Una de las principales líneas de defensa de Donald Trump en las acusaciones de que presionó al presidente ucranio para que investigara a la familia de su rival político Joe Biden, en el curso de una llamada telefónica que está en el origen del proceso de impeachment iniciado la semana pasada por los demócratas, se tambalea. El presidente insiste en que “no hubo quid pro quo”: le pidió a Volodímir Zelenski que investigara, como revela el registro de la conversación desclasificado la semana pasada, pero no le ofreció nada a cambio. “No hubo presión de ningún tipo”, dijo Trump, en línea con lo que ha declarado también su homólogo ucranio. Pero una serie de mensajes de texto, difundidos la noche del jueves por los investigadores de la Cámara de Representantes, ilustra cómo los enviados estadounidenses dejaron claro a los oficiales ucranios que la invitación a la Casa Blanca que ansiaba el recién elegido Zelenski dependía de su compromiso con las investigaciones que demandaba Trump.
No solo eso. Según los mensajes, un diplomático estadounidense destinado en el país exsoviético sospechaba que, además de la visita de Estado, también un paquete de ayuda militar al país por valor de 391 millones de dólares, que Trump había ordenado congelar, dependía de que el Gobierno ucranio procediera diligentemente con la investigación que demandaba el presidente estadounidense, con la esperanza de hallar trapos sucios contra su principal rival político.
Los mensajes fueron proporcionados a los legisladores por Kurt Volker, ex enviado especial de Estados Unidos para Ucrania, que el jueves se convirtió en el primer testigo en comparecer, a puerta cerrada y durante diez horas, en el marco de la investigación del Congreso. Las comunicaciones son claras y sin rodeos. “Dice la Casa Blanca que, asumiendo que el presidente Z convence a Trump de que investigará y llegará hasta el fondo de lo que sucedió en 2016 [una exótica teoría sobre la supuesta ayuda de Ucrania a los demócratas en las elecciones] concretaremos una fecha para la visita a Washington”, le escribe Volker a Andrey Yermak, consejero de Zelenski, la misma mañana del 25 de julio, horas antes de se produjera la conversación telefónica entre los dos presidentes.
Semanas después de la llamada, aún no se había acordado una fecha para la visita, y los estadounidenses trataban de convencer a los ucranios de que antes necesitaban que el presidente Zelenski hiciera una declaración pública anunciando la investigación. Los ucranios acordaron comunicar la apertura de la investigación en el mismo anuncio que la visita a Washington de Zelenski, según los mensajes. El 10 de agosto, Yermak escribió a Volker: “Una vez tengamos la fecha, convocaremos a la prensa para anunciar la visita y esbozar la nueva relación EE UU – Ucrania, incluido entre otras cosas las investigaciones de Burisma [la empresa de gas ucrania en cuyo consejo se sentaba Hunter Biden, mientras su padre lideraba la diplomacia del presidente Obama en Kiev] y de la injerencia electoral”.
La propuesta no parece que convenciera a Trump, que se resistía a ofrecer una fecha para la visita a Washington de Zelenski. Entonces los diplomáticos estadounidenses, según los mensajes, empezaron a temer que el presidente estuviera utilizando la ayuda militar a Ucrania, que el país necesita para su defensa de Rusia, como arma negociadora para obtener “ayuda para una campaña política”. Un plan que uno de los diplomáticos calificó de una “locura”.
“Como dije por teléfono, creo que es una locura retener asistencia de seguridad por ayuda con una campaña política”, escribió, el 9 de septiembre, el diplomático estadounidense William Taylor a Volker y a Donald Sondland, embajador ante la UE.
Sondland respondió que había “identificado el mejor camino adelante” para descongelar la ayuda y dijo que el presidente había sido “muy claro” en que no había “quid pro quo de ningún tipo”. A continuación, sugirió que la conversación se trasladara a llamadas en lugar de mensajes “para arriba y para abajo”.
Los mensajes ponen de manifiesto el riesgo al que se enfrenta el presidente en una investigación de impeachment a la que los demócratas se han entregado con diligencia y que, ya con el primer testimonio, ha deparado documentos relevantes. Al publicar los mensajes de texto, los presidentes de los tres comités de la Cámara de Representantes ante los que compareció el jueves Volker, a puerta cerrada, aseguraron que constituyen “solo una parte del conjunto completo de materiales” que el diplomático les proporcionó.
El presidente insiste en que la conversación con Zelenski fue “perfecta”. “Como presidente de Estados Unidos, tengo el absoluto derecho, quizá incluso el deber, de investigar, o haber investigado, la corrupción, y eso incluiría pedir, o sugerir, que otros países nos ayuden”, tuiteó el jueves por la noche.