MELBOURNE.- Los ánimos se calentaron el miércoles en la clasificación del Abierto de Australia, cuando los jugadores tuvieron que hacer frente a otra jornada compleja por el humo en las canchas y dos de los mejores tenistas (Rafael Nadal y Roger Federer) del torneo fueron señalados como “egoístas” por no protestar por las condiciones del aire.

La clasificación se vio interrumpida por segunda jornada consecutiva, primero por el humo de los incendios forestales que arrasan partes del sur de Australia y después por una tormenta torrencial que despejó el aire pero que puso fin a la jornada de partidos en Melbourne Park.

Los organizadores del torneo han sido objeto de críticas por seguir adelante con la clasificación después de un retraso inicial el martes, ya que los jugadores se quejaron de dificultades respiratorias y uno de ellos se vio obligado a retirarse de un partido tras sufrir un ataque de tos.

La situación se complicó el miércoles, con el canadiense número 103 del mundo, Brayden Schnur, señalando al veinte veces campeón de torneos de Grand Slam, Roger Federer, y al número uno del mundo, Rafael Nadal, por no haber tomado una postura firme sobre las condiciones del aire y defender a los jugadores de menor perfil en la clasificación.

Tiene que venir de los mejores, Roger y Rafa son un poco egoístas al pensar en ellos mismos y en sus carreras”, dijo Schnur a la Asociación de Prensa australiana después de ganar su clasificación contra el austriaco Sebastián Ofner.

“Porque están cerca de la final y en lo único que piensan es en su legado y no están pensando en el deporte en sí mismo y en intentar hacer lo que es bueno para el deporte, esos chicos necesitan dar un paso adelante”.

Schnur dijo que sintió una “súper sequedad” en la garganta y que las condiciones no eran en absoluto normales.

En tanto, el francés Nicolas Mahut publicó una foto suya en redes sociales portando una mascarilla en la boca y la nariz con la descripción: “listo para mi primera ronda”.

Australia está experimentando una de las peores temporadas de incendios forestales de su historia, con llamas que llevan ardiendo varios meses y que han causado la muerte de 28 personas, destruyeron más de dos mil 500 casas y consumieron un área de malezas y bosques del tamaño de Bulgaria.