Bob Dylan, en una actuación en Francia en julio de 2012. Bob Dylan, en una actuación en Francia en julio de 2012.FRED TANNEAU /

Bob Dylan es un artista prolífico, con casi 40 álbumes y decenas de premios que honran su trayectoria. Sin embargo, es escueto en sus palabras y declaraciones. El músico ha concedido estos días la que es su primera entrevista en cuatro años. Lo ha hecho desde su casa de Malibú y por teléfono en el diario The New York Times, para el que ha charlado con el profesor de Historia y catedrático de Humanidades Douglas Brinkley sobre asuntos como la música, el racismo o la tecnología.

En esa charla, el también premio Nobel de Literatura (honor que le fue concedido en 2016), habla sobre sus preocupaciones y sobre el mundo en el que le está tocando vivir, sacudido por la pandemia del coronavirus y agitado por las protestas raciales tras la muerte en Minneapolis del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco.

“Quizá un día [Dylan] escriba una canción o pinte un cuadro en honor a George Floyd”, cuenta Brinkley en su largo texto, explicando que en los sesenta y los setenta el músico ya compuso temas que criticaban la supremacía blanca y apoyaba la lucha por los derechos de los negros. El catedrático se entrevistó con Dylan precisamente el día después de la muerte de Floyd, y vio cómo ese hecho le había impactado profundamente. “Me puso terriblemente enfermo ver a George ser torturado hasta la muerte de esa manera”, explica. “Superó el límite de lo repugnante. Esperemos que la justicia actúe de forma ágil por la familia de Floyd y por el país”.

Además, también habla acerca de la pandemia del coronavirus. Al ser preguntado si es “algo casi bíblico, como las plagas que arrasaban la Tierra”, afirma: “Creo que es un precursor de algo más que está por venir. Es una invasión, está claro, y está muy extendida, ¿pero es bíblica? ¿Te refieres a si se trata de algún tipo de señal de advertencia para que la gente se arrepienta de sus fechorías? Eso implicaría que el mundo está alineado para algún tipo de castigo divino. La arrogancia extrema puede tener sanciones terribles. Tal vez estamos en la víspera de la destrucción. Hay muchas maneras de pensar en este virus. Creo que solo hay que dejar que siga su curso”.

El artista ha pasado confinado los últimos meses en su casa de Malibú, California, donde ha podido componer, pintar y crear, aunque afirma que le gustan más las habitaciones de hotel: “Es lo más parecido a un estudio privado”. Para él, vivir al lado del océano Pacífico tiene un poder curativo, e incluso las canciones relacionadas con el mar lo tienen. “No sé por qué, pero es una cura para cosas que ni siquiera sabía que tenía. Un arreglo. Es algo espiritual, el agua”.

Durante este tiempo, Dylan ha sacado un par de canciones, entre la que destaca un largo y complejo tema de 17 minutos basado en el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy llamada Murder Most Foul. Se ha convertido en la primera canción del artista en su más de medio siglo de carrera que alcanza el número uno de la lista Billboard, algo que el cantante reconoce que le ha sorprendido.

Bob Dylan, con ese gesto tan suyo de “supera eso”.
Bob Dylan, con ese gesto tan suyo de “supera eso”.GETTY/FIONA ADAMS
Otra de las cuestiones de las que habla es de la tecnología, al ser preguntado acerca de si la hiperindustrialización puede ir en contra de la vida humana. El cantante de 79 años asegura que sí, que puede “haber razones para ser aprensivos, hay más ansiedad, nerviosismo”, pero también le quita hierro al asunto: “Eso es algo que solo afecta a gente de edad como tú y como yo, Doug. A los jóvenes no les pasa. No tienen pasado, todo lo que conocen es lo que ven y oyen, y creen en todo. En 20 o 30 años estarán al frente. Cuando ves a alguien que tiene 10 años, será quien tenga el control en 20 o 30 años y no tiene ni idea del mundo que nosotros conocimos”. Y afirma: “Nuestro mundo se ha quedado obsoleto”.

Además, Dylan reflexiona acerca de la improvisación en la música, algo que para él no tiene sentido. “No hay modo de poder cambiar la naturaleza de una canción una vez que la has creado. Puedes hacer distintos patrones con la guitarra o el piano, pero no hay improvisación ahí. La improvisación te deja la puerta abierta a actuaciones que pueden ser buenas o malas y la idea es ser consistentes. Básicamente tocas lo mismo una y otra vez hasta hacerlo del modo más perfecto que puedas”. Además, Dylan también rememora la muerte del cantante y compositor Little Richard, fallecido en mayo a los 87 años, explicando que sigue escuchando su música. “Crecí con él, estaba ahí antes que yo. Encendió una cerilla en mí”.

En la cuestión artística, también toca el tema del musical compuesto con sus canciones, llamado Girl from the North Country (igual que una de sus canciones) que se ha podido ver, antes de la pandemia, en el neoyorquino Broadway y que arrancó con críticas positivas. “Sí, lo he visto y me ha afectado. Lo vi como espectador anónimo, no como alguien relacionado con ello. Lloré al final, ni siquiera puedo decir por qué. Cuando bajó el telón, estaba alucinado. Lo estaba, de verdad. Es una lástima que Broadway cerrara, porque me gustaría volver a verlo”.