Hace días, se celebró el 50 aniversario luctuoso del general Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de México de 1934 a 1940, esos años le bastaron para repartir 20 millones de hectáreas a cerca de 800 mil campesinos sin tierras, expropiar y nacionalizar la industria petrolera, por lo que es recordado como un defensor de la soberanía nacional. Para rescatar y proteger nuestro patrimonio histórico, funda el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Promovió la educación popular, laica, utilitaria y colectivista; funda las Escuelas para los hijos del ejército, Escuelas para hijos de trabajadores, las Escuelas Normales Rurales, crea el Instituto Politécnico Nacional y los internados indígenas. Luchó para que los pueblos indígenas sean incorporados al desarrollo nacional, respetando sus costumbres y tradiciones, reconociendo sus culturas y su aportación al desenvolvimiento de la cultura nacional y restituyendo las tierras a las que legítimamente tenían derecho.
Apoyó a escritores y artistas, promovió el muralismo, la música y el cine.
Fortalece la estructura institucional al fundar la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX), crea el Banco Ejidal, Almacenes Nacionales de Depósito, el Banco de México se convierte en Banco Central, en su sexenio la Secretaría de Guerra y Marina se convierte en la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.
Podemos resumir que Lázaro Cárdenas utilizó la Presidencia de la República para elevar las condiciones de vida de los más pobres, no dudo ni tuvo miedo para movilizar al pueblo.
Después del sexenio Cardenista que construyó las bases para un nuevo régimen producto de la Revolución Mexicana, vino primero el estancamiento y después el desmantelamiento continuo de las instituciones hasta llegar al sexenio de López Obrador, que con su bandera contra la corrupción está finalizando la destrucción de muchas dependencias de gobierno, en lugar de detectar los problemas de corrupción, exceso de personal, uso transparente de recursos y muchos otros problemas, hacer un diagnóstico y elaborar un plan para corregir, ha tomado el camino irracional, no de corregir sino el de destruir.
Desaparecer guarderías para hijos de trabajadoras, el programa Prospera, se abandonó a los campesinos eliminando programas para el campo, despidos masivos de personal de Secretarías Federales provocando su parálisis, desaparición de 109 Fideicomisos, algunos tan importantes para la investigación, educación, cultura y deporte. Hoy vemos la destrucción del patrimonio de los más humildes de Tabasco, Chiapas y Veracruz por las inundaciones y los diputados de morena sin más acabaron con el Fideicomiso contra Desastres Naturales.
Pero las desgracias no terminan, a principios de año, López Obrador decide desaparecer el Seguro Popular y crear en INSABI, que nadie a ciencia cierta puede definir que es, llega a México la pandemia del coronavirus, el gobierno no toma la experiencia de otras naciones, ni aplica los recursos materiales y humanos necesarios para la atención sanitaria y ya estamos en el umbral de los 100 mil fallecimientos. La educación paralizada como una consecuencia del mal manejo de la pandemia, con un remedo de clases por televisión que han demostrado el fracaso de este gobierno. Pero ya están apareciendo por la misma Secretaría de la Función Pública, los alarmantes señalamientos de actos de corrupción en el gobierno de morena.
No podemos estar de brazos cruzados contemplando la demolición de las Instituciones, ni que continúe el uso político a los recursos de todos los mexicanos, el próximo año se renueva la Cámara de Diputados, es la oportunidad del pueblo de México para arrebatarle la mayoría a morena y detener la destrucción de la patria.