Imagen difundida por el Ministerio de Defensa surcoreano en la que se muestra aparentemente una parte del satélite norcoreano que cayó en el mar Amarillo este miércoles. HANDOUT (AFP)

Corea del Norte fracasó este miércoles en su intento de poner en órbita un satélite militar de reconocimiento, según ha informado la agencia estatal de noticias norcoreana KCNA. El cohete espacial que portaba el primer satélite de espionaje del régimen de Kim Jong-un se estrelló esta mañana en el mar Amarillo por un fallo técnico, de acuerdo con la Administración Nacional de Desarrollo Aeroespacial norcoreana. El lanzamiento activó las alarmas antiaéreas en la capital surcoreana, Seúl, y en la prefectura japonesa de Okinawa, provocando la confusión de los residentes durante unos 20 minutos, según recogen medios locales. A pesar de que Corea del Sur, Japón y Estados Unidos han condenado las acciones de Corea del Norte, Pyongyang ha afirmado que volverá a intentar pronto otro lanzamiento de este tipo.

La agencia KCNA apunta que el satélite de reconocimiento militar Malligyong-1 se lanzó desde un cohete Chollima-1 (un nuevo tipo de proyectil capaz de transportar satélites) a las 06.27 hora local (las 23.27 del martes, hora peninsular española) desde la estación de lanzamientos espaciales de Sohae, ubicada en el noroeste del país. El medio estatal norcoreano indica que, tras la separación del cohete durante la primera fase, “en la segunda, el arranque del motor fue irregular, por lo que perdió propulsión y se estrelló en el mar del Oeste [nombre que recibe el mar Amarillo en las dos Coreas]”.

La Administración Nacional de Desarrollo Aeroespacial atribuyó el error a la “baja fiabilidad y estabilidad del nuevo sistema de motor aplicado al Chollima-1″, y al “combustible empleado”. Un portavoz de la entidad citado por KCNA aseguró que los científicos han iniciado una investigación exhaustiva sobre los “serios defectos” detectados y que se “idearán urgentemente medidas para solucionarlos y llevar a cabo un segundo lanzamiento lo antes posible”.

Por su parte, el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur comunicó que detectó y recuperó una supuesta pieza del satélite en aguas situadas 200 kilómetros al oeste de la isla de Eocheong (ubicada 50 kilómetros al oeste de la costa surcoreana y 180 kilómetros al suroeste de Seúl). Las fuerzas armadas surcoreanas están analizando si el cohete y su cargamento se rompieron en el aire o al estrellarse tras desaparecer del radar, indica la agencia surcoreana Yonhap.

Corea del Norte había confirmado un día antes sus planes de lanzar entre el 31 de mayo y el 11 de junio lo que denominó el “satélite de reconocimiento militar número uno”. El objetivo era responder a las “acciones militares peligrosas de Estados Unidos y sus vasallos”, en palabras de Ri Pyong-chol, vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores, citado el martes por KCNA.

Desde el pasado jueves y hasta mediados de junio, Corea del Sur y Estados Unidos están realizando maniobras conjuntas con fuego real frente a la costa de la península coreana, en el marco del septuagésimo aniversario de la alianza militar entre Seúl y Washington. Estos ensayos de guerra, que cuentan con la participación de 2.500 soldados y 610 activos armamentísticos, son los de mayor envergadura organizados entre ambos ejércitos. Dicha movilización representa, en palabras de Ri, “una ambición brutal por la agresión”, y obliga a Pyongyang a disponer de “medios capaces de reunir información sobre las acciones militares del enemigo en tiempo real”.

Pyongyang no intentaba enviar al espacio un satélite desde 2016. Desde 1998, Corea del Norte ha realizado un total de seis lanzamientos de este tipo (incluido el de esta mañana), de los cuales solamente dos han sido fructíferos (en diciembre de 2012 y febrero de 2016). A pesar de que el Gobierno norcoreano defiende que los dos satélites que tiene en órbita forman parte del programa espacial “con fines pacíficos” del país, muchos analistas internacionales consideran que fueron desarrollados para espiar a sus rivales. No obstante, no hay pruebas de que esos satélites hayan logrado transmitir imágenes con éxito y nunca se han detectado sus señales por radares independientes, por lo que se cree que no llegaron a funcionar.

Tokio, Seúl y Washington han condenado con vehemencia el lanzamiento y han declarado que “mantendrán un alto grado de vigilancia”. Las tres capitales han denunciado que el lanzamiento podría ser en realidad un ensayo encubierto para probar tecnología de misiles balísticos, acción que va en contra de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La Casa Blanca ha advertido de que el lanzamiento del cohete “aumenta las tensiones en la región”. La OTAN y la UE han condenado el intento de lanzamiento en los mismos términos.

El frenesí balístico de Corea del Norte se ha incrementado a máximos históricos desde principios de 2022. En los últimos 16 meses, el país ha realizado más de un centenar de pruebas de misiles, muchas de ellas con armas con capacidad nuclear. Pyongyang sostiene que esta exhibición de músculo militar forma parte de su programa de autodefensa y, en los últimos años, Kim Jong-un ha prometido públicamente desarrollar varios sistemas de armamento de alta tecnología, como satélites, misiles de ojivas múltiples, un submarino nuclear, un misil balístico intercontinental de propulsor sólido (cuyo ensayo se produjo a mediados de abril) y un misil hipersónico.