Los bomberos trataban de apagar este lunes un incendio provocado por el ataque de misiles rusos en Lviv, en el oeste de Ucrania. Foto: JOE RAEDLE (GETTY IMAGES)

La violencia ha vuelto a acercarse a la frontera de Ucrania con la Unión Europea. Varios ataques con misiles a la ciudad de Lviv, a unos 70 kilómetros de territorio polaco, han causado este lunes la muerte de al menos siete personas, según informó el responsable de la administración militar regional, Maksim Kozitskyi. Al menos 11 personas, entre ellas un niño, han resultado heridas en esta ofensiva dirigida contra infraestructuras militares. El alcalde de la ciudad, Andrii Sadovi, ha asegurado en su canal de Telegram que los siete fallecidos son las primeras víctimas civiles en esta ciudad durante la invasión. La víctima más joven tiene 30 años. Mientras, la ciudad de Mariupol, en el sureste del país, se resiste a ceder el control a Rusia ante el atroz asedio militar que sufre desde hace semanas y el ultimátum del Kremlin para su rendición. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha criticado esta madrugada el retraso en la entrega de armas comprometidas por los países aliados.

Sadovi reveló que fueron cinco los misiles que habían caído en el municipio, y que fueron cuatro los que han causado la destrucción en el casco urbano: tres cohetes fueron dirigidos a edificios militares y un cuarto cayó en una estación de reparación de coches. En esta última localización perdieron la vida cuatro personas, según Kozitskii. El jefe militar de la provincia de Lviv solo precisó que el bombardeo había impactado en infraestructuras militares, entre ellas, un almacén en desuso.

Las autoridades ucranias limitan al máximo que los medios de comunicación difundan detalles e imágenes sobre las acciones enemigas contra objetivos considerados estratégicos, incluso bajo amenaza de pena de cárcel. Así sucedió el pasado 26 de marzo, cuando dos ataques con misiles de precisión Kalibr destruyeron en el centro de Lviv unos depósitos de combustible y dañaron unos hangares de reparación de tanques. El Ejército no reveló esta información e incluso impidió a los periodistas que tomaran imágenes de los destrozos que las bombas rusas causaron en una escuela vecina a los hangares.

El 13 de marzo, los misiles rusos apuntaron a la base militar de Yavoriv, a unos 40 kilómetros al noroeste de la ciudad y a 20 kilómetros de Polonia, con un balance de al menos a 35 personas muertas y 134 heridos. La base de Yvoriv volvió a ponerse en funcionamiento poco después como centro de formación militar, según confirmaron a EL PAÍS fuentes del Ejército. Los portavoces militares de Lviv indicaron que el ataque de hoy, como el de Yavoriv, se habría llevado a cabo desde bombarderos que habrían despegado desde bases rusas en el Mar Caspio. La aviación del Ejército invasor evita sobrevolar Ucrania por las numerosas bajas que han causado los sistemas de defensa antiaérea.

Sadovi ha detallado en rueda de prensa que, entre los heridos de este lunes, hay dos personas en estado crítico. Ocho edificios de viviendas y un colegio han sufrido desperfectos. “Actualmente, no hay ciudades seguras y peligrosas en Ucrania”, ha dicho el alcalde de Lviv para alertar a la población del peligro pese a la aparente tranquilidad en la que viven las provincias occidentales del país, en comparación con las del frente de guerra oriental y del Sur. “Reclamo otra vez más a los residentes de Lviv que cuando oigan las sirenas, se dirijan a los refugios. Eso les salvará la vida”, ha insistido Sadovi. En grandes ciudades como Lviv o Dnipró, alejadas de las zonas más castigadas por la guerra, una elevada parte de la población hace caso omiso de las sirenas que alertan de un posible ataque aéreo. Estas sirenas se activan cuando los radares ucranios detectan misiles enemigos que pueden dirigirse a su territorio.

Lviv ha sido, desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, uno de los principales puntos de salida del país para los ucranios que huían de la invasión rusa, por su cercanía con la frontera polaca. La mayoría de los casi 5 millones de refugiados ucranios en el extranjero han pasado por Lviv en dirección a Polonia. Pero esta región también juega un papel determinante en la recepción de material militar procedente de los países europeos y norteamericanos miembros de la OTAN. El Ministerio de Defensa ruso ha advertido que los convoyes con armamento que entran a Ucrania por las fronteras occidentales son también un objetivo a destruir.

Ofensiva a objetivos militares
En Kiev, la capital del país, un reportero de la agencia Reuters ha escuchado una serie de explosiones cerca del río Dnipró, mientras que el medio de comunicación Suspilne ha informado de que dos personas resultaron heridas en ataques en la región sur de Dnipropetrovsk, en el centro del país.

Por su parte, la aviación rusa ha informado de más de un centenar de ataques a objetivos militares en Ucrania en las últimas horas, según el parte bélico matutino del Ministerio de Defensa de Rusia. “La aviación operacional-táctica de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia atacó 108 áreas de concentración de personal y equipo militar ucranio”, indicó el portavoz Igor Konashénkov.

‎Según la información del Ministerio que encabeza Serguéi Shoigú, la ofensiva ha destruido 16 instalaciones militares ucranianas durante la noche, incluidos ‎‎cinco puestos de mando, un depósito de combustible y tres almacenes de municiones, así como ‎‎blindados y fuerzas ucranianas.‎

El Ejército ruso, según el parte de este lunes, ha golpeado cerca de Mikolaiv, en el sur del país; Barvenkovo, en la región de Járkov, en el noreste; en Popasna, en la de Lugansk, y en Yampol y Kramatorsk, en la de Donetsk, en la franja oriental de Ucrania.

Mariupol resiste
Mientras Rusia mantiene bombardeos en varios puntos del país, la castigada Mariupol resiste al asedio y al ultimátum de las Fuerzas Armadas rusas. El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, ha afirmado este lunes que esta ciudad “ya no existe” tras los enormes daños materiales causados por los ataques rusos y ha resaltado que la situación en la ciudad es “dura a nivel militar” y “descorazonadora”. “La ciudad ya no existe. Lo que queda de las tropas ucranias y un gran grupo de civiles están básicamente rodeados por las fuerzas rusas. Continúan su lucha, pero parece, por la forma en la que se comportan los rusos en Mariúpol, que han decidido arrasar la ciudad hasta los cimientos a cualquier precio”, ha manifestado.

Kuleba ha resaltado en una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense CBS que durante las últimas semanas “no ha habido contactos con diplomáticos rusos a nivel del Ministerio de Exteriores” y ha incidido en que, tal y como ha señalado Zelenski, “Mariupol podría ser una línea roja”.

Zelenski criticó el domingo el retraso de algunos países aliados en las entregas de la munición y las armas que el Gobierno de Ucrania ha estado solicitado desde el inicio de la guerra. “Estamos agradecidos con aquellos que realmente ayudan con todo lo que pueden. Pero aquellos que tienen las armas y municiones que necesitamos y retrasan su provisión deben saber que el destino de esta batalla también depende de ellos”, ha sostenido el mandatario ucranio en su discurso diario a la población.

El presidente ucranio ha asegurado que cada retraso en la entrega de armas es “un permiso” para que Rusia “se lleve la vida” de los ucranios. “Así lo interpreta Rusia. Ese no debería ser el caso en la realidad”, ha añadido. El Kremlin insistió este lunes en que continuará la campaña militar en Ucrania. La guerra, según el Gobierno del Ejército invasor, marcha “según el plan” previsto. “La operación militar especial continúa. El presidente [Vladímir Putin] dijo recientemente que todo marcha según lo previsto”, ha afirmado el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.

El portavoz del Kremlin se refirió a las negociaciones con Kiev para alcanzar un alto el fuego y dijo que “la postura (de Ucrania) cambia a menudo y la dinámica de la marcha del proceso negociador deja mucho que desear”.