El entonces primer ministro ruso, Dimitri Medvédev (izquierda) charla con el presidente ruso, Vladímir Putin, en 2019. MIKHAIL SVETLOV (GETTY IMAGES)

Moscú ha amenazado este jueves con desplegar armas nucleares junto a los países nórdicos si Finlandia y Suecia se adhieren a la OTAN, como han dejado entrever en los últimos días. “No habrá nada más que hablar sobre cualquier estatus no nuclear de la región del [mar] Báltico, el equilibrio deberá ser restablecido”, ha asegurado el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y exmandatario Dmitri Medvédev. Sin embargo, los países de la región advierten de que la zona no está desmilitarizada y Rusia ya cuenta con armas nucleares en el enclave de Kaliningrado. “La comunidad internacional está al tanto de ello”, ha respondido el ministro de Defensa lituano, Arvidas Anusauskas.

Además de amenazar con el envío de armamento nuclear, Medvédev también ha adelantado que esa adhesión supondría que Rusia desplegara más tropas en la zona. “Si Suecia y Finlandia entran en la OTAN, la frontera terrestre será el doble y, naturalmente, tendrá que ser reforzada. Será necesario aumentar drásticamente las defensas terrestres y aéreas, y desplegar unas fuerzas navales importantes en el golfo de Finlandia”, ha afirmado el expresidente y ex primer ministro ruso.

A pesar de que Suecia y Finlandia no son miembros de la OTAN, o no lo son todavía, sus representantes acuden con mucha asiduidad a las reuniones que mantienen los miembros de la organización transatlántica. La colaboración entre los dos países nórdicos y la Alianza se ha incrementado en los últimos años; soldados finlandeses y suecos han participado en maniobras militares organizadas por la OTAN —como las del pasado marzo en el norte de Noruega— y desde que han empezado a caer las bombas en Ucrania, los ministros (de Exteriores y Defensa) han participado en todas las citas del grupo transatlántico. Esto ha llevado al secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, a decir que los 30 miembros de la OTAN recibirían con los brazos abiertos a los dos países nórdicos si deciden dar el paso.

“Es una decisión que deben tomar ellos desde su autonomía y soberanía”, señaló Stoltenberg la semana pasada, antes de la última reunión de los titulares de Exteriores. Aunque también subrayo que “ellos podrían integrarse con facilidad en la organización si deciden dar el paso”, una frase, esta última, que sonó casi a una invitación formal de ingreso. “Estoy seguro de que encontraremos la manera de resolver las preocupaciones que puedan tener en relación con el periodo entre la posible solicitud y la ratificación final”, llegó a subrayar el noruego, ante un escenario en el que resuenan las amenazas rusas y el hecho de que el paraguas de la seguridad colectiva, que asegura que ante la agresión a un miembro de la Alianza todos reaccionan para su defensa, no estaría todavía en vigor.

Esto último apunta a que para Suecia y Finlandia puede haber una vía rápida de ingreso. Ante esto, en la OTAN recuerdan que la Alianza tiene una serie de valores compartidos, como la democracia, que en el caso de los dos países nórdicos están acreditados. Este punto de partida les daría ventaja frente a otros que esperan al ingreso, como Georgia —que, además, tiene dos zonas en conflicto en su territorio—. “No hay países más cercanos a la coalición”, llegó a decir Stoltenberg, en referencia a los años de colaboración entre los dos vecinos del norte de Europa y la OTAN, que se estrechó sobre todo tras la anexión rusa de la península ucrania de Crimea, en 2014. “Por eso creo que el proceso de adhesión de estos países puede ser bastante fluido, porque sabemos que ya están muy cerca de la OTAN”, agregó el secretario general.

Armas nucleares en Kaliningrado
El ministro lituano de Defensa ha respondido este mismo jueves a las declaraciones de Medvédev sobre el despliegue de armamento nuclear en la región del Báltico: “Las amenazas rusas resultan un poco extrañas cuando sabemos que, incluso sin la situación actual, [Moscú] cuenta con armas a 100 kilómetros de nuestra frontera”. “Siempre han almacenado armas nucleares en Kaliningrado (un enclave ruso fronterizo con Polonia y Lituania). La comunidad internacional, los países de la región, están perfectamente al tanto de ello. Lo usan como amenaza”, ha agregado Anusauskas al canal BNS.

Además, el equilibrio nuclear de la región también podría resultar alterado por las acciones del aliado más fiel del Kremlin, el régimen de Aleksandr Lukashenko. El Gobierno bielorruso impulsó a finales de febrero —tres días después del inicio de la guerra en Ucrania— una reforma constitucional que contempla el despliegue de armas de destrucción masiva rusas en su territorio, fronterizo con tres miembros de la OTAN: Polonia, Lituania y Letonia. Días antes de comenzar la invasión de Ucrania, Lukashenko y Putin presenciaron juntos una exhibición de la amplia gama de misiles con capacidad de transportar ojivas nucleares de los que dispone Moscú.

Cambio en el tablero geopolítico
Las amenazas del Kremlin a Suecia y Finlandia han sido constantes desde finales de 2021. El pasado 24 diciembre, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, advirtió a Estocolmo y Helsinki de que habría “graves consecuencias políticas y militares” si decidían ingresar en el bloque militar. Desde entonces, las declaraciones intimidatorias del Kremlin se han repetido casi semanalmente. Sin embargo, las opciones de que Suecia y Finlandia entren en la Alianza son ahora mayores que nunca. El apoyo a la integración se ha extendido entre gran parte del arco parlamentario de ambos países, mientras diversas encuestas muestran un cambio radical en la opinión pública: por primera vez, una mayoría de la población de ambos países es partidaria de ingresar en la OTAN. En el caso finlandés, se ha triplicado en cuatro meses el número de ciudadanos que aprueban dejar atrás la “política de no alineamiento” —como la definen Estocolmo y Helsinki— e integrarse en la organización militar.

La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, declaró este miércoles tras reunirse en Estocolmo con su homóloga sueca, Magdalena Andersson, que Helsinki decidirá “en las próximas semanas” si solicita o no su entrada en la OTAN. La mandataria escandinava se mostró más cauta, aunque no desmintió la posibilidad de que Suecia formalizara su petición de adhesión el próximo verano, durante la cumbre de la Alianza que se celebrará a finales de junio en Madrid.

Si Suecia y Finlandia se adhieren finalmente a la organización militar, el número de países aliados llegaría a los 32. Y la frontera entre la Alianza y Rusia pasaría a tener algo más del doble de kilómetros que actualmente. Los Gobiernos de Andersson y Marin han anunciado en las últimas semanas que elevarán el gasto militar en los próximos años por encima del 2% —la cifra acordada por los aliados de la OTAN en la cumbre de Gales de 2014—.