Aspecto del panteón de Xico, en el estado de México, el cual tuvo que ampliarse ante el incremento de sepelios por la pandemia de Covid-19.Foto Marco Peláez

El Marro y el CJNG
Equilibrar operativos
Caborca y Guerrero

Adiferencia de lo sucedido el 17 de octubre del año pasado en Culiacán, Sinaloa, cuando, bajo presión extrema, grupos de élite del Ejército mexicano dejaron libre a Ovidio Guzmán López, miembro de una familia cupular en el crimen organizado, el cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) no pudo impedir en Guanajuato que policías y personal castrense detuvieran a la madre, la hermana y una prima o novia del jefe máximo de esa banda regional, José Antonio Yépez Ortiz, alias El Marro.

La Secretaría de la Defensa Nacional informó ayer que, junto con elementos de la Guardia Nacional y la Fiscalía General del Estado de Guanajuato, había cumplido un día antes, el sábado, una orden de cateo en un domicilio del poblado de San Isidro Elguera, municipio de Celaya, donde había encontrado un kilogramo de metanfetaminas y más de dos millones de pesos. Entre los detenidos estuvieron las tres mujeres a las que en un boletín de prensa la Sedena señaló como presuntas operadoras financieras de la organización delincuencial (https://bit.ly/3embCbN).

La operación militar generó inmediatas reacciones violentas en la región. El periodista Arnoldo Cuéllar, fundador del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública, @poplabmx, así describió lo sucedido este sábado: A las 7 de la noche, las reacciones del grupo criminal se extendían al menos a 10 municipios, con bloqueos o atentados incendiarios en más de 30 puntos, como una estrategia de distracción. Los hechos vandálicos se extendían desde San Luis de la Paz hasta Acámbaro y de Salamanca a Apaseo el Grande, generando una amplia región de desestabilización y pánico (https://bit.ly/3dlmB3P).

Hubo, además, una singular aparición del jefe del CSRL, apodado El Marro, en dos grabaciones de video. Más allá de su cortedad expresiva, afianzada en obsesiva palabrería vulgar, el acorralado Yépez Ortiz se mostró a punto del llanto por la detención de las mujeres de su familia y el maltrato al que dijo estaban siendo sujetas.

En un segundo video, ya restablecido en lo sentimental pero igual de furioso e insultativo, dejó entrever que las acciones en su contra fueron ejecutadas para beneficiar al cártel Jalisco Nueva Generación y a su jefe, Nemesio Oseguera el Mencho. Dijo que estaría dispuesto incluso a trabajarle a algunos de los señores de la frontera o algunos señores de los de Sinaloa, putos; pero aquí, hijos de su puta madre, primero les he de servir a cualquiera de los señores; pero a esos hijos de su puta madre no los voy a dejar entrar, culeros.

La aparición en escena de madres de jefes del crimen organizado marca otra diferencia respecto a lo sucedido en Sinaloa, donde la progenitora de El Chapo recibió un saludo directo del Presidente de la República durante una gira a Badiraguato, municipio donde nació Joaquín Guzmán Loera, en una fecha que coincidía con el cumpleaños del antes liberado Ovidio.

Aun cuando es obvio que el enfoque del mencionado Marro puede ser reduccionista, lo cierto es que el gobierno federal y sus fuerzas armadas deben cuidar especialmente que no se instale la percepción de que, como en administraciones anteriores, los operativos relevantes favorezcan a determinados cárteles y perjudiquen intencionalmente a otros. También sería equilibrante que la orden de aprehensión girada ocho meses atrás contra un presunto delincuente, a causa de una petición estadunidense de extradición (y que no se cumplió por decisión del Presidente de la República, según él mismo ha precisado la semana anterior), se cumpla como la orden de cateo girada en Celaya.

Además de los sucesos en el candente Guanajuato (con una historia de controversias partidistas que podrían ser abordadas en otra entrega), en Caborca, Sonora, se vivió también un fin de semana bajo fuego, con 12 muertos, 10 de ellos tirados al lado de una carretera, y en Guerrero una emboscada dejó seis policías estatales muertos y cinco heridos. ¡Hasta mañana!

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