El presidente Andrés Manuel López Obrador incendió las redes sociales. Como lo ofreció, este lunes dio a conocer el informe de los orígenes de una campaña ruin en contra de la prensa, desatada luego de que lo cuestionaron por la opacidad y las contradicciones de la relatoría sobre el culiacanazo. Alejandro Mendoza, jefe de la Unidad de Información y Vinculación Tecnológica de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana –responsable también de Plataforma México–, identificó una “cuenta madre” de bots, @tumbaburross, y dijo que se registró actividad desde las cuentas del hijo del expresidente Felipe Calderón, del exsecretario de Educación, Aurelio Nuño, y del coordinador del PAN en San Lázaro, Juan Carlos Romero Hicks. La fiesta inició. Pan y circo para los gladiadores al servicio del Presidente, quien pidió a los cibernautas que no insulten y que argumenten. En una cantina llena de borrachos, eso es imposible.

La campaña contra medios y periodistas fue una bomba en redes sociales. Mendoza informó que el 74.27 por ciento del intercambio de menciones fue de usuarios reales, con el restante 25.73 por ciento de bots. De estos totales, dos de cada tres menciones fueron negativas a los medios de comunicación, provenientes principalmente de la Ciudad de México, Nuevo León, Sonora y Chihuahua, que no es atípico en estas oleadas, y que a nivel internacional procedieron de Chile, España y Perú, donde se concentran redes de anarquistas, algunas vinculadas a sectores en el entorno de López Obrador. Las imputaciones directas fueron rechazadas y desmentidas, pero Mendoza sostiene que su equipo tiene el soporte técnico que respalda lo expuesto. Un experto en redes sociales observó que el hecho de que no sean bots, tampoco significa que sean reales, sino que se refiere a un método de ataque diferente.

De cualquier forma, la polarización generada por la retórica presidencial se intensificó, sin que esté claro aún el origen verdadero del ataque. Un estudio independiente realizado por empresas especializadas en redes al que se tuvo acceso, elaboró una tabla con los datos de los usuarios en donde más se recargaron los mensajes negativos el sábado pasado, entre las tres de la tarde y las nueve de la noche. El autor de esta columna, en el lugar 4; seguido en el 5 por Irving Pineda, reportero de TV Azteca, quien aseguró en la mañanera que los ataques contra la prensa eran por órdenes del gobierno federal; Luis Cardona, del periódico digital La Opción de Chihuahua, quien cuestionó las contradicciones del gobierno en el culiacanazo, en el lugar 6, y Carlos Loret, en el 13. En total, durante ese periodo hubo alrededor de tres mil 200 usuarios interactuando.

En el lugar 9 apareció uno de los paleros del Presidente, Ignacio (Nacho) Rodríguez, vinculado a gobiernos del PRI y el PRD en Tabasco, que tiene un canal en YouTube llamado El Chapucero, que es la cabeza de playa de los ataques sistemáticos a la prensa. Rodríguez fue uno de los primeros que actuó tras el informe de Mendoza, y afirmó que @tumbaburross era hijo de Calderón. Al ser desmentido por todos lados, la emprendió contra una estrella en las redes sociales y creador de memes políticos sin igual, @vampipe, quien respondió divulgando la lista de cuentas en Twitter desde donde se alimentó la conversación contra los medios: @mariahvv84 (que es falsa), con 187 mil 559 mensajes; @Enrique0908 (también falsa), con 62 mil 745; @DRFRANCISCORH_7 (falsa), con 48 mil 880; @GarciaN97108791 (falsa), con 38 mil 592, y @FaridGonzalez2 (que es real), con 15 mil 816. Otra cuenta que también actuó de manera activa fue la de @LOVREGA, que opera en el entorno del propagandista John Ackerman, esposo de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.

La información proporcionada por el gobierno sugiere que la mayor carga negativa provino de cuentas asociadas a panistas y priistas. Investigaciones académicas han encontrado un origen distinto. Un estudio realizado por Signa Lab, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en marzo pasado, encontró una “operación sofisticada” para producir narrativas políticas de un entramado de cuentas de Twitter de la llamada #RedAMLOVE, para crear un cerco informativo a la crítica al Presidente. Las campañas de ataque, reportó Signa Lab, han sido capaces de construir estrategias de censura y acoso online a través de la diseminación de una idea por medio de tuits y hashtags, con la finalidad de “mantener a raya a quienes critican al Presidente”.

Todo este esfuerzo de pan y circo, si se analiza el comportamiento del presidente López Obrador cada vez que un problema es más fuerte que su capacidad para manejar a la opinión pública, o como distractor para desviarlos de las cosas importantes, parece ser resultado de un tema que no le funcionó como esperaba, la existencia de una conspiración de medios y militares para derrocarlo, que se le salió de las manos, no sólo por la forma como descalificaron sus conocimientos históricos, sino porque enardeció más el ambiente. La discusión sobre las redes sociales y los medios, sin embargo, tampoco hará evaporar los temas de fondo: la liberación del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán y su estrategia fallida de seguridad.

Los esfuerzos del Presidente y su equipo de propaganda por desviar la corriente de opinión pública, demuestra que para López Obrador es más barato asumir el costo a su capital político y el deterioro acelerado de la imagen de los titulares del Ejército y la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, que es enorme, a que se descubran las razones de su pax narca. Todos los distractores, sin embargo, pasarán, y quedará vigente la pregunta clave: qué descubrió Culiacán el 17 de octubre que tanto quiere esconder.