Ecuador afronta en 10 días unas elecciones que pondrán a prueba la influencia del expresidente Rafael Correa, cuatro años después de pasar el testigo a Lenín Moreno, su sucesor. Los comicios del 7 de febrero se celebrarán en un clima general de indecisión y apatía en el que Andrés Arauz, el candidato apadrinado por el exgobernante, y el conservador Guillermo Lasso se perfilan como favoritos. Las encuestas apuntan, sin embargo, a que ninguno ganará con margen suficiente, por lo que deberá celebrarse una segunda vuelta en abril.
En Ecuador hay 15 hombres y una mujer que aspiran a ocupar el sillón presidencial a partir de mayo, cuando Moreno ceda el poder a su sucesor. Las encuestas, sin embargo, aseguran que solo hay dos postulantes con verdaderas opciones de ocupar el cargo. Los ecuatorianos afrontan el proceso con cierta indiferencia tras un año marcado por el duro impacto de la pandemia.
El próximo 7 de febrero se celebrará la primera vuelta de las elecciones, aunque las proyecciones auguran que es muy probable que ningún candidato obtenga ventaja suficiente y haya que celebrar una segunda vuelta. El voto nulo, en blanco o la indecisión ha sido durante toda la campaña una de las tres opciones mayoritarias y en algunos sondeos de opinión incluso es la preferida por los votantes ecuatorianos.
La última vez que un presidente ganó las elecciones en el país andino en primera vuelta fue en 2013 cuando Rafael Correa renovó su mandato por otros cuatro años. El político arrasó en esos comicios con un 57% de los votos. Para evitar ir a segunda vuelta el 11 de abril, alguno de los binomios tiene que llegar al menos a un 40% y, a la vez, sacar una diferencia con el segundo del 10%. Ninguno de los 16 postulantes, según los últimos sondeos de enero de Cedatos, Market y Pulso Ciudadano, está siquiera cerca.
Andrés Arauz, que pasea junto a una figura de Correa de cartón hecha en a escala en sus recorridos de promoción por ciudades y pueblos de Ecuador, lleva ventaja en dos de tres encuestas. Cosecha entre un 15%, la más baja, y un 28,64%, la más alta. Su principal contrincante presidencial es Guillermo Lasso, del movimiento CREO, que formó para estas elecciones una alianza con el Partido Social Cristiano, que tiene su bastión en Guayaquil y ha resistido al efecto llamada del correísmo. Levanta simpatías en un 26 % de los votantes, en la encuesta más favorable, y en un 20,85 %, en la menos generosa. En todas las muestras, el principal rival de cada aspirante a Carondelet es en realidad la indecisión.
En precampaña, la incertidumbre ciudadana se reflejaba en la mitad de los electores. Ahora, oscila entre el 23% y el 37% en las tres principales encuestadoras. Nunca se había cosechado una cifra tan alta en una fecha tan cercana a los comicios. Aun así, es común escuchar a unos candidatos que no llegan ni al 1% de la intención de voto asegurar con motivación que estarán en segunda vuelta ante las insistentes preguntas de la prensa sobre si hubiese sido más estratégico buscar alianzas o apostar por un espacio en la Asamblea Nacional como legislador de un bloque fuerte en lugar de disgregar el voto entre 16 binomios presidenciales.
Redes sociales, escaparate y exposición
Las limitaciones para hacer campaña, como consecuencia de la pandemia de la covid-19, han trasladado buena parte de la atención de los candidatos a promocionarse en las redes sociales. Aunque la estrategia les ha dejado en evidencia en algunos casos, también ha abierto una ventana a aspirantes que no contaban con tanto aparataje propagandístico para darse a conocer como Arauz —que tiene el respaldo y los contactos del correísmo— y Lasso, con una posición patrimonial cómoda y dos campañas presidenciales de experiencia.
“No hay que sobredimensionar las redes sociales. Estamos importando algo que aquí es un mito: ‘Debes usar redes sociales para llegar a los millenials’. Pero eso no se ajusta a nuestra realidad social”, cuestiona Pedro Donoso, director del gabinete estratégico Icare y especialista en administración de crisis y análisis político. “Creen que ante la apatía de la juventud ante la política, hay que cambiar la envoltura para captar interés. Eso es un silogismo falso que da como resultado candidatos deformados o acartonados con tal de que estén en TikTok”, reitera.
Xavier Hervas, de Izquierda Democrática, es uno de los que ha sabido moverse en redes sociales para difundir una imagen de político nuevo, de cambio, moderno, feminista y cercano a los jóvenes. Sin embargo, eso no se ha visto reflejado en un vuelco en la intención de voto. Yaku Pérez, candidato del movimiento indígena, sería el tercero, con permiso de la indecisón, en la cuenta de votos, según las mismas encuestas. Y también ha buscado refrescar su imagen con bailes y escenas de cierta intimidad en TikTok. Pero sus vídeos en calzoncillos abrazando un peluche, así como las conexiones en directo de Guillermo Lasso brindado con una cerveza y diciendo palabrotas o los fragmentos de Andrés Arauz compartiendo su gusto musical por el rock de los ochenta y los noventa han recibido más burlas en las mismas redes sociales que décimas porcentuales en la intención de voto.