Ricardo Monreal, senador de Morena, en una sesión de la Cámara alta, el pasado 8 de septiembre. HENRY ROMERO (REUTERS)

Ricardo Monreal vuelve a acaparar las miradas dentro de Morena. Tras asegurar que es víctima de una “guerra sucia” a manos de su propio partido y enfrascarse en un pleito que se ha extendido desde el pasado fin de semana con la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, el senador ha asegurado este lunes que existe una red de bots que lo atacan y “alaban” en redes sociales “a otra candidata”, en alusión a la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. El alfil del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el Senado ha anunciado que su equipo prepara un “estudio forense” para documentar cómo funciona la supuesta red y presentar una denuncia. “Es una guerra fratricida al interior de Morena”, ha señalado el propio Monreal en conferencia de prensa.

“Tienen 16 meses golpeándome, voy a denunciarlos a Twitter y Facebook por que es realmente insolente lo que hacen”, se ha quejado el senador. Se trata de una nueva confrontación protagonizada por Monreal, que ha trabajado durante meses en construir una campaña política rumbo a las elecciones de 2024, pero que hasta hace dos semanas fue “destapado” como aspirante a la candidatura presidencial por López Obrador. El reconocimiento del presidente a sus aspiraciones políticas parecía ser la credencial de ingreso de Monreal al club de las corcholatas, como se llama a los aspirantes a la sucesión desde la propia tribuna presidencial. Pero ha quedado claro que el prospecto de que se haga con la candidatura no gusta a buena parte de la militancia ni a liderazgos de peso dentro del partido.

Sansores fue la primera en mandar el mensaje, al anunciar que iba a hacer revelaciones sobre Monreal en su programa televisivo El martes del jaguar. Es el mismo foro donde la gobernadora de Campeche sacó a la luz este año varias filtraciones sobre supuestos actos de corrupción de Alejandro Alito Moreno, el líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Monreal denunció entonces que fuera espiado por su propio partido y habló de “guerra sucia”. Metida en el papel de ariete de la Cuarta Transformación, el proyecto político de López Obrador, Sansores anunció que iba a recular para no dar pie a “malas interpretaciones”, pero al final dijo que finalmente sí iba a exponer al legislador en su show semanal.

“Es de mal gusto”, reprobó López Obrador, la principal figura de su movimiento. El presidente quiso ser salomónico, dijo en su conferencia mañanera que estimaba mucho a Sansores y que respetaba a Monreal, y negó que las fricciones internas le fueran a pasar factura a Morena. “No hay que pelearnos”, agregó de todas formas el mandatario en su conferencia mañanera del lunes.

Sheinbaum, favorita para hacerse con la candidatura de Morena según el grueso de las encuestas, dijo que “tiene razón el presidente”, pidió que se proteja “la unidad” e hizo un llamado a “actuar con prudencia”, pero tomó partido por Sansores. “Mi apoyo total a Layda”, señaló a la prensa.

Monreal, entonces, acusó al equipo de Sheinbaum de una supuesta campaña negra en su contra. “Pareciera un sistema, me imagino que importado del extranjero, porque sus asesores son extranjeros”, dijo el senador, en referencia a la contratación del español Antoni Gutiérrez-Rubí como asesor de la jefa de Gobierno. Marcelo Ebrard, el titular de Exteriores y principal competidor de Sheinbaum, ha dicho en más de una ocasión que tiene una buena relación con el senador y se ha mantenido al margen de los últimos conflictos. Adán Augusto López, el secretario de Gobernación y también en la baraja de aspirantes, ha tenido idas y venidas con Monreal, incluso se ha referido a él como “un compañero rebelde”, pero nunca han tenido un enfrentamiento abierto contra él.

Las diferencias entre Monreal y Sheinbaum no son un secreto y se remontan por lo menos a las elecciones de 2018, cuando ambos aspiraron a obtener la candidatura en Ciudad de México. Cuando Sheinbaum fue nombrada candidata por un método de encuestas, Monreal se quejó de los criterios y amagó con buscar la candidatura por otro partido, incluso ha reconocido que escuchó varias propuestas, pero ha comentado que decidió quedarse en Morena. Los ecos de ese conflicto han regresado para el proceso interno rumbo a las votaciones de 2024, en el que el senador se ha quejado varias veces de la metodología para elegir al abanderado morenista y ha vuelto a amagar con abandonar el partido.

Esas diferencias no solo han salido a relucir cuando sus ambiciones políticas se encontraron, también es patente en sus personalidades públicas y los argumentos que ponen sobre la mesa para hacerse con la candidatura. Sheinbaum se presenta como una heredera legítima de López Obrador y una garantía de continuidad para el proyecto de la llamada Cuarta Transformación. Monreal es un hábil negociador y movilizador político, que se asume como moderado y a menudo lanza críticas contra sus correligionarios.

Está por verse cómo reaccionarán distintos liderazgos del partido al material que tenga Sansores contra Monreal, entre ellos quienes decían que tenían listas las palomitas cuando el protagonista recurrente de El martes del jaguar era Alito Moreno. Más allá de los roces entre las corcholatas, Morena pone a prueba una vez más su resistencia al desgaste en el contexto de la carrera por la presidencia y la capacidad de llegar como un frente unido a las próximas elecciones presidenciales, una posibilidad que a la luz de los últimos acontecimientos parece cada vez más distante.