Unos vecinos observan los daños en un edificio tras un ataque ruso, este lunes en Járkov. Foto: FELIPE DANA (AP)

Las tropas rusas han golpeado este lunes varias estaciones de tren e infraestructuras ferroviarias en cinco puntos del centro y el oeste de Ucrania en lo que parece un ataque coordinado para dificultar la logística del país y paralizar infraestructuras claves. Los bombardeos, que se han desarrollado en el plazo de una hora, han acabado con la vida de al menos cinco personas y han dejado más de 40 heridos. Estos ataques se producen unas horas después de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, visitasen Kiev, donde se reunieron con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. Los políticos estadounidenses llegaron y se marcharon en tren vía Polonia, en una visita que la Casa Blanca había tratado de mantener en secreto.

El mando militar ucranio ha asegurado en una nota publicada en las redes sociales que el ataque a las infraestructuras ferroviarias buscaba “interrumpir los suministros de armas” que sus aliados occidentales envían a Ucrania. El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, ha asegurado que Moscú usó “armas de precisión” para destruir subestaciones de tracción, que han dejado sin electricidad algunas de las líneas férreas que Kiev utiliza para trasportar armas y equipamiento militar extranjero.

El presidente Zelenski lleva semanas insistiendo en su petición de armas a sus aliados, ahora para hacer frente a la segunda fase de la invasión rusa, que ha cumplido ya 61 días y que ahora tiene como foco principal el área de Donbás, en el este, y el flanco sur del país. El Reino Unido ha anunciado este lunes que enviará a Ucrania vehículos blindados Stormer. También EE UU planea mandar un nuevo suministro de piezas de artillería, cohetes y granadas.

Pocos días después de que un mando militar ruso anunciase una segunda fase en la invasión a Ucrania, con el foco en la región de Donbás y en el sur de país tras el fracaso de su ofensiva contra Kiev, las autoproclamadas autoridades de la región separatista de Transnistria, en Moldavia, han asegurado este lunes que un edificio del Gobierno no reconocido por la comunidad internacional ha sido bombardeado con un lanzagranadas de mano en la capital de esa región, Tiraspol. Moscú apuntó que el nuevo objetivo de esta ofensiva era también obtener acceso a Transnistria (región fronteriza con el sur de Ucrania), un territorio que lleva años atrapado en la Guerra Fría y donde Rusia (que no reconoce este territorio como independiente) tiene una agrupación militar de unos 1.000 soldados responsables de viejos depósitos de municiones de la URSS.

En las últimas semanas, el Gobierno ucranio ha alertado de que Rusia podría lanzar también ataques desde ese territorio, que se autoproclamó independiente en 1990 y que tras varios referendos no reconocidos votó para unirse a Rusia, con la que no tiene frontera. Sin embargo, la presidenta moldava, Maia Sandu, ha asegurado que no tiene información de que se esté preparando una ofensiva contra Ucrania desde Transnistria. El gobernador de la región ucrania de Vinnitsia, en el sudoeste del país, acusó a Rusia en su canal de Telegram del ataque en Transnistria, que consideró una “provocación planeada”.

Mientras, grandes incendios han arrasado este lunes depósitos de petróleo en la ciudad rusa de Briansk, a 160 kilómetros de la frontera con Ucrania y un centro clave para la ofensiva en el país vecino. Las imágenes publicadas en las redes sociales mostraban columnas de humo saliendo de las instalaciones.

Las autoridades rusas no han aclarado el origen de los incendios y han dicho que investigan las causas. Las televisiones estatales rusas informaron de dos explosiones separadas, una en una instalación civil de almacenamiento de petróleo, parte de un oleoducto, y otra en un depósito militar de petróleo, en lo que algunos analistas creen que puede ser un acto de sabotaje ucranio. En otras ocasiones, Moscú ha acusado a Kiev de llevar a cabo varios ataques en los pasos fronterizos y otras instalaciones dentro del país y este lunes ha asegurado que Ucrania ha atacado Nejoteevka, el paso fronterizo en la carretera de Bélgorod a Járkov.

15.000 militares rusos muertos
El Reino Unido ha estimado este lunes que unos 15.000 militares rusos han muerto en la ofensiva contra Ucrania, lanzada por el presidente Vladímir Putin el pasado 24 de febrero. El Ministerio de Defensa ruso ha reconocido algo más de 1.300 muertes. En Rusia está penado con hasta 15 años de cárcel difundir informaciones no oficiales (es decir, todos los datos o delaciones que no provengan de las fuentes gubernamentales, incluidas cifras de fallecidos) o denominar guerra a lo que el Kremlin llama “operación militar en Donbás”. Esta ofensiva busca, según Putin, “desnazificar” Ucrania, un país gobernado por un presidente judío, y “liberar y proteger” a las personas de habla rusa, pese a que habitantes de ciudades como Járkov, la segunda mayor del país y de mayoría rusófona, están bajo el fuego constante. Este lunes, el enésimo ataque que está dejando en ruinas esa ciudad ha matado a tres personas.

El intento de evacuar a los civiles atrapados en el asedio a la planta siderúrgica en Mariupol ha fracasado de nuevo este lunes. Alrededor de un millar de civiles se refugian en plantas subterráneas de la acería Azovstal, donde se han hecho fuertes soldados ucranios y miembros del batallón Azov, una brigada que se fundó en 2014 con vínculos con organizaciones y miembros de extrema derecha, que con el paso de los años ha ido perdiendo a la mayoría de sus miembros fundadores y transformándose en un grupo de fuerzas especiales integrado en la guardia nacional ucrania.

Azovstal se ha convertido en el último bastión de resistencia ucrania en la ciudad del mar de Azov, arrasada casi hasta los cimientos y donde las imágenes satelitales han mostrado en los últimos días enormes fosas comunes. Mariupol se ha convertido en uno de los símbolos de los horrores de la invasión de Putin sobre Ucrania.

Rusia había anunciado planes para un alto el fuego este lunes, pero el Gobierno ucranio advirtió de que Moscú había vuelto a faltar a sus promesas y que no podía garantizar la seguridad de los corredores humanitarios.