas en la última década y no hay bases en esa región de la Antártida. Todo lo que se sabe de ellas es gracias a los satélites. Y las imágenes satelitales muestran que mucho antes de que los polluelos contaran con sus plumas hidrófobas, donde debía haber hielo, había agua.

El caso más dramático debió ser el de la colonia de punta Pfrogner. Descubierta en 2019, está formada por unas 1.200 parejas y es de las pocas colonias que anidan sobre el hielo continental. Las imágenes del satélite muestran la mancha parduzca hasta octubre. Pero en la toma de imágenes del 8 de noviembre ya no había mancha y el 12 de noviembre no había hielo marino. Aquí no parece probable que las crías cayeran al agua, pero la alternativa que explica Ratcliffe es peor: “Las plataformas de hielo suelen tener un acantilado escarpado en el borde que da al mar que los pingüinos normalmente no pueden escalar. En Prfogner se había acumulado una rampa de nieve sobre el hielo marino debajo del acantilado que permitía el acceso. Cuando el hielo que sostenía la rampa se desintegró, los padres ya no habrían podido llegar a su colonia. Aquí los polluelos habrían muerto de hambre o congelación”.

En la Antártida se han descubierto hasta ahora 62 colonias de emperadores. Las del mar Bellingshausen son pocas y pequeñas, con unos pocos miles de parejas. En el sur y el norte de la Antártida hay agrupaciones de hasta 20.000 parejas. Además, el impacto del cambio climático en el continente antártico es más complejo y menos claro que en el Ártico. Durante décadas, la porción este ha crecido en hielo, mientras que en el oeste, la Antártida occidental, el deshielo se está produciendo de forma acelerada. Pero de seguir las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo actual, la mayor parte de la Antártida perderá la mayoría de su huelo marino y fijo antes y durante más tiempo. Basado en estos modelos, un trabajo publicado en 2020 estima que el 90% de las colonias podrían desaparecer para finales de siglo.

El autor principal del estudio, Peter Fretwell, también de la BAS dijo: “Sabemos que los pingüinos emperador son muy vulnerables en un clima cada vez más cálido, y la evidencia científica actual sugiere que eventos extremos de pérdida de hielo marino como este serán más frecuentes y generalizados”. Aunque el colapso solo fue de cuatro colonias el año pasado, entre 2018 y 2022, el 30% de las 62 colonias de pingüinos emperador conocidas se vieron afectadas por la pérdida parcial o total del hielo marino. Por colapsos locales anteriores, los científicos saben que los pingüinos emperador desplazan sus zonas de anidamiento. En una nota de la BAS, la climatóloga Caroline Holmes decía sobre lo que puede pasar esta temporada: “En este momento, en agosto de 2023, la extensión del hielo marino en la Antártida todavía está muy por debajo de todos los registros anteriores para esta época del año. En este período en el que los océanos se están congelando, estamos viendo áreas que, sorprendentemente, todavía están libres de hielo en gran medida”. ¿Dónde irán entonces los emperadores a criar a sus hijos?