Es imparable y se está acelerando. El aumento del nivel del mar se ha disparado por el deshielo en los extremos norte y sur del planeta, concluye el IPCC, el panel de científicos que bajo el paraguas de la ONU analiza los impactos del cambio climático generado por la acción del hombre. Los gases de efecto invernadero emitidos por el ser humano hasta ahora hacen que el deshielo y el incremento del nivel del mar vayan a continuar más allá de este siglo, concluye el IPCC en un informe presentado este miércoles.
El dilema al que se enfrenta ahora esta generación es cómo de grande será la hipoteca —que también incluye fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, amenazas a la seguridad alimentaria e impactos en la biodiversidad— que dejará a las siguientes. Que sea una carga menor, destacan los expertos, dependerá de lo rápido que se dejen de emitir esos gases que sobrecalientan el planeta y que están vinculados principalmente a los combustibles fósiles. Hoesung Lee, presidente del IPCC, ha conminado este miércoles a los países a reducir sus gases para que los impactos que ya no se pueden eliminar se amortigüen y sean “más manejables para las personas más vulnerables”. Porque, como destaca el IPCC, “las personas más expuestas y vulnerables son a menudo aquellas que cuentan con menor capacidad de respuesta”.
Este dilema generacional, que se plantea a través de un informe del IPCC especial, llega en una semana intensa en la batalla contra el cambio climático. Tras las marchas multitudinarias de estudiantes del 20 de septiembre y la cumbre de la ONU celebrada en Nueva York, se espera una gran protesta global contra la inacción frente al calentamiento el viernes. El informe especial del Panel Intergubernamental del Cambio Climático sobre el calentamiento y océanos forma parte de una serie de análisis temáticos. Este grupo internacional de expertos revisa y aúna el conocimiento sobre el cambio climático partiendo de los estudios científicos publicados. En esta ocasión han participado más de 100 autores de 36 países, que han revisado unas 7.000 publicaciones.
“El aumento del nivel del mar se ha acelerado debido al incremento combinado de la pérdida de hielo de las capas de Groenlandia y la Antártida”, concluye el estudio. La pérdida de hielo en la Antártida por el aumento de la temperatura en el periodo comprendido entre 2007 y 2016 se triplicó con respecto a la década anterior; en Groenlandia se duplicó.
Ese deshielo acelerado ha llevado a una tasa de aumento del nivel del mar también más rápida, hasta 2,5 veces más veloz en la última década respecto a la media del siglo pasado. Pero las proyecciones que hace el informe hablan de un problema que se acentuará, incluso en el caso de que se cumpla con el Acuerdo de París, que fija que el incremento medio de la temperatura del planeta no debe superar los dos grados respecto a los niveles preindustriales. En el escenario más optimista –el del cumplimiento de los dos grados que fija París– el IPCC pronostica un aumento del nivel del mar de 43 centímetros para 2100 (entre 1902 y 2015 fue de 16 centímetros). En el escenario más adverso –que las emisiones sigan creciendo como hasta ahora– el incremento del nivel del mar llegaría hasta los 84 centímetros y podría superar el metro. Además, durante los próximos siglos ese ritmo seguirá cogiendo velocidad e intensidad.
ACIDIFICACIÓN DE LOS OCÉANOS
Entre el 20% y el 30% del dióxido de carbono emitido por el hombre lo han absorbido los océanos desde 1980, algo que se prevé que aumente durante este siglo. Al absorber más CO2 “el océano ha experimentado una creciente acidificación” y se ha producido “una pérdida de oxígeno”. “El cambio climático está impactando en los océanos más allá del aumento del nivel del mar”, apunta Gladys Martínez, miembro de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). “El océano está colapsando y se nos agota el tiempo”, apunta esta especialista que pide prestar atención también a los efectos de la pérdida de biodiversidad. El informe del IPCC señala, por ejemplo, el alto riesgo que tienen algunas especies y ecosistemas sensibles, como los corales.
El análisis destaca los “peligros relacionados con el clima” a los que están expuestas las poblaciones costeras: los ciclones tropicales, los niveles extremos del mar, las inundaciones o la pérdida de hielo. Y recuerda que en las zonas costeras bajas vive en este momento alrededor del 10% de la población mundial (680 millones de personas). Además, en los pequeños Estados insulares residen otros 65 millones de personas. Y casi otro 10% de la población (670 millones) vive en las regiones de alta montaña, otra de las áreas analizadas en el informe.
Aumento de eventos extremos
Esos cerca de 1.500 millones de personas están en la zona roja de los impactos climáticos relacionados con los océanos y el agua. Unos impactos que llegan, por ejemplo, por la combinación del aumento del nivel del mar y las tormentas o ciclones. El informe alerta de que para 2050 “los eventos extremos del nivel del mar” que hasta ahora se consideraban excepcionales y se producían una vez cada siglo pasarán a convertirse en habituales y se darán “al menos una vez por año” en muchos lugares del planeta. “Especialmente en regiones tropicales”, aunque también en zonas como la mediterránea. El IPCC pronostica, además, una mayor frecuencia de las olas de calor marinas y de los eventos extremos de El Niño y La Niña.
El estudio analiza también las acciones de adaptación (fundamentalmente inversiones) para luchar contra la subida del mar que puede engullir ciudades costeras. Y explica que esas inversiones pueden ser rentables para las áreas urbanas densamente pobladas (Nueva York, por ejemplo, tiene un plan para invertir 10.000 millones en defensas). Pero es muy difícil que las puedan asumir las áreas rurales y más pobres, como los pequeños estados insulares.
El problema no es solo el incremento del nivel del mar. Asociado a los fenómenos meteorológicos está el incremento de la temperatura del agua –que desde 1970 ha crecido sin cesar– y otros problemas derivados del cambio climático. El análisis apunta a que durante el siglo XXI los océanos alcanzarán unas “condiciones sin precedentes” por el aumento de la temperatura, una mayor acidificación y la disminución del oxígeno. Esto tendrá un impacto, por ejemplo, en la pesca, lo que afectará a “los medios de vida y la seguridad alimentaria” de las comunidades que dependen de los recursos marinos para sobrevivir.
“Las poblaciones de peces se moverán hacia los polos para localizar sus temperaturas preferidas; esto afectará particularmente a los países tropicales en términos de pesca, pero en Europa hemos visto a la caballa y el bacalao alejándose ya hacia el norte”, explica por correo electrónico el profesor de Biología de la Universidad de Oxford, Alex Rogers. “Los peces también se hacen más pequeños a medida que aumentan las temperaturas”, añade este especialista sobre las afecciones en el rendimiento de la pesca.
IMPACTOS EN LOS GLACIARES
La pérdida de los glaciares influye también en el aumento del nivel del mar. Pero, además, tiene consecuencias más allá de las costas. Esa pérdida supone, explica el IPCC, una alteración de “la disponibilidad y la calidad del agua dulce”, que tiene implicaciones en la agricultura y la producción de energía hidroeléctrica.
Otro de los fenómenos que se analizan es la desaparición del permafrost (la capa de suelo permanentemente congelado) debido al calentamiento. Los expertos pronostican que seguirá decreciendo, lo que a su vez hace que se liberen los gases de efecto invernadero que guardan este tipo de suelos.
Todos estos cambios lejos de la costa llevarán a un aumento significativo de los incendios forestales durante el siglo XXI en la mayoría de las regiones de tundra y boreales y también en algunas regiones montañosas, advierte el IPCC.