El expresidente francés Jacques Chirac ha fallecido este jueves a los 86 años, tras una larga enfermedad que lo tuvo los últimos tiempos alejado de los focos que durante tantas décadas atrajo. Personaje clave e imprescindible de la política francesa desde la segunda mitad del siglo XX, Chirac, que conoció casi todas las esferas del poder —fue ministro y primer ministro antes de llegar al Elíseo, tras usar la alcaldía de París como trampolín político, aunque también le valió una condena jurídica— era un personaje sumamente carismático, valorado tanto por sus seguidores como detractores, que le reconocieron, entre otros, su firme oposición a la guerra de Irak.
La noticia de su deceso fue transmitida por su familia. “El presidente Jacques Chirac murió esta mañana rodeado de su familia. En paz”, declaró su yerno Frederic Salat-Baroux, esposo de Claude, la única hija del expresidente que lo sobrevive.
El mundo político francés rindió inmediatamente homenaje a Jacques Chirac, sobre quien el actual presidente, Emmanuel Macron, hablará en un discurso solemne esta tarde a las 20.00 horas, según ha adelantado el Elíseo.
La Asamblea Nacional, que se encontraba reunida cuando se conoció la noticia, saludó la vida de Chirac con un minuto de silencio. “Jacques Chirac forma parte de la historia de Francia. Una Francia a su imagen, fogosa, compleja, a veces atravesada por contradicciones, siempre animada por una incansable pasión republicana”, dijo el presidente del hemiciclo, Richard Ferrand. Chirac “encarnó el alma de Francia”, corroboró el presidente del Senado, Gérard Larcher.
El político de centroderecha (París, 1932) ocupó el Elíseo entre 1995 y 2007. Una época convulsa en la que, entre otros, alcanzó fama internacional con su firme no a la Guerra de Irak lanzada por el presidente estadounidense George W. Bush en 2003. El ultimátum norteamericano “compromete el futuro de un pueblo, el futuro de una región, la estabilidad del mundo. Es una decisión grave”, advirtió, en vano, el 18 de marzo de 2003, unos días antes de que comenzara el conflicto bélico cuyas consecuencias lastran la actualidad internacional.
También fue el primer jefe de Estado francés que, en 1995, reconoció la responsabilidad de Francia en la deportación de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, algo eludido por todos sus predecesores de la V República francesa. Chirac también supo ver, mucho antes que otros, el peligro que suponía el cambio climático. “Nuestra casa arde”, dijo en referencia al planeta dijo en su ya famoso discurso durante la Cumbre de la Tierra en Johanesburgo, en 2002. Pasará asimsimo a la historia por haber sido el político que se enfrentó por primera vez en una segunda vuelta electoral a la ultraderecha, en las presidenciales de ese mismo 2002 en las que logró derrotar al entonces líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, tras conseguir aunar a todas las fuerzas, incluidas las de la izquierda, en un “frente republicano”.
Pero Jacques Chirac será recordado, también, como el único expresidente francés en haber sido condenado por la justicia por malversación de dinero público y abuso de confianza. Cuando se conoció el veredicto, en 2011, Chirac ya estaba muy enfermo —sufrió un problema cardiovascular en 2005— y retirado de la vida pública y no tuvo que cumplir los dos años de prisión a los que fue condenado por las decenas de empleos ficticios que autorizó durante su periodo al frente del ayuntamiento de París que, paradójicamente, fue el trampolín a su salto al Elíseo. Antes de su etapa como alcalde y como presidente de la República, Chirac fue ministro del Gobierno de Georges Pompidou a principios de los setenta (de Relaciones Parlamentarias, de Agricultura y de Interior). Durante su primer mandato como presidente, tuvo que gobernar en cohabitación con un Gobierno socialista liderado por Lionel Jospin. Pese a que fueron duros rivales políticos, este destacó hoy su labor. “Tuve el privilegio de gobernar Francia bajo su presidencia. Fue un periodo políticamente complejo (…) pero en política extranjera, nos cuidamos siempre de hablar con una sola voz”, recordó en la emisora France Inter.
El también socialista y expresidente François Hollande resaltó asimismo su visión internacional. “Mucho antes que otros, comprendió el desafío del calentamiento global, el desarrollo de África y de la paz en Oriente Próximo. Por ese motivo, rechazó en 2003 que nuestro país entrara en la guerra de Irak cuyas consecuencias trágicas vemos hoy”, dijo en un comunicado, en el que también valoró su capacidad de “establecer un vínculo con los franceses”.
“Chirac quedará como el hombre del discurso de Vel d’Hiv, el presidente que se opuso a la guerra en Irak, el apasionado de las civilizaciones y el hombre por el que voté en 2002. Sé que ocupa ya un bello lugar en el corazón de los franceses”, afirmó en Twitter el ex primer ministro socialista francés y excandidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls.
“Hoy desaparece una parte de mi vida”, declaró por su parte el también expresidente Nicolas Sarkozy, que lo sucedió en el Elíseo y que fue ministro de Interior bajo Chirac.
La actual líder de la ultraderecha Marine Le Pen, a cuyo padre derrotó Chirac en 2002, también reconoció el valor de un político con el que mantuvo “muchas divergencias” pero que, subrayó, “fue capaz de oponerse a la locura de la guerra de Irak”.
Los reconocimientos también llegaban desde el extranjero.
“Europa pierde hoy una de sus figuras destacadas, Francia pierde a un gran hombre de Estado y yo a un amigo fiel”, lamentó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para quien Chirac era “un hombre de fuertes convicciones, de valores humanistas de fraternidad, respeto y tolerancia”. “Perdemos un gran hombre de Estado y europeo”, lamentó por su parte el ministro de Exteriores alemán, el socialdemócrata Heiko Maas.
Jacques Chirac nació en París el 29 de noviembre de 1932. Era hijo de un administrador de sociedades y su familia era de clase media acomodada. En 1954 se graduó en el Instituto de Estudios Políticos de París, hizo el servicio militar como oficial de caballería del ejército francés en Argelia entre 1956 y 1957, y en 1959 finalizó sus estudios en la Escuela Nacional de Administración (ENA), siendo el 16º en el ranking de su promoción. Entró en la política nacional a mediados de los años 60, de la mano del primer ministro Georges Pompidou, de quien empezó siendo encargado de misión en su gabinete privado. En la década de los años 70 ocupó varios cargos ministeriales antes de convertirse, en 1977, en el primer alcalde de París elegido por sufragio universal. En 1995 colmó su ambición, conquistar el Elíseo, tras dos intentos frustrados, en 1981 y 1988, en los que fue derrotado por François Mitterrand. Para la posteridad ha quedado la demoledora respuesta que el socialista le dio a su entonces primer ministro conservador durante un debate presidencial televisado. “Permítame decirle que, esta noche, yo no soy el primer ministro y usted no es el presidente. Somos dos candidatos en igualdad que se someten al juicio de los franceses, el único que cuenta. Permítame por tanto llamarle señor Mitterrand”, le dijo Chirac en un intento de igualar los campos. “Tiene usted toda la razón, señor primer ministro”, le respondió Mitterrand.
A sus 86 años, Jacques Chirac estaba totalmente retirado de la política. Estaba casado con Bernadette Chodron de Courcel y tuvieron dos hijas. La mayor, Laurence, murió en 2011 a los 58 años, tras una vida marcada por depresiones, anorexia e intentos de suicidio que marcó a toda la familia. Además, los Chirac acogieron en 1979 en su casa a la vietnamita Anh Dào Traxel, que entonces tenía 21 años. Nunca la adoptaron oficialmente, pero para ellos fue una hija más. Aunque se distanció los últimos contacto de su familia adoptiva, Dào Traxel lamentó este jueves la muerte del hombre que la “protegió” y le “permitió tener una segunda oportunidad”. “Como ciudadana digo que hemos perdido a un gran hombre en Francia (…) eso quedará en la memoria de los franceses, que siempre quisieron mucho a Chirac. Era un gran corazón”, declaró la “hija del corazón” del exmandatario, como la llamaba Chirac.