No utilizó el lenguaje directo y acusador que había dejado entrever emplearía durante la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dejó claro el sentir del gobierno de México y de los países latinoamericanos y del Caribe, que, en apoyo a la Organización Mundial de la Salud, consideran que hay una distribución inequitativa de las vacunas anti-Covid. Fue ése el tema y la dirección que siguió la breve sesión de ayer del Consejo de Seguridad, convocada por el Reino Unido, que lo preside durante este mes. No cambiarán mucho las cosas, cuando menos desde el ángulo planteado por Ebrard, porque propuso algo que ya se está haciendo, y pidió tiempos que ya se habían acordado.
Algo más preocupa al canciller mexicano, quien pronunció un mensaje cuidado, dentro de los marcos de referencia diplomáticos, pero cuya audiencia no parecía ser el mundo sino México, porque el problema no sería de otros, sino de su gobierno. ¿Es una estrategia preventiva contra las críticas sobre la lentitud de la vacunación y la insuficiencia de dosis? ¿Está ganando tiempo con el discurso? El segundo día de la vacunación nacional a los adultos mayores de 60 años se dio con una mejor logística que en el arranque y sin mayores complicaciones, en gran medida porque no hay una afluencia masiva por la vacunación, lo que ha evitado que las pocas dosis que le quedan al país le exploten al gobierno en forma de crisis. Pero en unos días, cuando vuelva a interrumpirse el suministro de los últimos días, una vez más, veremos lo que dice la realidad.
Por eso llamaron la atención algunos de los fraseos del canciller, porque la línea de tiempo del abastecimiento de vacunas dentro de la Facilidad Covax, en la que participan 192 países, choca con sus afirmaciones. Ebrard recordó que cuando México presentó una resolución en el Pleno de la Organización de las Naciones Unidas –aprobada en forma unánime– para facilitar el acceso de todos a las vacunas, se quería evitar el escenario que, dijo, hoy se está confirmando. “En tal sentido -agregó Ebrard en la sesión del Consejo de Seguridad- instamos a los países a evitar el acaparamiento de vacunas y acelerar las primeras etapas de las entregas de Covax”.
Originalmente, las vacunas del mecanismo de Covax se iban a comenzar a distribuir a finales de este año. Sin embargo, en diciembre pasado se acordó que a los grupos más vulnerables de los países participantes y a las economías de mediano y bajo ingreso se les iban a empezar a distribuir mil 200 millones de dosis antes de que termine marzo, con lo cual se tendría una cobertura de 20 por ciento de la población para este año. Otras 800 mil dosis serían repartidas el próximo año, dependiendo de las autorizaciones de cada país y la preparación de cada uno de ellos para administrarlas.
Varios de los países no permanentes del Consejo de Seguridad se refirieron al tema del acceso a las vacunas, pero el énfasis, que no mencionó Ebrard, era cómo se distribuirían en países que se encuentran en conflicto y viven en climas de inseguridad. En todo caso, el temor de que las vacunas no lleguen a tiempo a las economías más débiles, está en la cabeza de todos. “Sólo 10 países han administrado 75 por ciento de todas las vacunas de Covid-19, mientras que 130 países no han recibido una sola dosis”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Acelerar el mecanismo de Covax, como sugirió Ebrard, ya lo habían anticipado Guterres y semanas antes Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud, que están trabajando en ello.
Covax es un mecanismo que opera en dos niveles, con el mismo propósito de que, sin importar el tamaño de su economía, puedan acceder todos los países que se adhieran de manera equitativa. Uno de los niveles es el de los países que se autofinancian las dosis, y el otro es el de aquellas naciones que no tienen recursos y recibirán las vacunas como donaciones. México se encuentra en el primer grupo, y para garantizar 51.5 millones de dosis adquiridas, pagará 159.8 millones de dólares, de los cuales ya dio un pagaré por 20 millones. Las dosis serán de AstraZeneca, y eventualmente de Johnson&Johnson, Novavax y Sanofi.
Obviamente, Covax no resolverá el problema de México. Y es quizás esa realidad, causada por una planeación equivocada, con peores tomas de decisiones del gobierno, lo que tiene al canciller en esta situación. México apostó por tres vacunas, Pfizer, AstraZeneca y CanSino, que adquiriría en el mercado. Pero lo hizo en el último trimestre del año pasado, cuando varias naciones, entre ellas las que tienen 75 por ciento de las vacunas, comenzaron a hacerlo en marzo y abril de 2020. México llegó tarde y mal al mercado de las vacunas, perdido en los diagnósticos y la oposición a ellas por parte del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. También rechazó las propuestas de Moderna, porque le pareció que eran caras y ante la emergencia, adquirió apresuradamente vacunas rusas Sputnik V, que no terminan de llegar.
La necesidad de vacunas y el calendario no empatan. El escenario que Ebrard esbozó tiene un microcosmos doméstico. Detrás del llamado global, está el velado reclamo local a las farmacéuticas, ante la urgencia de mantener fluido el suministro de vacunas para no interrumpir la administración de las dosis a los adultos mayores, que está en riesgo de pararse. En este momento hay vacunas hasta el viernes, y después no hay nada. Si empezara la distribución de la Facilidad Covax le daría un respiro, pero eso no va a suceder. Incluso, agotó esta semana una toma anticipada de esas dosis, como lo hizo también Canadá, que fue el suministro que llegó de India, y se quedó sin reservas. La realidad alcanzó nuevamente a un gobierno improvisado y negligente.