El líder opositor venezolano Juan Guaidó, durante una comparecencia.JUAN GUAIDO PRESS OFFICE HANDOUT / EFE

La oposición venezolana intenta concentrar todo su capital organizativo y anímico en una respuesta a las elecciones parlamentarias convocadas para el 6 de diciembre, a las que no concurrirá la mayoría de las fuerzas críticas con el chavismo por falta de garantías. Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional elegida en 2015 y reconocido por 60 países como jefe de Estado, pero sin poder real dentro del país, ha convocado a una consulta popular alternativa a esos comicios, cuestionados además por la Unión Europea y las principales instancias internacionales. Su propósito es “rechazar el fraude y ejercer la mayoría como parte de la estrategia para lograr la transición que nos lleve a elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables”.

Aunque la fecha no se ha formalizado, esta consulta se plantea para el 12 de diciembre, una semana después de las elecciones legislativas. Mientras tanto, Guaidó anunció la constitución de comités de campaña llamados Comandos Regionales por la Libertad y Elecciones Libres, cuyo trabajo consistirá en la promoción de la consulta en el territorio nacional. Presentó también un comité general encargado de la organización de la cita, integrado por académicos y juristas.

El jefe del legislativo anunció su plan el jueves en un acto retransmitido por las redes sociales, el único instrumento que tiene la oposición para comunicarse con el país. Lo hizo bajo la etiqueta #AlzaTuVoz, junto a la plana mayor del llamado G-4, que agrupa a las cuatro principales fuerzas opositoras, diputados, dirigentes y activistas. Guaidó razonó sobre la necesidad de mantener la presión nacional e internacional contra Nicolás Maduro para debilitarlo y obligarlo a pactar unas elecciones transparentes, con observación internacional, con sus adversarios. Aunque de modestas proporciones, esta es la primera actividad pública relevante que organiza la oposición desde el comienzo de la pandemia.

Consciente de la muy baja aceptación popular que tiene el Gobierno de Maduro, Guaidó busca movilizar a la mayoría de ciudadanos que desean un cambio político en el país en el marco de una iniciativa que ha sido criticada desde varios frentes, particularmente por su carácter simbólico y no vinculante. La consulta presentará dos preguntas. En la primera se interroga al participante si “está dispuesto a apoyar los mecanismos de presión nacional e internacional, para que, en el marco de la Constitución, se organicen unas elecciones parlamentarias y presidenciales justas y verificables”. En la segunda, es consultado sobre si “rechaza el evento convocado por la dictadura de Nicolás Maduro mientras no existan condiciones para unas elecciones libres, justas y verificables”.

Son muchas las voces del universo opositor que no le tienen demasiada fe a esta iniciativa de Guaidó. En el contexto cotidiano de Venezuela cunde la desesperanza, el hastío, el interés en emigrar y a menudo priman los asuntos personales. Los números de Maduro están muy mal en las encuestas, pero los de Guaidó también se han venido deteriorando, en la medida en que las cosas no terminan de cambiar en el país. El próximo mes de enero se cumplirán dos años de su irrupción en el panorama político al frente de la Presidencia de la Asamblea Nacional.

Las principales objeciones a la consulta tienen que ver con el temor a que la población no atienda al llamamiento de los dirigentes opositores, más allá de sus deseos de cambio, en vista de que nada va a ocurrir luego de la cita. Otros argumentan que en el pasado ya se han organizado iniciativas similares a esta, como la que se celebró el 16 de julio de 2017. En esa ocasión, la consulta fue convocada en medio de la ola de protestas en contra de Maduro en todo el país y registró una elevada participación, pero no pudo impedir la convocatoria a la Asamblea Constituyente.

Los principales dirigentes opositores, encabezados por Guaidó, están totalmente convencidos y determinados a seguir adelante con la consulta, en busca de una cifra abultada que pueda ser presentada a la comunidad internacional después de los informes de Naciones Unidas que denuncian graves violaciones de los derechos humanos. Los cuadros de la oposición han asumido que es poco lo que se puede hacer para forzar escenarios favorables a corto plazo.

Mientras tanto, las protestas sociales y los episodios de ira colectiva aumentan en los pueblos y ciudades del interior del país y se repiten manifestaciones de profesores y trabajadores de la salud indignados en vista de la precarización de sus salarios y sus vidas. En las redes sociales se viralizó en los últimos días el discurso de la diputada Karin Salanova, que llamó la atención por su carácter particularmente indignado. La legisladora se dirige a Maduro: “¿No te bastan tres informes de Naciones Unidas denunciando tus crímenes? ¿No es suficiente una diáspora de seis millones de personas? Tendrás que escuchar de nuevo la voz de un pueblo que quiere cambiar. Para eso es la consulta: tenemos que seguir denunciando al mundo que estamos gobernados por unos delincuentes”.