Bruselas tiene apenas dos semanas para evitar que la nueva Asamblea General venezolana, que prevé constituirse el próximo 5 de enero, genere nuevas grietas entre los Veintisiete. La mayoría de los socios de la UE, que no reconoce el resultado de las elecciones del 6 de diciembre organizadas por el chavismo, por ahora se inclinan por no volver a reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado, pero sí por darle un cierto estatus como último líder de la Asamblea Nacional legítimamente electo, según fuentes comunitarias, y reivindicar la celebración de elecciones libres. La UE, que prevé recoger esa posición en un comunicado el 6 de enero, espera también el compás que marque respecto a Venezuela la próxima Administración de Joe Biden.
Venezuela ha quedado justo en el lugar que quería evitar a toda costa el Alto Representante de la UE, Josep Borrell. Las elecciones no han hecho sino ahondar la ruptura del país con la comunidad internacional. El último hilo que los conectaba era la figura del jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reconocido por unos 60 países como el presidente encargado de liderar una transición democrática. El líder opositor está hablando con las instituciones comunitarias y las capitales para prolongar ese reconocimiento, alegando una continuidad constitucional, hasta que haya unas nuevas elecciones con garantías democráticas.
Sin embargo, esa fórmula plantea problemas de encaje constitucional en varios países, empezando por algunos vecinos de Latinoamérica, que rechazan buscar fórmulas que cubran el agotamiento del mandato constitucional, que el caso de la Asamblea Nacional de Venezuela vence el 5 de enero de 2021. En especial, en una época convulsa en la región. En el seno de la UE, Bruselas tampoco quiere que se repitan las tensiones generadas cuando se reconoció a Guaidó en febrero de 2019. Entonces, el club comunitario no pudo exhibir músculo ante Nicolás Maduro por el rechazo de cuatro socios –entre ellos, Italia y Grecia— a reconocer al jefe de la Asamblea Nacional como presidente interino. Las fuentes consultadas coinciden en que no aprecian movimientos que indiquen que Italia podría haberse movido de esa posición.
Esa situación casi descarta de entrada la primera de las tres posibilidades que hay sobre la mesa: seguir considerando a Guaidó como presidente interino. Tampoco la segunda opción, que pasa por no reconocer a nadie, parece muy viable. Esa vía supondría poner en el mismo plano al régimen de Maduro y a la oposición, lo cual Bruselas rechaza rotundamente. Además, chocaría con la posición de Alemania, donde la CDU ha elevado el tono contra Maduro.
Esas dos corrientes abocan a la UE a una vía más posibilista y menos contundente, pero que evitaría una nueva división interna en este asunto. Bruselas baraja una declaración en la que se vuelva a rechazar el resultado de las elecciones del 6 de diciembre, se reconozca la legitimidad de Guaidó como último alto cargo salido de unas elecciones democráticas y se abogue por unos comicios con garantías. Esa declaración permitiría dar más relevancia a la oposición, destacándola por encima del régimen de Maduro.
Ese primus inter pares de Guaidó permitiría, en primer lugar, proteger a la oposición venezolana de la represión del régimen de Maduro. Y segundo, les seguiría dando la llave de los fondos que Venezuela tiene repartidos en Londres, Estados Unidos, Suiza o Portugal y que Maduro sigue reclamando, ahora para financiar la vacunación.
España es uno de los países que están moviéndose para buscar, según el Ministerio de Exteriores, “el máximo consenso posible” de cara a adoptar una posición común a partir del 5 de enero. Según estas fuentes, el propósito es procurar una “unidad” en el seno de la UE y “mandar una señal política clara” que contribuya a “los esfuerzos del pueblo de Venezuela en la búsqueda de una solución”. Un diplomático admitió la dificultad de hallar esa posición común en ese asunto. “La cuestión va a ser el lenguaje al que podamos llegar”, afirmó. En cualquier caso, Bruselas planea lanzar un comunicado el día 6 de enero, tras la constitución de la nueva Asamblea, para adoptar más adelante unas conclusiones entre ministros de Exteriores.
Posición parlamentaria
El Parlamento Europeo sigue con atención los pasos que dan los países. Guaidó se ha reunido ya por videoconferencia con los principales partidos para reclamar que se le siga reconociendo. La Eurocámara, de hecho, fue la única institución europea que desde el primer momento decidió respaldar a Guaidó como presidente interino. “Europa debe perseguir la única salida posible: diálogo y negociación entre venezolanos con el horizonte puesto en unas elecciones justas y con el acompañamiento de la comunidad internacional. Y todo ello, desde el respeto a la legalidad, el reconocimiento de todos los actores políticos del país y el impulso a la ayuda humanitaria. La Administración Biden también nos permitirá una verdadera coordinación con EE UU en esta estrategia”, afirma Javier López, diputado socialista y copresidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana.
Fuentes parlamentarias coinciden en que la construcción de una mayoría pasa en estos momentos por la posición que mantengan los liberales de Renew. “Defendemos, si así lo expresa la oposición, la prórroga de la Asamblea Nacional, como el último espacio de libertad y de legitimidad constitucional del país hasta la convocatoria de elecciones libres y democráticas”, afirma el diputado de Ciudadanos y coordinador del grupo parlamentario de Renew para América Latina, Jordi Cañas.
A LA ESPERA DE CAMBIOS EN WASHINGTON
La UE deberá emitir un comunicado tras la constitución de la nueva Asamblea. Aun así, fuentes comunitarias explican que la fotografía no estará completa hasta que tome el poder la nueva Administración de Joe Biden en Estados Unidos. A pesar de que Bruselas no aspiraba a un enorme vuelco, el equipo de transición podría estar preparando el terreno para unas potenciales negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro para acabar con la mayor crisis humanitaria de América Latina, según publicó Bloomberg. Con un enfoque totalmente distinto al de Donald Trump, Biden podría estar buscando la celebración de elecciones libres sin limitar las conversaciones a los términos de una eventual rendición del actual régimen.