El primer ministro de Italia, Mario Draghi (en el centro), durante una Cumbre de la Unión Europea, el 25 de marzo. JOHN THYS (AFP)

El sismógrafo de la política italiana llevaba muchas semanas sin registrar movimientos. Las constantes crisis del Gobierno transalpino han pasado a un segundo plano en medio del conflicto de Ucrania. Pero justamente a cuenta del gasto militar pactado en el seno de la OTAN a raíz de esta guerra se ha vuelto a abrir una brecha importante en el Consejo de Ministros, una herida que amenaza con provocar la primera gran crisis del año. El Movimiento 5 Estrellas (M5S) amenaza con votar este jueves en el Senado en contra del aumento de la partida de Defensa hasta el 2% del PIB, como ya ha anunciado que hará el primer ministro, Mario Draghi. Se trata de dar cumplimiento a las directrices acordadas en la OTAN, fijadas como máximo para 2024. Pero el líder del M5S ha asegurado que este objetivo no es una prioridad para los italianos y amenaza con fracturar la mayoría de Gobierno. El Ejecutivo ha decidido este miércoles someter la aprobación de un decreto sobre el envío de ayuda y armas a Ucrania a una cuestión de confianza.

El M5S es el partido con mayor representación parlamentaria en el Ejecutivo de unidad italiano. Giuseppe Conte, su líder, perdido en el día a día de la política desde que se puso al frente del partido populista, intenta ahora recuperar perfil oponiéndose al aumento del gasto militar. El problema es que su propio relato político no le acompaña. El ex primer ministro gastó más en defensa que el actual jefe del Gobierno —en 2021 hubo un aumento del 17% de la inversión pública en esa partida respecto a la de 2018—, pero las encuestas señalan que los italianos no quieren ahora invertir ese dinero en armas y prefieren afrontar otras prioridades. “Un aumento del gasto militar ahora sería impropio. Nuestra seguridad no depende de 10.000 o 14.000 millones de euros más. Seguiremos debatiendo sobre esto”, dijo Conte tras reunirse el martes en Roma con Draghi.

Los grillinos, necesitados de un empujón en los sondeos, señalan en público que esos recursos deberían destinarse a frenar el alza de los precios energéticos o a inversiones sanitarias. Pero, en privado, muchos de ellos reconocen que hay una estrategia política detrás de una negativa que podría provocar una crisis de Gobierno. “Es un tema complicado y tampoco hay unanimidad dentro del partido. Pero es evidente que la jugada va más allá del contenido del decreto”, señala un diputado del M5S. Efectivamente, el gasto militar no se encuentra en el Decreto Ucrania que ha aprobado el Ejecutivo, y debería rechazarse a través de otros mecanismos. El partido tiene ahora mismo un 13% en intención de voto en las encuestas, algo más de 20 puntos menos que el resultado obtenido en las elecciones de marzo de 2018. Conte, además, no logra hacerse con el control de la formación y su liderazgo se pone en cuestión en cada decisión que yerra.

La amenaza del líder grillino causó enorme malestar en el actual primer ministro, que se marchó inmediatamente después a explicar la situación al presidente de la República, Sergio Mattarella. En el palacio Chigi, sede del Ejecutivo, aseguran que lo hizo porque el jefe del Estado también lo es de las Fuerzas Armadas y, además, es el garante de los acuerdos internacionales asumidos por Italia. Las mismas fuentes muestran cierto malestar por una maniobra que consideran falta de sustancia (10 países europeos ya lograron el objetivo en 2021).

“Italia tiene un compromiso de llevar gradualmente el gasto militar al 2% del PIB. Un recorrido realizado por todos los presidentes del Consejo. El año pasado ya lo hizo Draghi con el mismo grado de aumento. Por eso, el primer ministro ha dicho que no se pueden cuestionar los compromisos internacionales tomados por Italia. Rediscutirlos pone en riesgo el pacto de la coalición”, señalan fuentes de la presidencia del Consejo de Ministros a este periódico.

El Gobierno ha decidido someter la medida, que se votará este jueves en el Senado, a una moción de confianza. Un mecanismo parlamentario que permite medir la solidez del Ejecutivo y de la mayoría que lo conforma. En caso de votos contrarios, se abriría una crisis política en un momento de extrema volatilidad para Italia. Algo que, al menos de puertas hacia afuera, ha sido muy criticado por el líder del Partido Democrático, Enrico Letta. “Italia dejaría atónito al mundo entero si abriese ahora mismo una crisis de gobierno. Sería perjudicial para nosotros, para todos nosotros. Y sería tremendamente negativa para el proceso de paz y para quien sufre la guerra. Trabajamos para evitarla”. El Ejecutivo, en ningún caso, podría caer en estos momentos, justo cuando se diseña la ley de presupuestos e Italia intenta buscar una solución a la crisis energética asumiendo un papel más relevante en la crisis ucrania.

Draghi mantuvo, precisamente el miércoles por la tarde, una conversación telefónica con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, que duró alrededor de una hora. El mandatario ruso expuso al italiano los motivos por los que Moscú ha tomado la decisión de cobrar su gas en rublos y le aseguró que esto no afectará a las compañías europeas, según el Kremlin. Los dos líderes abordaron los pasos dados en las negociaciones de paz en Estambul. Draghi subrayó “la importancia de establecer cuanto antes un alto el fuego para proteger a la población civil y apoyar el esfuerzo negociador”, según explican fuentes del Gobierno italiano.