Admitir errores no es algo que encaje en el estereotipo que en Occidente se tiene de Kim Jong-un. Y, sin embargo, es algo que el líder norcoreano parece incorporar cada vez más a su estilo. Ya lo hizo en la conmemoración de la fundación del Partido de los Trabajadores en octubre, cuando al presidir un gran desfile militar pidió disculpas a la población por no poder ofrecerle un mejor nivel de vida. Ahora ha vuelto a hacerlo. El último plan quinquenal, que expiró el año pasado, “fracasó enormemente” en casi todas sus metas, reconocía en la inauguración del congreso del Partido de los Trabajadores, una reunión política que marcará el rumbo de Corea del Norte en los próximos años.
El congreso, el octavo de la historia de Corea del Norte y el segundo en 40 años, se inauguró el martes, según informaron este miércoles los medios oficiales del país. La solemne reunión del partido, la espina dorsal del sistema norcoreano, debe fijar un nuevo plan quinquenal que establezca los objetivos económicos y sociales hasta 2025 y es probable que se anuncien nuevos nombramientos dentro del régimen. Además, se espera que de él salgan también pistas sobre la política exterior del país ante la llegada al poder en Estados Unidos del presidente electo Joe Biden y la marcha de Donald Trump, el presidente con el que Kim se ha reunido en tres ocasiones.
Según las imágenes que ha distribuido el Rodong Sinmun, el periódico oficial, Kim, vestido con el traje negro que suele lucir en las ocasiones más solemnes y custodiado por las efigies de sus predecesores, su abuelo Kim Il-sung y su padre Kim Jong-il, compareció ante cerca de 7.000 personas sin mascarillas en la Casa de la Cultura 25 de Abril en Pyongyang. Entre los 4.500 delegados se encontraba su hermana y mano derecha, Kim Yo Jong, parte del presidium del congreso y de la que podría anunciarse alguna promoción política.
El ambiente era muy distinto del de 2016, en el congreso previo, el primero que se celebraba desde 1980. Aquel evento, al que Pyongyang invitó a un centenar de medios internacionales, sirvió para consolidar el poder de Kim, su imagen como líder y su programa de armamento nuclear. En esta ocasión, se ha celebrado con las fronteras cerradas por la covid, sin revelar la fecha precisa del comienzo hasta después de la ceremonia inaugural y con unas perspectivas inciertas.
“El periodo de ejecución del último plan quinquenal expiró el año pasado, pero fracasó enormemente en el logro de sus metas en casi todos los sectores”, declaró Kim. Pero su acto de contrición tuvo límites. Tuvo buen cuidado en recordar que el incumplimiento se produjo cuando el país se ha enfrentado a “las peores crisis sin precedentes”. Al efecto de las sanciones internacionales en represalia por el programa nuclear del país se ha sumado la pandemia de covid, que mantiene las fronteras cerradas a cal y canto desde hace un año. Aunque, según el relato oficial norcoreano, la medida ha logrado que no se haya registrado ningún contagio dentro del país, también ha impedido el desarrollo de intercambios comerciales con China, su vecino y principal aliado. Las graves inundaciones del año pasado, que arrasaron localidades enteras y obligaron al Ejército a una reconstrucción a toda prisa, contribuyeron también a complicar la situación económica.
Aunque se lanzó una campaña de trabajo intensivo de 80 días para tratar de cumplir las metas del plan quinquenal en los últimos meses de 2020, no han podido inaugurarse proyectos estrella del régimen, como el complejo turístico que se construye en Wonsan o el nuevo hospital central para Pyongyang, que acumulan importantes retrasos en su edificación.
Con todo, Kim quiso lanzar una lectura positiva. “Las amargas lecciones acumuladas son tan preciosas como nuestros logros. Esas son las cosas que no podemos comprar con dinero, y son una fuente preciosa de nuevas victorias en el futuro”. Puso el énfasis también en la autosuficiencia: “La manera más segura y rápida de afrontar los múltiples desafíos que afrontamos es esforzarnos al máximo para reforzar nuestro poder y nuestra capacidad de autosuficiencia”.
El discurso de Kim no hizo alusiones ni a Corea del Sur -a la que se había referido en términos amistosos en su discurso de octubre- ni a Estados Unidos. Es posible, no obstante, que la reunión deje pistas a lo largo de los próximos días sobre cómo el régimen prevé el futuro de su programa nuclear o la relación con la Administración de Biden, después de que las tres cumbres celebradas entre el líder norcoreano y Donald Trump -en Singapur, Hanoi (Vietnam) y la zona desmilitarizada entre las dos Coreas- no hayan arrojado resultados significativos.
Si la inauguración del congreso no se anunció hasta haberse consumado, tampoco se ha dado a conocer la fecha de clausura. Sí se espera que se marque, como en 2016, con un desfile, algo que imágenes vía satélite parecen corroborar.