CIUDAD DE MÉXICO.- Los Raiders iniciaron ilusionando al que podría ser su público por último año, venciendo en casa y con firmeza a los Broncos de Denver, por 16-24.

Oakland no tardó en dar el golpe inicial. En su primera posesión anotó, tras una fluida actuación del pasador Derek Carr, quien cedió al receptor de 27 años Tyrell Williams para el 7-0.

Denver se quedó corto en sus intentos, y los locales, pacientemente, volvieron al ataque para conseguir el segundo touchdown de la noche, vía el novato Josh Jacobs, una de las promesas de esta temporada.

Aún con tres tiempos fuera, Denver apuró su serie ofensiva para intentar irse al medio tiempo con puntos en su tablero. Pero un castigo en la penúltima jugada los retrasó 10 yardas, lo cual dejó sin posibilidades de un gol de campo al pateador McManus, quien de igual forma lo intentó desde 64 yardas: la dirección fue correcta, pero en la distancia se quedó apenas corto.

Comenzando el tercer cuarto, el silencio se apoderó del coliseo cuando el esquinero de los Raiders se quedó tendido en el césped tras una jugada que le ocasionó una aparente lesión de nuca o cabeza. Por aproximadamente 15 minutos estuvieron las asistencias en el terreno de juego, hasta que sacaron al jugador, directamente al hospital. Gareon Conley levantó el pulgar de su mano, en señal de que todo estaría bien, ante los aplausos de la afición.

El duelo siguió, con Denver acercándose con dos goles de campo. Pero nuevamente Jacobs opacó el intento de regreso de los dirigidos por Vic Fangio.

La losa terminó siendo muy pesada para Denver, sobre todo después de un regreso de patada de 72 yardas, por parte de Dwayne Harris, quien prácticamente puso a Oakland en zona de gol de campo, abrochando por completo el encuentro que cerró la primera semana de la temporada, a pesar de un TD tardío de Emmanuel Sanders.