CIUDAD DE MÉXICO.- No heroínas, sino mujeres de carne y hueso. Féminas insurrectas e irreverentes, cuya historia ha sido distorsionada detrás de mitos o leyendas negras, malinterpretadas, vendidas como esclavas, consideradas santas o demonios; pero que, gracias a su resistencia y valentía, “unieron mundos opuestos por medio de la palabra”.

Desde Malintzin y Tecuichpo hasta Dolores del Río, pasando por Sor Juana y la Güera Rodríguez, por Concepción Lombardo, Carmen Serdán y Antonieta Rivas Mercado, el libro Hijas de la historia (Planeta) de Isabel Revuelta Poo profundiza en la vida de diez mexicanas que transformaron, “desde el lugar que les tocó”, el devenir del país en los últimos cinco siglos.

Son mujeres no siempre visibilizadas, algunas casi desconocidas; pero, aún así, han estado presentes en todos los ámbitos de la nación, tejiendo una historia con minúscula a través de sus pasiones, penas y deseos que, al final, se enlaza a nuestra Historia con mayúscula”, afirma.

En entrevista con Excélsior, la investigadora explica que “todas ellas bordan, con el hilo conductor de su existencia, el tejido del que estamos hechos y narran la parte de la historia de México que a las mujeres también nos ha tocado vivir”.

Aclara que, con sus destinos, “forjan casi desapercibidamente lo mismo que los hombres; pero desde las condiciones que tuvieron, que nunca han sido iguales a las de los varones. No es ficción, son hechos reales”.

La narradora nacida en 1973 destaca que la aportación de estas féminas a la colectividad y a la cotidianidad de su respectiva época cobra su verdadera dimensión al desvelar cómo influyeron en los hombres que realizaron procesos y acciones.

Ellas hablan, escriben, opinan, piensan, adoptan creencias, sufren tragedias; a algunas les va fatal, y a otras no tanto. Pero ninguna claudica. Me gustan sus vidas porque entretejen grandes valores. Nos identificamos con ellas, sentimos orgullo”, agrega.

La internacionalista admite que seleccionar a estas diez mujeres fue un reto. “Quería que estuviera representado el México prehispánico y la Conquista, el virreinato, la guerra de Independencia, el país ya libre, el Porfiriato, la Revolución y la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, no escogí más contemporáneas porque para valorarlas debe haber distancia”.

Además de las mencionadas, hurga en las vidas de Mirra o Catarina de San Juan, la China Poblana, (1606-1688) y Frances Erskine Inglis y la marquesa de Calderón de la Barca (1804-1882).


Cuando conoce a Hernán Cortés, Malintzin ya había sido vendida dos veces. No era ajena a las tragedias, sabía de qué se trataban las guerras, los tributos, el ser sometido por otro pueblo. Y Tecuichpo, la hija de Moctezuma, formaba parte de un ámbito privilegiado, era una princesa.

A las dos les tocó el fin de los tiempos y se adaptaron. Pero hay que verlas sin juzgarlas. Sin duda se conocieron desde la Noche Triste, luego vivieron en Coyoacán; ambas fueron mujeres de Cortés y tuvieron hijos suyos”, señala.

Para la historiadora, sor Juana Inés de la Cruz fue “uno de los seres más brillantes e iluminados. Quiso estudiar, no se conformó con la escuela de la amiga. Es una mujer de la corte, que disfruta la música, el teatro. Abre brecha”.

Le llamó también la atención María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio, la Güera Rodríguez. “Es una criolla muy cerca del poder. Encarna el transitar de dos tiempos. Pasa a la historia como una cortesana, como una mujer que por sus encantos físicos tuvo un acercamiento con los insurgentes. Hay mucho mito. Pero tuvo voz propia”.

Carmen Serdán le interesó, indica, porque “es una promotora de las ideas, sufragista, activista. Está convencida de que necesita haber democracia y lucha para que se termine la dictadura de Porfirio Díaz. Es contrabandista de armas, sufrió la represión de sus hermanos, promovió el voto”.

Finalmente, Revuelta Poo se detiene en la actriz Dolores del Río.

Tiene el valor de vivir un siglo moderno, cambiante. Se dedica a su carrera; tras varios divorcios, decide no tener hijos, toma pastillas anticonceptivas, vive una vida plena y encarna la modernidad. Engloba bien a la mujer del siglo XX”, concluye.

Isabel Revuelta Poo, historiadora