Algunos de los mayores productores de petróleo de Medio Oriente están entrando en el mundo de la energía solar, incluso en medio de la caída de los precios del crudo.

El crudo barato solía desalentar la inversión en energía renovable en países que dependen de las ventas de petróleo para obtener ingresos. Hoy en día, los proyectos solares cuestan solo una décima parte de lo que hace una década, gracias a equipos más asequibles y una mejor tecnología, según una investigación de BloombergNEF.

Las primeras aventuras de Oriente Medio en energías renovables perdieron ritmo cuando los precios del petróleo cayeron o las prioridades oficiales cambiaron. Programas solares que Arabia Saudita y Abu Dabi iniciaron hace aproximadamente una década habrían requerido decenas de miles de millones de dólares y nunca despegaron. Desde entonces, gobiernos han encontrado socios para ayudar con los costos, y pese a los posibles retrasos generados por el coronavirus sus ambiciones solares están ganando terreno.

“La energía solar es el kilovatio-hora más barato en Medio Oriente”, dijo Benjamin Attia, analista de energía y energías renovables en la consultora Wood Mackenzie, en una entrevista telefónica desde Boston. Los nuevos proyectos en la región dependen del financiamiento privado, en lugar del gasto del Gobierno, y por lo tanto están “aislados de los vientos en contra” a raíz de precios más bajos del petróleo, añadió.

La demanda de electricidad en Medio Oriente ha aumentado 6 por ciento anual en promedio desde 2000, según la Agencia Internacional de la Energía. Mientras que los países de la región solían depender principalmente de las centrales eléctricas alimentadas por gas natural o crudo, las plantas solares ahora pueden satisfacer todo su probable crecimiento de la demanda, dijo Robin Mills, fundador de la consultora Qamar Energy, con sede en Dubái.

Las plantas eólicas y solares generan solo cerca de 5 por ciento de la energía en Medio Oriente y África del Norte, según Bloomberg Intelligence, y los países productores de crudo en el Golfo Pérsico se encuentran entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero per cápita del mundo. Un análisis en el diario The Guardian en octubre calculó que el petróleo de la estatal Saudi Aramco fue responsable de más emisiones que cualquier otra compañía.

Los precios del crudo Brent han caído 52 por ciento este año, muy por debajo de los niveles que la mayoría de los Gobiernos de la región necesitan para equilibrar sus presupuestos. Entretanto, el coronavirus está retrasando la construcción de instalaciones solares en Abu Dhabi, Jordania y Qatar, y muchos de estos proyectos “se extenderán hasta el próximo año”, dijo Attia.

Pese a la incertidumbre sobre la pandemia, las poblaciones en expansión de la región seguramente necesitarán más electricidad a medida que las economías se recuperan. Países de Medio Oriente agregarán miles de megavatios de nueva capacidad de energía solar hasta al menos 2025, según Wood Mackenzie.

Arabia Saudita, que actualmente tiene unos 500 megavatios de capacidad en energías renovables, apunta a un aumento de 120 veces a 60 gigavatios para 2030, con la mayor parte en energía solar. Es una meta elevada, y si bien el progreso inicial ha sido lento, el Ministerio de Energía está tomando medidas concretas: tiene como objetivo más adelante este año seleccionar a los ganadores en la segunda ronda de licitación de proyectos solares del país, y en abril comenzó a buscar ofertas para una tercera ronda.

En Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi dijo la semana pasada que recibió una oferta históricamente baja para la instalación de una planta de 2 gigavatios. Ese proyecto, que comenzará a funcionar el próximo año, duplicaría con creces la capacidad solar de Abu Dhabi.