El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, durante la rueda de prensa en Washington, este miércoles. JIM WATSON (AFP)

La última vez que la Reserva Federal subió medio punto los tipos de interés, Alan Greenspan era su presidente. Twitter no existía, Google no cotizaba y el iPhone no se había inventado, pero había una burbuja tecnológica en los mercados que recalentaba la economía. Era mayo de 2000. El actual presidente de la Fed, Jerome Powell, era socio de Carlyle, una firma de inversión. 22 años después, Powell ha tenido que apretar ese mismo gatillo y subir los tipos 0,5 puntos, lo que los deja entre el 0,75% y el 1%, por la inflación desbocada.

Powell ha cumplido con el guion. Una subida de 0,5 puntos se daba por segura desde hacía semanas. La Fed ya subió 0,25 puntos los tipos de interés en marzo. Era la primera vez desde que estalló la pandemia y el banco central inundó el mercado de liquidez.

Ahora, la Fed anticipa que serán necesarias sucesivas subidas, que Powell cifró en medio punto en cada una de las dos próximas reuniones, lo que llevará los tipos al 1,75%-2% ya a finales de julio. Esas subidas “estarán sobre la mesa”, que es la forma que tiene Powell de decir que eso es lo que espera hacer si no cambian las cosas. Para los bancos centrales, ser predecibles se ha convertido en un activo y tratan de mostrar la senda por donde van a transcurrir para evitar accidentes. De hecho, la Bolsa reaccionó con fuertes subidas.

“La inflación es demasiado alta y entendemos las dificultades que eso está provocando”, dijo Powell, apelando directamente a los ciudadanos estadounidenses. “Y nos estamos moviendo decididamente para rebajarla”, añadió.

Toca también reducir el gigantesco balance de 9 billones de dólares y la Reserva Federal ya se prepara para ello, también como estaba previsto. Empezará a hacerlo el 1 de junio a un ritmo que alcanzará una máxima velocidad de crucero de 95.000 millones de dólares mensuales, aunque en los tres primeros meses las compras serán de la mitad de ese importe.

La Reserva Federal tiene un doble mandato: lograr la estabilidad de precios y el máximo de empleo. Con una inflación que ha llegado al 8,5%, el máximo en cuatro décadas, y una tasa de paro en el entorno del 3,5%, en zona de mínimos históricos, una subida de tipos estaba cantada.

“La creación de empleo han sido fuerte en los últimos meses y la tasa de desempleo ha disminuido sustancialmente. La inflación sigue siendo elevada, lo que refleja los desequilibrios de la oferta y la demanda relacionados con la pandemia, el aumento de los precios de la energía y las presiones generales sobre los precios”, dice el comunicado del organismo.

El accidente de la contracción de la economía en el primer trimestre (por el sector exterior y la variación de inventarios) no altera el paisaje de una economía con precios y salarios al alza, fuerte consumo, sólida creación de empleo y dificultades para contratar trabajadores. Una economía que ha sufrido además el impacto de la guerra de Ucrania, transmitido sobre todo a través de los precios de la energía, y de los continuos atascos en la cadena de suministro, por ejemplo por las restricciones en China, factores que menciona también la Fed en su comunicado de este miércoles.

Más subidas en el horizonte
Los analistas esperan que todavía haya otra subida más de 0,5 puntos en la próxima reunión de la Fed en junio y que la Reserva Federal vaya avanzando rápidamente de medio en medio punto hacia unos tipos de interés neutrales, esto es, que ni frenen ni incentiven el crecimiento económico, en el entorno del 2,5%. A partir de ahí, los movimientos volverían a ser de 0,25 puntos. En su comunicado, el banco central estadounidense “anticipa que serán apropiados sucesivos aumentos del rango objetivo” de tipos.

La duda para algunos analistas es si este endurecimiento de la política monetaria llega tarde, si la Fed va por detrás de la curva y por eso tiene que subir medio punto de golpe. En realidad, al mercado ya ha llegado. Los tipos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han superado el 3% de interés, los tipos hipotecarios también se han encarecido y el dólar se ha revalorizado y se encuentra en su nivel más alto en 20 años frente a las principales divisas mundiales.

Los defensores de la Fed alaban el modo en que inyectó liquidez durante la pandemia y creen que ha sido una decisión deliberada mantener todo lo posible los estímulos, aunque ahora, cuando estalla la tormenta de precios, tengan que sacar el paraguas más rápido y subir los tipos de medio en medio punto, lo que retira o encarece el dinero y levanta la presión sobre los precios. Argumentan que la inflación desbocada no es consecuencia de la política monetaria, sino de una serie de factores externos como la guerra de Ucrania, la subida del petróleo, el alza de los alimentos o la escasez de chips.