Tuvimos una recuperación parcial de la industria manufacturera en 2021: Ernesto O’Farrill. (Shutterstock)

La actividad manufacturera en México se estancó en los últimos meses, pero el panorama para 2022 pinta mejor, ante una menor disrupción en las cadenas de suministro globales, mejores condiciones epidemiológicas y por el impulso previsto de la industria en Estados Unidos, por lo que apunta a que sea uno de los principales motores de la economía.

Entre enero y noviembre del año pasado las manufacturas acumularon un crecimiento de 9.0 por ciento, luego de una caída de 9.6 por ciento en todo 2020, a causa de la crisis ocasionada por el coronavirus.

“Tuvimos una recuperación parcial de la industria manufacturera en 2021, debido a los cuellos de botella que se dieron en la cadena de producción y esa circunstancia aún prevalecerán en la primera parte de este año”, afirmó Ernesto O’Farrill, presidente de Grupo Bursamétrica.

No obstante, prevé que a partir del segundo semestre de este año la normalización de flujos de suministros permitirá que la manufactura tenga un crecimiento e inclusive se va a convertir en el motor de la economía mexicana, impulsada por el sector automotriz, así como el sector electrónico y químico farmacéutico.

Asimismo, estima que la industria en general crecerá 2.5 por ciento, y para la industria manufacturera se espera un avance de 3.5 por ciento.

Citibanamex prevé que la industria manufacturera avanzará 3.8 por ciento en el presente año, por arriba del 2.5 por ciento previsto para la industria en total, y del 1.9 por ciento que estima para los servicios.

Según los pronósticos del banco, el mayor dinamismo se observará en equipo de transporte, con 7.1 por ciento, donde el segmento de autos y camiones crecerá 9.0 por ciento y 6.9 por ciento avanzarán las autopartes.

Le siguen el equipo de comunicación y electrónicos, con 4.0 por ciento, insumos y acabados textiles, también con 4.0 por ciento, y maquinaria y equipo, con 3.6 por ciento.

En expansión
Ricardo Aguilar Abe, economista en jefe del Grupo Financiero Invex, coincidió en que el panorama para las manufacturas es positivo.

“Por un lado, las disrupciones en la cadena global de suministros que afectaron la disponibilidad de semiconductores han cedido. Por otra parte, la industria norteamericana se mantiene firme a pesar del disparo de casos de Covid-19 y el próximo inicio de un ciclo restrictivo por parte de la Reserva Federal”, aseguró.

“Hacia 2022 seguiremos viendo expansión en la industria de las manufacturas. El dinamismo que reporta EU a partir de la actividad industrial y el consumo conllevará a una situación de arrastre económico externo”, señaló Carlos Hernández, analista sénior de Masari Casa de Bolsa.

Añadió que por un lado, “veremos crecimiento en la industria de electrónicos, componentes de automóviles y textiles. Si bien es cierto que la industria de los automóviles podría mostrar un impacto negativo derivado de la escasez de semiconductores, la tendencia general de consumo nacional y externo lo mantendrá en canal de expansión”.

“Los mayores retos que enfrenta la industria manufacturera son “incrementos en costos por insumos y energía; limitantes en la producción a partir de medidas de contención contra los contagios (cuellos de botella) y una posible desaceleración en el consumo a partir del impacto por inflación”, expuso Hernández

Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, indicó que el desempeño de la actividad industrial de la manufactura al cierre del año y en el primer trimestre de 2022, dependerá principalmente de la pandemia y del riesgo que esta representa para la normalización de las cadenas de suministro.

Sigue rezago
Respecto al nivel previo a la pandemia, de febrero de 2020, la actividad manufactura mostraba un rezago de 1.4 por ciento hasta noviembre pasado. Destacan el rezago en los subsectores de curtido y acabado de cuero y piel (20.3 por ciento), fabricación de equipo de transporte (19.3), fabricación de prendas de vestir (15.2), y fabricación de productos textiles (4.5).

En contraste, la fabricación de productos derivados del petróleo está 50 por ciento por arriba de su nivel previo a la pandemia; le siguen la fabricación de accesorios y aparatos eléctricos (12.6), así como impresión e industrias conexas (10.7).