El joven abogado Ricardo Giovanni H. Espitia miraba y escuchaba expectante a los tres periodistas del jurado y a los dos funcionarios de la Universidad Autónoma de Coahuila momentos antes de que dictaminaran si le concedían o no el título de Especialista en Periodismo. Era una sesión virtual el lunes 15 de enero.
Entonces, el más veterano de ellos resumió con palabras más o palabras menos lo siguiente:
— Seré abogado del abogado. Este trabajo es una especie de tesina más que reportaje. Está bien documentado, muy legible. Tiene aportaciones importantes que bien pueden ser lecciones para quienes quieran cambiar la formar de hacer periodismo de seguridad y justicia, pero también para quienes procuran justicia en los estados ante casos de feminicidios. Incluso, sus 41 páginas podrían ser la base para un libro de qué hacer…
Después de eso, sesionaron en privado los tres periodistas del jurado: Gerardo Albarrán de Alba, Miguel Sánchez Maldonado y Rogelio Hernández López. A los pocos minutos anunciaron al secretario académico de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Mario Valdez y la coordinadora de la especialidad, la periodista Dalia Reyes, que habían aprobado por unanimidad que Ricardo Giovanni Hernández Espitia fuese el primer titulado de la primera generación.
Empero, le acotaron al postulante:
— “si quieres seguir la carrera de periodista especializado en justicia ya tienes una gran base en los conocimientos y prácticas de leyes, pero deberás dominar mejor las normas éticas, métodos y habilidades, hasta de redacción, para ejercer profesionalmente como colega.”
La nota roja, mala práctica
La historia que articuló el joven abogado-periodista describe y analiza las notas difundidas en diarios, noticieros de radio y televisión sobre el asesinato de una mujer en Saltillo Coahuila y prueba lo que muchos colegas sabemos de las malas prácticas que prevalecen en el periodismo de nota roja.
Esto es que difunden informaciones incompletas, sesgadas, que pocas veces hacen seguimiento de los casos, que sin bases anticipan juicios, adivinan culpables y facilitan estigmatizaciones de presuntos culpables, lastiman la dignidad de las víctimas y sus familiares. También, asegura el abogado-periodista, litigan mediáticamente y obstaculizan la procuración de justicia,.
Ricardo Giovanni reporta como ejemplo extremo de esas prácticas que, en este caso, hubo un reportero que sin averiguar lo elemental difundió imágenes sanguinolentas y motejó a la victimada como “la mujer de blusa rosa” evadiendo toda norma de respeto a su derecho de identidad y de dignidad como persona y como víctima.
La historia de una mujer vulnerable
El joven abogado-periodista reunió información de cuatro años, desde el homicidio el 4 de septiembre de 2015 hasta la condena del culpable en septiembre de 2018. Para eso habló con testigos, hizo entrevistas directas con las partes involucradas, consultó documentos públicos y los expedientes judiciales.
Con todo ello perfiló a la víctima como persona, profundizó en las causas del crimen, precisó los causales jurídicos que demostraron el feminicidio; reporta también el comportamiento “prejuicioso” y las fallas de los primeros fiscales de la antigua Procuraduría estatal que justificaron el crimen al calificar a la víctima de “puta por tener hijos de varios hombres” y no investigar lo suficiente con los protocolos de feminicidio.
“La mujer de la blusa rosa –precisa Ricardo Giovanni Hernández– se llama Marlene Guadalupe Hernández Lara, de 25 años, cuyos días se dividían entre largos turnos de trabajo y el cuidado de sus tres hijas de 6 y 2 años, así como una bebé de 2 meses. Su familia se refiere a ella como una persona amigable, inocente, confiaba en los demás… siempre buscaba la forma de tener horas extras para solventar los gastos de sus niñas.
“Marlene vivía en la colonia Teresitas en Saltillo, en una casa que obtuvo a través de un crédito Infonavit … Trabajó como operaria en una maquiladora ubicada en la carretera Saltillo-Zacatecas, cerca de su casa, en donde se producen piezas de plástico y fibra de vidrio para automóviles.
“A finales de agosto de 2015 tuvo la oportunidad de obtener un préstamo de tres mil pesos. En su trabajo sus compañeros se enteraron y vieron la póliza de un seguro que cubría la deuda y otorgaba una indemnización por cincuenta mil pesos a los familiares del deudor en caso de muerte …. dos hombres y una mujer creyeron que el préstamo fue por esa cantidad y la convencieron de reunirse por la noche el 3 de septiembre… llevaron frituras, cerveza y whiskey. Marlene no consumía bebidas alcohólicas, por lo que la reunión duró poco. Estuvieron conviviendo en la casa hasta las primeras horas de la madrugada cuando decidieron irse pasadas las dos y media de la mañana.”
En el texto se relata ampliamente que Martín Villedas, visitante esa noche, vivía a pocas calles de la casa de Marlene y que pidió a sus compañeros lo dejaran en el OXXO, a dos calles de la casa de Marlene. El exsoldado regresó, la sorprendió, la golpeó, la asesinó y se llevó los 3 mil pesos. No fue a trabajar al día siguiente. Desapareció de Saltillo.
La familia luchó 3 años para que se le presentara y juzgara, pero fue detenido accidentalmente en Parras Coahuila hasta el 11 de septiembre de 2018 después de pelear con un taxista. En el sistema de datos de la policía apareció la orden de aprehensión de la nueva fiscalía estatal. Cumple una condena de 20 años por feminicidio.
El joven abogado periodista incluye en su trabajo una amplia exposición de los considerandos para investigar y clasificar los feminicidios, también explicaciones de conceptos jurídicos y recomendaciones para la prensa que debe ir más allá de la nota roja, por respeto a los derechos de víctimas, familiares y de los presuntos, así como para autoridades judiciales que, asegura, en la práctica “privilegian a algunos y afectan a los más vulnerables”.
Todo esto es recurrente y no solamente en Coahuila.
“A Marlene — dice el autor en sus conclusiones– la mataron aprovechándose de las desventajas de vivir en una sociedad machista por ser una mujer de trabajo, madre soltera y que vivía en una zona empobrecida… un ser humano que como miles de personas en México todos los años pierden la vida a través de medios violentos… a causa de la violencia estructural machista que rige nuestro país.
Le fallaron a Marlene
En los párrafos finales de su investigación Giovanni Hernández Espitia resume:
“A Marlene le falló el Estado, le falló la sociedad, le fallaron los medios de comunicación. Nada hará que ella vuelva a las calles de la ciudad. Sin embargo, el periodismo judicial puede hacer que su muerte no quede en una nota roja más, en una fotografía amarillista, sino que se recuerde quién fue… todos los feminicidios, deberían ser contados más allá de la sangre. El reto es tomar un hecho violento para contar en qué se está fallando para reducir la violencia en el país.”
Nota. – A quien interese conocer el trabajo completo del abogado periodista pueden solicitarlo a su correo: [email protected]