Canadá acordó ayudar a Irán a investigar el accidente del miércoles de un Boeing 737-800 cerca de Teherán, con lo que se une a un equipo de investigadores ucranianos y funcionarios locales que ya están en terreno. Francia también fue invitada.

La Junta de Seguridad del Transporte de Canadá informó en un comunicado que está haciendo los arreglos para el viaje. Mientras tanto, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés) señaló que continúa monitoreando la situación en torno al accidente y está evaluando cuál va a ser su nivel de participación.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán informó que Boeing fue invitado a participar en la investigación.

El protocolo internacional dicta que el país donde se estrella un avión generalmente encabeza la investigación con la ayuda de otros, incluida la nación donde se fabricó el avión.

La invitación se extendió a Canadá debido a que decenas de sus ciudadanos iban a bordo del vuelo 752 de Ukraine International Airlines, mientras que Francia fue invitada debido a sus vínculos con el fabricante de motores CFM International, empresa conjunta de General Electric y Safran.

No obstante, esta investigación es inusual debido a la gran tensión actual entre EU e Irán. Eso podría limitar la participación de entidades estadounidenses, no solo por las sanciones, sino también por la preocupación en torno a la seguridad de los funcionarios estadounidenses enviados al país, para lo cual se requiere la aprobación del Tesoro.

La NTSB indicó que designó a un representante acreditado para que ayude con la investigación, aunque no está claro si la persona viajará a Irán.

Un representante de Boeing, con sede en Chicago, no pudo comentar de inmediato sobre el rol de la empresa en la investigación.

Mientras tanto, los primeros ministros de Canadá, Reino Unido y Australia declararon que la evidencia sugería que el avión fue derribado por Irán poco después de despegar de Teherán hacia Kiev el miércoles temprano. El vuelo llevaba a 176 personas a bordo, entre ellas nueve tripulantes ucranianos. No hubo sobrevivientes.

El presidente estadounidense, Donald Trump, destacó que tenía “sospechas” sobre el accidente.

Inmediatamente después de la tragedia, funcionarios iraníes se apresuraron a señalar que el accidente se debió a problemas técnicos. La aerolínea, que nunca antes se había visto involucrada en un accidente fatal, indicó que ni siquiera “consideraba” la posibilidad de un error de la tripulación.

Un satélite espía estadounidense detectó dos lanzamientos de misiles desde una instalación iraní minutos después del despegue del avión, seguido de una explosión, según una persona con conocimiento del asunto que habló bajo condición de anonimato.

Ali Abedzadeh, jefe de la Organización de Aviación Civil de Irán, mencionó que “no es posible” que un misil iraní haya alcanzado al avión.

“Ucrania, como país operador del avión, está obligado a cooperar con nosotros y compartir los datos necesarios del avión para la investigación”, explicó el jueves Adelzadeh en una entrevista televisiva.

“Francia, Canadá y la NTSB estadounidense manifestaron su disposición y presentaron a sus representantes para la cooperación”, puntualizó.