Casi el 90 por ciento de las economías del mundo tendrán un crecimiento más lento este año debido a fracturas como las disputas comerciales entre China y Estados Unidos y el Brexit, que ‘pasarán factura’ en pérdidas estimadas de 700 mil millones de dólares para 2020, advirtió este martes Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En su primer discurso frente al organismo y con el que “levanta la cortina” para las reuniones anuales de Otoño del FMI y el Banco Mundial en Washington del 14 al 20 de octubre, advirtió que el crecimiento comercial mundial ha llegado a un punto muerto, en parte debido a las tensiones de la industria, la actividad manufacturera mundial y el sustancial debilitamiento de la inversión.

Los conflictos comerciales podría suponer una pérdida de alrededor de 700 mil millones de dólares para el mundo en 2020, es decir, alrededor del 0.8 por ciento del PIB, se trata aproximadamente del tamaño de toda la economía Suiza.

“Tenemos que trabajar juntos ahora, y encontrar una solución duradera sobre el comercio. Esto requiere decisiones difíciles y voluntad política. Pero vale la pena. Necesitamos un cambio real”, dijo.

Al adelantar que el organismo mostrará sus revisiones a la baja sobre los estimados de crecimiento en 2019 en la próxima entrega de su reporte Perspectivas Económicas Mundiales, señaló que la economía global está ahora en una desaceleración sincronizada que hará que el crecimiento este año caiga a su nivel más bajo desde el comienzo de la década, con un riesgo de que los servicios y el consumo puedan verse afectados y los efectos se extiendan a otras cuestiones críticas como la volatilidad de las monedas que una vez más están en el centro de atención.

Liberar el comercio e impulsar el crecimiento
En un mundo interrelacionado, hay que comenzar por liberar la capacidad de crecimiento generadora de comercio pero también por estimular un mayor crecimiento y crear más oportunidades.

Entre las prioridades de política económica para lograr un crecimiento más vigoroso, Georgieva destacó el uso acertado de la política monetaria y mejora de la estabilidad financiera.

“Necesitamos herramientas macroprudenciales. Podemos utilizar nuevos métodos para gestionar mejor la deuda, reducir los ciclos de expansión y contracción financiera y contener la volatilidad. Pero hay algo que debemos dejar muy claro: las políticas monetaria y financiera no pueden hacer el trabajo por sí solas. La política fiscal debe desempeñar un papel central”, advirtió.