Nadal, durante un entrenamiento en Acapulco. EDRO PARDO EFE

Deslizaba Novak Djokovic hace un par de días que él, Rafael Nadal y Roger Federer, la santísima trinidad de la raqueta en los tiempos modernos, comparten un grupo de WhatsApp. Sin embargo, el de Manacor, siempre puntilloso a la hora de expresarse y pendiente de todo matiz, le corrigió en la antesala a su puesta de largo en Acapulco, torneo en el que disfruta y mucho.

“No es solo de nosotros tres, sino de más gente. Es para temas profesionales. Estamos nosotros y el resto de los miembros del Consejo de Jugadores para estar bien informados de lo que está ocurriendo. No tenemos una comunicación frecuente entre nosotros tres, aunque si hay cualquier tipo de preocupación o queremos felicitarnos, no tenemos ningún problema en hacerlo a través de un mensaje privado”, matizó el balear, que la próxima madrugada (no antes de las 3.30, Movistar+ Deportes) arrancará en el evento mexicano frente a su amigo Pablo Andújar, al que conoce desde la infancia.

Tres semanas después de que se dirimiese el primer punto crítico de una temporada trascendental, en Melbourne, el circuito remite de nuevo al gran pulso a dos bandas, toda vez que Roger Federer, lesionado, desaparecerá del mapa hasta junio. Djokovic y Nadal, pues, competirán durante los próximos días aunque no vayan a cruzarse, con más de 14.000 kilómetros mediante. Del desierto al Caribe, de Dubái a Acapulco. Y las cuentas son muy simples: para recuperar el trono que cedió en Australia, el mallorquín debe fotografiarse el sábado con el gorro de mariachi y que el balcánico, campeón del primer major, patine antes de las semifinales.

“Tengo la ilusión de hacerlo bien. Vine con una semana de margen y he ido dando pasos adelante en cada entrenamiento”, actualiza Nadal, a solo 325 puntos de Nole en el listado (9.720-9.395). “Vengo aquí porque me encanta este torneo [un ATP 500 sobre cemento, al igual que Dubái] y su organización. Aquí el público me hace sentir como en casa y el cariño es excepcional. Es una buena prueba para ver cómo me encuentro, y espero estar preparado para jugar al nivel que necesito”, prolonga el número dos, que cedió el bastón de mando en las Antípodas al caer en los cuartos contra Dominic Thiem.

Sin ánimo de revancha
“Si me preguntas si quiero que Djokovic tenga más Grand Slams que yo, te contesto que no”, afirmó Nadal cuando se le planteó con quién iba en la final australiana. “No me escondo en decir esto porque estoy seguro de que si le preguntas a Novak si prefiere que gane yo Roland Garros o lo haga Thiem, te dirá que prefiere a Dominic. Esto no significa que vayas en contra de nadie, sino que es la pura competición”, agregó pensando ya en la tarea que le ocupa, la de ponerse a tono esta semana con el fin de llegar lo mejor posible a las dos siguientes citas del calendario, los Masters 1000 de Indian Wells y Miami.

Se le preguntó al español si aún le escocía la despedida del año pasado en México, cuando Nick Kyrgios le sacó de sus casillas con su repertorio de estridencias y bravuconadas en la segunda ronda. “Nunca he tenido sentimientos de revancha, porque no creo que eso te ayude a ganar partidos, sino todo lo contrario; las revanchas lo único que hacen es no dejarte pensar con claridad ni serenidad, y a la hora de competir lo importante es tener la cabeza fría para analizar bien qué debo hacer”, dice Nadal, que en las últimas fechas solo ha disputado un bolo con Federer en Johannesburgo (Match for Africa) y no se cruzaría con el de Canberra hasta una hipotética final.

“El único mal recuerdo que tengo aquí es el de 2018, porque tuve que retirarme justo el día antes de que comenzara el torneo”, recuerda. “El año pasado perdí un partido ajustado que debí ganar, sí, pero es parte de nuestro deporte”, prosigue, recordando a la vez que ganó el título de 2005 y 2013 –entonces se disputaba todavía sobre tierra batida– y que en Acapulco se encuentra como en casa. Mientras tanto, Djokovic sigue a la caza: suma 14 victorias en este primer trimestre (seis en la ATP Cup, siete en Melbourne y la de este lunes en Dubái, por 6-1 y 6-2 a Malek Jaziri) y cuida con celo del trono recuperado.

“¿YO A UNA GUERRA? ME ESCONDERÍA TODO EL DÍA…”
Durante su comparecencia ante los periodistas mexicanos, a Nadal se le recordó que John McEnroe, exnúmero uno, afirmó en una entrevista concedida a EL PAÍS que el estadounidense le escogería a él antes que a Federer o Djokovic en el caso de tener que ir a una batalla. A la inversa, el balear no tiene dudas: “A mí no me gustaría ir a ninguna guerra, porque no me gusta luchar. Una cosa es luchar en la pista y fuera me gusta realmente poco hacerlo. Entiendo que John lo dijo con buenas palabras, pero creo que si tuviera que hacerlo él debería elegir a otro porque yo estaría escondido todo el día…”.

También, se la planteó que hiciera un ejercicio de imaginación para saber qué le recomendaría al Nadal de los inicios. “No tengo muy claro qué le diría… Cada uno debe vivir sus propias experiencias. Yo las he vivido con intensidad, intentando hacer las cosas bien y equivocándome, porque en esta vida todos nos equivocamos. Yo no soy mucho de decir. Lo que te hace evolucionar como persona son los ejemplos que tienes al lado, las personas que tienes al lado, y las experiencias que vives. Trato de copiar las cosas de la gente que me gusta y dejar de lado aquellas que no me gustan. Trato de estar rodeado de personas que me aporten cosas positivas”, cerró.