Estados Unidos ha llevado a cabo este jueves varios ataques “defensivos” contra la milicia iraquí Kataib Hezbolá, en respuesta al ataque con proyectiles contra una base de Irak con tropas de la coalición, que se saldó con la muerte de dos estadounidenses y un británico. Mediante un comunicado, el Departamento de Defensa estadounidense ha resaltado que los ataques han sido “defensivos, proporcionales y de respuesta directa a la amenaza planteada por los grupos de milicias chiíes respaldadas por Irán que continúan atacando bases que albergan fuerzas de la coalición internacional contra Estado Islámico”. Abbas Mousavi, portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, manifestó a este respecto que el presidente norteamericano, Donald Trump, “debe revisar su presencia ilegal y el comportamiento de sus tropas en la región”.

El Pentágono ha precisado en su comunicado que los ataques lanzados han alcanzado “cinco instalaciones de almacenamiento de armas”, lo que “degradará su capacidad de realizar ataques futuros contra las fuerzas de la coalición”, que lidera Estados Unidos. De forma paralela, ha insistido en que estos “grupos terroristas” deben “cesar sus ataques contra Estados Unidos y las fuerzas de la coalición o enfrentar sus consecuencias en un momento y lugar de nuestra elección”.

“Estados Unidos no tolerará ataques contra nuestras personas, nuestros intereses o nuestros aliados”, ha señalado el secretario de Defensa, Mark Esper. “Como hemos demostrado en los últimos meses, llevaremos a cabo cualquier acción necesaria para proteger nuestras fuerzas en Irak y en la región”, ha zanjado.

El Gobierno iraquí condenó los bombardeos estadounidenses e informó de que al menos seis personas habían perdido la vida. Bagdad convocó a los embajadores de EE UU y Reino Unido para pedir explicaciones. “La Comandancia expresa su fuerte rechazo a este ataque que tuvo como objetivo las instituciones militares iraquíes”, dijo en un comunicado la célula de información del departamento de Seguridad iraquí. Según la nota, los bombardeos golpearon cinco puntos del país árabe en los que estaba desplegado el Ejército iraquí, la Policía de Babilonia (al sur de Bagdad) y las milicias progubernamentales, vinculadas a Irán.

Entre los objetivos del ataque estuvo un aeropuerto en construcción en la meridional Karbala, donde falleció un trabajador, mientras que en los otros bombardeos perecieron tres efectivos del Ejército iraquí y dos policías, cuyos cadáveres fueron hallados bajo los escombros. La acción causó también heridas a otras cinco personas, entre ellas tres miembros de una milicia chií.

La coalición internacional encabezada por Estados Unidos confirmó a última hora del miércoles tres fallecidos, dos soldados estadounidenses y una británica, y doce heridos en el ataque, ejecutado contra la base de Tayi, situada en una zona rural menos de 30 kilómetros al norte de la capital iraquí, Bagdad. El ministro de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, ha declarado que el ataque de represalia fue “rápido, decidido y proporcionado” y avisó de que cualquiera que quiera dañar a las fuerzas de coalición puede esperar una respuesta fuerte.

Durante la jornada de este jueves y según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos murieron al menos 26 milicianos chiíes iraquíes en bombardeos aéreos presuntamente obra también de la coalición en la localidad siria de Abu Kamal, cerca de la frontera con Irak. Este ataque fue ejecutado solo horas después de la muerte de los tres efectivos de la coalición liderada por EE UU.

El incidente se produce en el marco de las tensiones por la muerte a principios de enero del general Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, en un bombardeo ejecutado por Estados Unidos en Bagdad.

Desde entonces se han registrado varios ataques contra bases militares con presencia de fuerzas estadounidenses en Irak, incluidos varios ejecutados por Irán en respuesta a la muerte de Soleimani.