Un manifestante palestino huye del gas lacrimógeno disparado por las fuerzas israelíes cerca del asentamiento judío de Beit El en Cisjordania, el pasado 11 de noviembre. MOHAMAD TOROKMAN REUTERS

Estados Unidos ya no considera que las colonias israelíes en Cisjordania sean “per se inconsistentes con el derecho internacional”. Así lo ha anunciado este lunes Mike Pompeo, el secretario de Estado, en lo que supone el último de una serie de movimientos en la Administración Trump que alejan aún más la pretensión de los palestinos de un Estado propio.

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El cambio de postura respecto a los asentamientos israelíes, un nuevo espaldarazo de la Administración Trump a Netanyahu, enfurecerá a los palestinos y puede generar roces con la comunidad internacional, que considera ilegales los asentamientos. En diciembre de 2016, durante los últimos días de su presidencia, el demócrata Barack Obama permitió con su abstención que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución que consideraba las colonias una “flagrante violación” del derecho internacional.

Lo que hace Pompeo es repudiar una opinión legal del Departamento de Estado de 1978, conocida como el memorando Hansell, que declaraba los asentamientos civiles en los territorios ocupados como “inconsistentes con el derecho internacional”. Dicho memorando ha servido de base, durante 40 años, a un consenso de mínimos sobre la posición a la construcción de asentamientos, que cada presidente ha modulado en función de su postura. Para la Administración Trump, dicha opinión legal, que ha servido de base para oponerse a la expansión de los asentamientos, es una distracción y las disputas deberían resolverlas los tribunales israelíes.

“Calificar el establecimiento de asentamientos civiles de inconsistente con el derecho internacional no ha avanzado la causa de la paz”, ha dicho Pompeo. “La dura realidad es que nunca habrá una resolución judicial al conflicto, y las discusiones sobre quién tiene razón y quién no como un asunto de derecho internacional, no traerán la paz”.

La medida se suma a la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel, moviendo la Embajada a la ciudad desde Tel Aviv, y al reconocimiento de los Altos del Golán, ocupados por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, como territorio israelí.