Texas ha cerrado el grifo de gas a México. El gobernador del Estado, Greg Abbott, prohibió este miércoles las exportaciones fuera del territorio hasta el 21 de febrero. La orden, efectiva de forma inmediata, obliga a los productores a vender el gas a centrales energéticas texanas. Con esto, Abbott pretende incrementar el suministro doméstico a los miles de ciudadanos que se han quedado sin electricidad a raíz de la mayor nevada de su historia. México, que depende del gas texano y que también ha sufrido un apagón masivo, llamó a EE UU a “actuar en conjunto” para asegurar el abasto de la sustancia mientras recurre a otras fuentes de energía para llenar el vacío que dejan las importaciones.
La situación de Texas sigue siendo crítica tras tres días de temperaturas bajo cero y cortes de electricidad. Al menos 31 personas han perdido la vida durante el temporal. Aunque el Estado norteamericano ha restablecido el servicio a 1,6 millones de hogares este miércoles, todavía quedan miles de hogares en la oscuridad. El frío ha disparado la demanda de gas justo cuando muchos de los yacimientos y ductos en la región se han congelado.
Este contexto llevó al republicado Abbott a hacer uso de la declaración de desastres emitida la semana pasada para prohibir las exportaciones. “Eso incrementará la electricidad que se va a producir y enviar a los hogares aquí en Texas”, declaró este miércoles en una rueda de prensa. La medida ha agarrado por sorpresa al sector y creado incertidumbre. En una carta enviada al regulador eléctrico texano, Abbott informó de que los productores de gas debían ofrecérselo primero a las centrales locales “antes de dejar el Estado”, según un reporte de Bloomberg. El lenguaje utilizado en la misiva abría una rendija a las exportaciones que contrasta con la prohibición total anunciada en rueda de prensa.
La decisión de Texas se ha visto con preocupación al otro lado de la frontera. Más de un 60% de la generación energética de México depende del gas natural que utilizan las centrales de ciclo combinado y alrededor del 70% de ese consumo se cubre con importaciones desde Estados Unidos. De allí, la alarma. La secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, se puso en contacto este miércoles con el representante de EE UU en México para buscar la “no afectación a la industria y garantizar el abasto de gas natural”. “Sabemos los momentos que viven también allá, mas de no actuar en conjunto los resultados podrían ser más complicados”, advirtió la funcionaria.
La congelación de los ductos y la subida de los precios del gas a niveles inasequibles para la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la eléctrica paraestatal, desembocaron el lunes en un apagón que afectó a 4,7 millones de personas al norte de México y provocó pérdidas multimillonarias a la industria manufacturera, el motor económico de la región. El martes y el miércoles el operador eléctrico mexicano ordenó desconexiones temporales en 29 estados del país para dar estabilidad a la red y evitar nuevas caídas. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido este jueves a los ciudadanos ahorrar energía durante las tardes ante posibles nuevos cortes.
Hasta ahora, el Gobierno mexicano ha sorteado la interrupción en el suministro mediante parches temporales, pero la prohibición de Texas a las exportaciones hasta el 21 de febrero amenaza con agravar la situación. La CFE ha asegurado este jueves que hay margen para actuar gracias a otras fuentes de energía. “En caso de que se dé esta inminente falta de gas natural tenemos estas fuentes de energía alterna con las cuales podemos hacer frente a la demanda nacional”, ha dicho este jueves el responsable de generación de la paraestatal.
El hueco dejado por las importaciones ha sido rellenado por plantas hidroeléctricas, fotovoltaicas, y termoeléctricas que funcionan con combustóleo y diésel vendidos por la petrolera estatal Pemex a precios favorables. Habitualmente, estas termoeléctricas más contaminantes no suben su producción a la red por los mayores costos de producción, pero la emergencia ha obligado al Gobierno a echar mano de todos los recursos disponibles. Con esta combinación se pretende llegar a 30.000 MW de producción, aunque la demanda esperada para este jueves es de 38.000 MW.
Además, la CFE anunció este miércoles la compra “inmediata” de cuatro buques de almacenamiento de gas licuado que transportarán la sustancia hasta los puertos de Manzanillo, en el Estado de Colima, y Altamira, en Tamaulipas, y que llegarán este jueves y viernes. Estos cargamentos suministrarán a cinco centrales con una capacidad conjunta de unos 1.800 MW. El director de la CFE, Manuel Bartlett, ha considerado este jueves una “hazaña” la respuesta de la empresa paraestatal a la crisis y López Obrador ha aprovechado la ocasión para lanzar un mensaje a favor de un nuevo modelo energético menos dependiente de las importaciones. “Estamos dándole vuelta para ser autosuficientes”, ha declarado.