Las mujeres en Hong Kong pasan 2.6 horas al día en trabajo sin remuneración, mientras que en México el tiempo asciende a 7.1 horas.

Estas diferencias reflejan la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, barreras y limitaciones impuestas por la cultura y la falta de políticas favorables a la familia, señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En promedio, las mujeres hacen más de dos horas de trabajo no remunerado por día que los hombres; mientras que los hombres han aumentado su tiempo dedicado al trabajo no remunerado, las mujeres siguen pasando de 20 a mil por ciento más de tiempo que los hombres en todo el mundo.

En Noruega, uno de los países más igualitarios del mundo, las mujeres realizan un 20 por ciento más de trabajo no remunerado que los hombres. En Estados Unidos la cifra asciende a 60 por ciento más, en tanto que en Japón las mujeres hacen cuatro veces más trabajo no remunerado que los japoneses, es decir, 380 por ciento más.

En el estudio ‘Reduciendo y redistribuyendo el trabajo no remunerado: Fuertes Políticas para Apoyar la Igualdad de Género’, el organismo identificó que a medida que los países se hacen más ricos, las horas que la gente dedica al trabajo no remunerado caen, particularmente en las tareas domésticas.

En las economías en desarrollo, el trabajo no remunerado a menudo está vinculado a los requisitos de subsistencia, proporcionando alimentos, refugio y cuidado de los miembros de la familia de una manera muy laboriosa.

A medida que se desarrollan las economías, la mejora de las tecnologías de los hogares y la introducción de bienes duraderos para el consumo que ahorran mano de obra dan como resultado menos tiempo dedicado a las tareas del hogar, que representan la mayor parte del trabajo no remunerado, aunque también incluye labores en centros de apoyo o el cuidado de enfermos, entre otras.

Las mujeres que han estudiado más allá de la educación secundaria reducen su trabajo no remunerado en media hora con respecto a las mujeres con menos educación. Sin embargo, esto todavía representa menos de una octava parte de las cuatro horas que las mujeres pasan en el trabajo no remunerado en promedio.