Ningún país está curado contra el efecto de las recesiones o las crisis económicas. Ni siquiera México. El impacto productivo de tropiezos en México ha tenido sólo dos escenarios largos: el efecto aquí del crack bursátil de 1929 en el periodo 1927-1932 (-4.2% promedio anual de PIB) y el colapso en todo el sexenio de Miguel de la Madrid 1983-1988 (0.3% promedio anual sexenal).

La economía tuvo capacidad de absorción de los choques internos políticos y de los choques económicos externos. De 1934 a 2018 el PIB ha tenido sólo cuatro tropiezos severos: -3.4% en 1983 y -3.08% en 1986, -6.3% en 1995 y -5.3% en 2009. Las caídas de 1983, 1986, 1994 y 2009 tuvieron orígenes internos y la de 2009 fue producto del desplome de las financieras estadunidenses y su repercusión mundial.

Las caídas fueron de circunstancias, con excepción del sexenio de la crisis de De la Madrid. Luego del crack bursátil de Wall Street, México tuvo cuatro años de PIB promedio anual de 8.36% de 1933 a 1936, un repunte sobresaliente. Y en los sexenios de Zedillo y Calderón se superó la crisis del PIB con reactivación para lograr promedio sexenal positivo.

El PIB de 2019 –primer año de gobierno del presidente López Obrador– tuvo una meta oficial de 2%, pero la cifra final real fue de -0.1% por efecto de que la inversión productiva del sector público bajó para la actividad económica y se destinó a programas asistencialistas, además de que el PIB bajo fue utilizado como un ancla antiinflacionaria.

Para 2020, el PIB fijado por los Criterios Generales de Política Economía fue otra vez de 2%, pero repitiendo la reorientación improductiva de los recursos de inversión pública; al finalizar enero, y con apenas pocos indicios de cómo venía la pandemia del coronavirus, las principales oficinas de expectativas nacionales e internacionales fijaron un PIB de 0% a 0.5%. Luego de la llegada del virus, la expectativa del PIB se bajó a -1% a 0%. Y hacia la tercera semana de marzo, el PIB bajó en expectativa a -4%, sobre todo por el efecto de la recesión internacional de las principales economías.

La parte más grave de las expectativas de crecimiento económico en México radica en el hecho de haber sido fijadas antes de la llegada real del coronavirus, con apenas 316 infectados comprobados y sólo 2 muertos, contra cifras de decenas de miles de contaminados y muertos en el mundo. A mediados de la tercera semana de marzo comenzaban a darse las recomendaciones para cerrar negocios, disminuir actividades productivas y recluir a los ciudadanos en sus hogares para evitar el contagio. Para México se prevé una fase de contaminación alta y cierre productivo en abril y parte de mayo.

El problema con las epidemias radica en el hecho de que hay que disminuir al mínimo la actividad productiva. Y no existen posibilidades de mantener la planta productiva en funcionamiento. Lo peor se encuentra en la necesidad de despidos de personal por la incapacidad de las empresas para mantener salarios y lo reducido de los seguros oficiales de desempleo. Y que pasada la emergencia habría que comenzar desde abajo a contratar personal y reactivar la economía.

El punto sensible de la actividad económica se localiza en la demanda y la demanda es la primera baja en epidemias. Los gobiernos destinan enormes cantidades de dinero para paliar los efectos nocivos de las enfermedades en los ciudadanos y tendrán pocos fondos para rescatar a las empresas. Por ello las reactivaciones por epidemias suelen ser lentas en el tiempo productivo.

SI el gobierno lopezobradorista carecía de un proyecto para convertir al PIB en el motor del crecimiento y la distribución, los saldos de 2019 y 2020 antes de la epidemia alertaban sobre tasas bajas. Las metas oficiales fueron ideales: PIB de 2% anual en 2019 y 2020, de 4% en 2021 y 2022 y de 6% 3en 2023 y 2924, para hacer un promedio anual sexenal de 4%, abajo del 6% del largo periodo 1934-1982, pero arriba del 2% de 21983-2918.

Con las tasas esperadas para 2019 y 2020, el PIB promedio sexenal quedó en el limbo. Para cumplir con las metas oficiales de 4% promedio sexenal, el PIB habría de crecer 6% promedio anual en los cuatro años restantes del sexenio, de 2021 a 2024, una cifra imposible de alcanzar sin una reforma total del modelo de desarrollo para evitar las trampas de inflación en una economía improductiva.

Por lo tanto, el PIB oficial quedó destruido por el coronavirus y habrá que esperar las nuevas expectativas, aunque el temor social vea el fantasma del sexenio de d6ecimiento 0% anual sexenal del gobierno de De la Madrid.

Política para dummies: La política es terreno de expectativas que no siempre se cumplen.

indicadorpolitico.mx

[email protected]

@carlosramirezh