El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, junto al presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, y el de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, Alan D. Solomont, a la llegada al Foro Global Económico entre Estados Unidos, Latinoamérica y España. JUAN ARREDONDO

Líderes políticos, económicos y educativos de ambos lados del Atlántico se reunieron este miércoles por la mañana en el exclusivo Yale Club, en pleno corazón de un Manhattan tomado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para tratar los retos de la relación entre España, Latinoamérica y Estados Unidos en el marco de un escenario global herido por la guerra de Ucrania y los efectos de la pandemia: una creciente desigualdad y los problemas en las cadenas de suministro, cuya resiliencia se ha puesto a prueba.

El foro, que contó con las intervenciones del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que venía de ofrecer un potente discurso el día anterior en la ONU, estaba organizado por EL PAÍS y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos; patrocinado por Abertis, Baker & McKenzie, Hiberus e Iberia, con la colaboración de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos).

Los ponentes expusieron la importancia de una mayor cohesión y de estrechar los lazos históricos, económicos y culturales que unen a España, Latinoamérica y Estados Unidos en un contexto de dificultades e incertidumbres, para aprovechar así las oportunidades de inversión y cooperación económica.

La intervención en inglés de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, estuvo inevitablemente dominada por las noticias llegadas de Ucrania. La agresión “injustificada, brutal y sin provocar” de Rusia ha amplificado, dijo Albares, problemas acentuados por la pandemia: la desigualdad, el estrangulamiento de las cadenas de suministro y la crisis alimentaria. Ante ese escenario, “la relación transatlántica es crucial”. “Cuando América y Europa deciden hablar con una sola voz, el mundo escucha y nos sigue”. El ministro prometió emplear la próxima presidencia española de la Unión Europea para fortalecer la relación entre Europa y Latinoamérica. “España es y seguirá siendo la puerta de entrada a Europa” para la región.

José W. Fernández, subsecretario del Departamento de Estado, también resaltó los fuertes lazos históricos, culturales y económicos que unen a España, Estados Unidos y Latinoamérica y, en particular, las fuertes inversiones españolas en su país. “España tiene ya una larga relación con EE UU que se fortalece cada año. EE UU sigue siendo un destino estratégico para la inversión de las empresas españolas”, dijo.

José Morán, socio de Baker & McKenzie, moderó precisamente una mesa con varios directivos de empresas presentes en Estados Unidos. Morán resaltó la importancia de la ley de reducción de la inflación aprobada por Estados Unidos, que introduce incentivos económicos a las energías limpias.

La directora comercial y de Redes y Alianzas de Iberia, María Jesús López Solás, explicó cómo la compañía ha vivido dos años muy complicados, con multitud de retos y dificultades por culpa de la pandemia. López Solás subrayó que a pesar de esas dificultades, la compañía ha realizado una apuesta decidida por la sostenibilidad, con la modernización de la flota para contar aviones más eficientes energéticamente, entre otras medidas. “Estamos totalmente comprometidos con los objetivos de reducción de emisiones”, dijo, subrayando que la empresa ha emprendido el camino hacia la sostenibilidad. La directiva de Iberia también destacó la importancia de la industria aeronáutica para el futuro del sector aéreo y animó a “apostar por el desarrollo de un polo aeronáutico industrial en Madrid con los fondos Next Generation, que conviertan en España en el centro de referencia europeo del mantenimiento de aviones”.

Las inversiones también son muy necesarias en el sector de las infraestructuras, en particular Estados Unidos, que ha puesto en marcha un plan de renovación de las mismas, según destacó Lluís Sererols, director financiero de Elizabeth River Crossings, una empresa de Abertis. El grupo Abertis está interesado en participar en alianzas público-privadas para desarrollar y gestionar infraestructuras en Estados Unidos, un mercado en el que ya está presente con éxito.

Marcos Latorre, director general de Hiberus International Corp, subrayó la importancia de la tecnología en los cambios en los estilos de vida que ha traído la pandemia, y en particular con la extensión del teletrabajo y nuevas formas de relacionarse. Latorre señaló algunos sectores de futuro en tecnología, entre los que destacó el de científicos de datos y el de ciberseguridad. João Costeira, miembro del Comité Ejecutivo de Repsol, señaló que hacen falta grandes inversiones para financiar la transición energética y alabó los incentivos fiscales incluidos en la ley de reducción de la inflación de Estados Unidos como una medida más inteligente que la de imponer nuevos impuestos a la energía.

Antes, en la presentación del evento, Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, empresa editora de EL PAÍS, resaltó cómo el grupo de comunicación es en la práctica una “multilatina”, pues más del 70% de sus ingresos y resultados provienen de Latinoamérica (en el caso de este diario la mitad de sus lectores ya está en este hemisferio, recordó). “Hemos decidido invertir con fuerza en Latinoamérica en los últimos años, a pesar de todas las incertidumbres, a pesar de la política, de la regulación y también de las cuestiones de tipo de cambio”, aseguró.

Organizaciones internacionales
En el evento participaron también responsables de organizaciones internacionales. Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, señaló que “Latinoamérica y el Caribe puede ser una región solución” ante los problemas e incertidumbres que sacuden al mundo, derivados de los efectos de la pandemia y la guerra de Ucrania, principalmente. “Si bien la pandemia ha dejado numerosos problemas y aumentado la desigualdad, Latinoamérica tiene las condiciones y la potencialidad en transición energética y medioambiente, por ejemplo” explicó Asinelli, destacando cómo los países de la región son capaces de superar sus diferencias para poner a funcionar sus herramientas de desarrollo.

En un foro eminentemente económico, Mariano Jabonero se encargó de poner la región en la perspectiva de la educación y desde la experiencia de su trabajo como secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OIE). Jabonero pintó un panorama preocupante (aunque ofreció propuestas de futuro y se negó en caer en “el catastrofismo”). El grupo de países que engloba la OIE es muy pujante (se trata de la mayor comunidad bilingüe y la más creciente, con 850 millones de personas, hablantes de español y portugués), pero también es la que menos crece globalmente en productividad junto al África subsahariana. El problema son, a juicio de Jabonero, unos sistemas educativos “de baja calidad y baja inclusión”. “Ese es el gran reto, junto al hecho de que la formación profesional y la educación superior no logran mejorar la productividad”, añadió. ¿Qué hacer ante eso? Apostar por una educación híbrida, en la que se fortalezca la transformación digital, se mejore el acceso a la banda ancha y las aptitudes tecnológicas de los docentes y crezca el acceso de los hogares a Internet, sugirió Jabonero. “El futuro no es otro que virtual, tecnológico y digital. Es un reto educativo, pero también político y económico”.