El caso de la periodista Hajar Raissouni, de 28 años, encarcelada desde el sábado 31 de agosto bajo la acusación de abortar y practicar sexo fuera del matrimonio, ha suscitado en Marruecos una ola de solidaridad con la reportera. Un colectivo de ciudadanos al que se han sumado varias organizaciones, como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), principal ONG de Marruecos, ha convocado para este lunes una concentración frente al Tribunal de Primera Instancia de Rabat, donde está previsto que comparezca hoy Raissouni.

El caso de la periodista ha suscitado una gran polémica donde se mezclan varios puntos sensibles en la sociedad marroquí. Raissouni trabaja para el diario Ajbar al Yaum, muy crítico con la política estatal. Su director y propietario, Taufic Buachrín, se encuentra preso desde 2018 y condenado a 12 años de cárcel por varios delitos de índole sexual, como violación e intento de violación. Buachrín mantenía excelentes relaciones con el islamista Abdelilá Benkirán, quien fue jefe del Gobierno entre 2012 y 2017 hasta que fue destituido. Su defensa negó los crímenes imputados y alegó que el encarcelamiento obedecía a fines políticos.

Ahora, el columnista estrella del diario Ajbar al Yaum es Suleimán Raissouni, tío de la periodista encarcelada. Y otro tío de ella es Hamed Raissouni, presidente de la Unión Mundial de Ulemas y fue presidente del Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), órgano ideológico del islamista Partido Justicia y Desarrollo, que encabeza la coalición de Gobierno. El diario Ajbar al Yaum niega en sus artículos que la periodista fuese a abortar y asegura que la detención de la reportera obedece a un ensañamiento contra el diario. Otros medios cercanos al poder resaltan la supuesta doble moral de la detenida.

El colectivo que convoca la protesta reclama la liberación inmediata de Hajar Raissouni, su prometido, los médicos y el personal sanitario implicado. Finalmente, se concentraron ante la sede del Tribunal apenas medio centenar de activistas. Betty Lachgar, portavoz del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (Mali) indicó: “Puede que no seamos muchos aquí, pero hay una gran movilización en las redes”. Lachgar indicó que Hajar Raissouni ha sufrido una “doble humillación”. “Una por ser detenida y otra porque su caso se ha hecho público”. “Lo que me parece dramático de este caso”, señaló la activista, es que Raissouni ha sido obligada a someterse a un examen ginecológico. Eso no es solo violencia física sobre la mujer, sino una especie de violación. Se puede decir que el Estado marroquí viola a las mujeres”.

Varios medios marroquíes han difundido los resultados de las exploraciones médicas que tuvo que afrontar Raissouni en un hospital público tras ser detenida. El objetivo de esas auscultaciones es que las autoridades puedan determinar si había abortado. Suleimán Raissouni, periodista y tío de la detenida, califica de “tortura” el tratamiento que recibió su sobrina.

La ola de solidaridad ha calado sobre todo en las redes sociales. Pero incluso en medios cercanos al poder como Le360 también se alzan voces críticas contra su detención. El columnista Karim Boukhari escribió este fin de semana en Le360 un artículo titulado “Ante todo, liberen a Hajar”. “El sábado pasado”, señalaba la columna “una joven de 28 años acudió a una clínica obstetricia en compañía de su pareja. Salió algunos minutos más tarde (¿Ha abortado o simplemente se trataba de una hemorragia y dolores en el bajo vientre? La justicia decidirá) y en lugar de volver a su casa, se encuentra esposada y conducida a un hospital en donde sufre, a pesar de ella, la intervención de especialista tras especialista, las piernas abiertas y la mente ida, delante de un vaivén de policías, médicos y mirones”.

“Y ella termina ese día traumatizada en la cárcel dónde se pudre esperando ser juzgada”, escribió Boukhari. “Cuenten esta historia a cualquier ciudadano del mundo y dirán: ‘¿Pero ustedes están locos? ¿Vuestro país está loco?’ No os preguntará cómo se llama ella, si es islamista o laica, periodista o ama de casa o sobrina de alguien. Ni siquiera os preguntarán si la policía le ha tendido una trampa. Todo ese lío es secundario. (…) La historia de Hajar es sobre todo la de una mujer encarcelada porque ama a un hombre. Todo lo demás es secundario. (…) Su crimen es haber amado y haber dispuesto libremente de su cuerpo. A ella le asiste la razón para hacerlo, incluso si el Código Penal dice lo contrario”.

El Código Penal prevé hasta dos años de cárcel por abortar de forma ilegal y un año para quienes tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio. En Marruecos está autorizado el aborto cuando peligra la vida de la madre y en caso de malformación del feto, violación o incesto.