Olga involucra a AMLO
Morena acata instrucción
Porfirio: mentada legislativa
Poco cuidadosa en general en el tratamiento de temas delicados, constante difusora de asuntos que deberían mantenerse en sigilo, la titular de la Secretaría de Gobernación inmiscuyó ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador en la lucha superlibre que se ha desarrollado en la arena conocida como San Lázaro y abolló las pretensiones de Porfirio Muñoz Ledo y la bancada morenista de diputados federales de asumirse como entes políticos con autonomía, supuestamente ajenos a líneas políticas provenientes del imperioso Palacio Nacional.
Las palabras de Olga Sánchez Cordero fueron grabadas el martes, se entiende que de manera subrepticia por un diputado morenista, y luego difundidas a modo de filtración: “Nos está impactando mucho negativamente lo que ustedes están tratando de hacer de cambiar la ley de un momento a otro, no puede ser así (…) el señor Presidente, acabo de hablar con él, me dijo: ‘Nos está perjudicando mucho lo que está sucediendo en la Cámara de Diputados’”. Horas atrás, en su temprana conferencia de prensa, el propio presidente López Obrador había dicho: No se debe de modificar la ley en función de intereses personales o de grupos. No se puede retorcer la ley, hacer la ley a la medida, independientemente de dónde suceda (…) Yo celebro que esto se haya resuelto bien. Yo no podía meterme, pero era una vergüenza, yo espero que se actúe igual en todos los casos, además que se dé el buen ejemplo. No somos iguales, es que eso es lo que quisieran los conservadores.
La poderosa voz del titular del presidencialismo mexicano y la intervención directa de la secretaria de Gobernación llevaron a un cambio de postura verdaderamente chirriante a Morena (y a Muñoz Ledo, siempre atento al momento de la oportunidad, al grado de conseguir en horas que quienes le denostaban terminaran elogiándole, todo en un carrusel de veleidades políticas). Si acaso, lograron vetar las primeras cartas panistas para presidir la mesa directiva de la Cámara de Diputados, en una recurrencia casi adolescente a un hipotético Manual de Carreño de la Política: aceptarían que un panista presidiera esa mesa, pero siempre y cuando no hubiera insultado antes a Muñoz Ledo y al propio López Obrador.
Una primera lectura muestra con lastimaduras a Mario Delgado, el ebrardista que coordina a los diputados de Morena (y aliados) y quedó exhibido en la condición de dependiente político extremo de la voluntad de Palacio Nacional, punto que se daba por sabido, pero no se había comprobado de manera tajante como sucedió ayer. Delgado, así, queda tocado en la carrera en busca de la presidencia de Morena que desea (¿deseaba?) disputar a la favorita de Palacio, Bertha Luján. Damnificada también queda en este lance la antes mencionada secretaria de Gobernación, a quien siguen empujando para que regrese a su silla senatorial y deje Bucareli.
Lo sucedido en estas horas vertiginosas afecta al citado Muñoz Ledo, quien apenas este lunes reciente anunciaba, henchido de poder, que se le volvería a elegir: espero seguirlos viendo en septiembre, tengo proyectos para septiembre importantes, nada menos que la reforma del Estado, la Cuarta Transformación se expresa hoy en la profunda reforma del Estado y es lo que les ofrezco si tienen a bien acompañarme en mi próximo periodo como presidente de la mesa directiva. Y ayer mismo se le escapó, ante un micrófono abierto, una frase que podría enmarcar los desbarajustes políticos y legislativos recientes: chinguen a su madre, qué manera de legislar.
Por su parte, el Partido Acción Nacional recuperó el derecho a presidir la cámara durante este segundo año de la legislatura federal, aunque Morena le vetó varias propuestas para presidente y vicepresidente de la mesa directiva. También se decidió impulsar una reforma legal que aplicaría en la siguiente legislatura. Qué manera de legislar, diría el siempre chispeante Porfirio Muñoz Ledo. ¡Hasta mañana!
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